La apatía social un campo abonado para el autoritarismo y la arbitrariedad

Hoy la disparatada idea de que Soacha sea la capital del primer departamento del país, no deja de ser solo un desvarío y delirio de grandeza de los tantos que se viene produciendo periódicamente en el gobierno actual.

Por Ángel Humberto Tarquino

Quienes mayor interés pudieran tener en que el municipio de Soacha alcance un nuevo estatus político territorial y administrativo que impacte su situación de crisis serían sus habitantes, pero lamentablemente son en realidad pocos los ciudadanos que no solo no conocen en detalle acerca de esas diferentes posibilidades para alcanzar una u otra condición, sino que también son pocos los que se interesan por la suerte del municipio en este sentido, y en prácticamente todos los demás.

Lo anterior significa que los niveles de participación social de las comunidades son en extremo limitados, bien por las prácticas tradicionales excluyentes mediante las que han gobernado a los ciudadanos haciendo más fácil la tarea de mediocres gobernantes y líderes políticos de cuestionada reputación para manipularlos a su antojo y capricho, o los apenas incipientes   procesos del liderazgo y participación social en la decisión del rumbo del municipio.

Más allá de participar de manera reducida cada cuatro años en  elecciones presidenciales y legislativas, o en las elecciones territoriales  gobernaciones, asambleas, concejos y JAL, con un alto y preocupante nivel de abstención sumado, a  la amplia diversidad de prebendas  que “estimulan la participación social clientelista” en detrimento de una participación más responsable, activa, crítica y propositiva, la participación mayoritaria de la sociedad brilla por su ausencia y que se agrava por  las limitaciones  de educación y formación política de los pocos ciudadanos  que en  esos escenarios asisten pero poco o nada participan.

En todo caso, ese es el contexto de fondo en el que se han venido ambientando esperanzadoras ideas:  que Soacha sea capital del departamento, que Soacha sea constituida en Distrito Especial de Paz, o que en el peor de los casos, que la clase política tradicional decida de manera unilateral y antidemocrática como ha solido ocurrir, formar parte por ejemplo de la propuesta de Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, inspirada desde las más elevadas instancias del interés del poder económico y político departamental y nacional, sin  que hasta la fecha les haya importado poco o nada la verdadera suerte de la ciudad.

Hoy la disparatada idea de que Soacha sea la capital del primer departamento del país, no deja de ser solo un desvarío y delirio de grandeza de los tantos que se viene produciendo periódicamente en el gobierno actual, inspirados en los insensatos deseos de pasar a la posteridad en una placa o en un busto en el parque principal.

Liliana Rodríguez

Durante la entrevista que la congresista Liliana Rodríguez le concedió a un medio nacional deja entrever un total desconocimiento de los procesos históricos que implican ser acreedores a tan importante reconocimiento: Soacha capital del departamento de Cundinamarca.

Peor aún es el desconocimiento de la congresista las implicaciones económicas, políticas y sociales que tendría para el departamento y Bogotá  favorecer las aspiraciones de la ciudad con una  de las mayores y más profunda crisis estructurales del país cuyo pésimo sistema de infraestructura vial la mantiene colapsada, mientras la precaria infraestructura educativa para la educación media y superior no le permitiría formar a su juventud y mucho menos atender a la población con  un sistema de salud local francamente vergonzoso mientras  el galopante desempleo, producto de la carencia de formación técnica y de oportunidades laborales  han derivado en un rápido aumento de pobreza la miseria y con la consecuente  inseguridad general

No faltarán los que con un desmesurado espíritu identitario y de pertenencia al territorio, saldrán a defender proyectos que difícilmente podrán mitigar siquiera la gravedad de la crisis que viene profundizándose con el paso del tiempo, y sobre todo con el paso de cada gobierno.

ahtarquinog@gmail.com

*Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.