
Las autoridades israelíes interceptaron este domingo la embarcación Madleen, perteneciente a la Coalición de la Flotilla de la Libertad (CFL), cuando se dirigía hacia la Franja de Gaza con ayuda humanitaria, en medio del bloqueo que mantiene Israel sobre el enclave palestino y que ha derivado en una profunda crisis alimentaria.
A bordo del barco viajaban la activista sueca Greta Thunberg, el brasileño Thiago Ávila y otros diez tripulantes, quienes buscaban entregar suministros y visibilizar la situación humanitaria en la región.
Tras la intervención, Ávila difundió un video en sus redes sociales alertando sobre lo ocurrido: “Si están viendo este video, significa que fui arrestado o secuestrado por Israel o alguna otra fuerza cómplice en el Mediterráneo durante nuestro viaje a Gaza para romper el bloqueo”, expresó, al tiempo que pidió al Gobierno de Brasil tomar acciones.

Horas antes, el activista había publicado otro video —que posteriormente fue eliminado— en el que denunciaba que la embarcación estaba siendo atacada. En las imágenes, se escuchaban alarmas y se observaba una aparente situación de emergencia. “Estamos bajo ataque. Por favor, den la alarma”, declaró. Según reportes del grupo organizador, durante la operación israelí se registró interferencia en las comunicaciones por radio y el lanzamiento de un líquido blanco desde drones.
“Estamos en aguas internacionales y nos dirigimos hacia aguas palestinas. Ninguna de ellas está bajo control israelí”, había advertido Ávila, quien calificó una posible intervención como un “crimen de guerra”.
Por su parte, Greta Thunberg acusó a las autoridades israelíes de haberla “secuestrado en aguas internacionales” y pidió al Gobierno de Suecia que interceda por su liberación.
La embarcación, que navegaba bajo bandera británica, fue interceptada y trasladada a la costa israelí. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel confirmó la operación y, en un comunicado, se refirió a la Madleen como el “yate selfi de las celebridades”. Según Tel Aviv, los pasajeros “serán devueltos a sus países de origen”, y la intervención se justificó por la “proximidad a una zona restringida”.
La acción ha generado una nueva oleada de críticas internacionales y reabre el debate sobre el bloqueo a Gaza, que organismos humanitarios consideran una violación al derecho internacional.