Las antenas de telecomunicaciones en Soacha, viviendo con el enemigo

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En el municipio de Soacha existen gran cantidad de antenas de comunicaciones que en su mayoría no tienen vigilancia, control y seguimiento por parte de las autoridades municipales.

Estas antenas se han desplegado de manera incontrolada por toda la ciudad de Soacha, afectando a barrios completos y colegios, pues es de conocimiento público que estas antenas pueden producir efectos nocivos sobre la salud de las personas que viven cerca.

Las autoridades encargadas por la ley para autorizar su funcionamiento dentro de la ciudad ni siquiera conocen o aplican las normas urbanísticas y ambientales a estos infractores.

Uno de los sectores más críticos es indudablemente el barrio San Mateo, lugar donde funcionan alrededor de cinco antenas, desperdigadas por todo el sector residencial, sin que a la fecha los habitantes se les haya comunicado o advertido del peligro en que posiblemente se encuentran.

Los moradores de los edificios cercanos tienen que convivir con esta antena, que rivaliza con la altura de su vecina, la torre de la iglesia de San Mateo.
Los moradores de los edificios cercanos tienen que convivir con esta antena, que rivaliza con la altura de su vecina, la torre de la iglesia de San Mateo.

A las puertas de la iglesia

A escaso metros de la iglesia del Barrio San Mateo y del mismo hospital Luis Carlos Galán, se encuentra una antena de telecomunicaciones. Este poderoso artefacto, sobresale sobre los techos de las viviendas de interés social, mientras sus vecinos temerosos claman por una auditoría que descarte si efectivamente no representan ningún peligro para los residentes del sector.

El lugar permanece aparentemente solitario, como en todos los sitios donde se encuentran estos artefactos, una pared y una puerta metálica aísla completamente de curiosos los misterios que se encuentran en su interior.

Para la instalación de esta antena de telecomunicaciones en el conjunto Mirador de San Ignacio, se debió contar con el permiso de la Asamblea de copropietarios.
Para la instalación de esta antena de telecomunicaciones en el conjunto Mirador de San Ignacio, se debió contar con el permiso de la Asamblea de copropietarios.

De las inundaciones a la radiación

Uno de los sitios de Soacha más conocidos a nivel nacional es el conjunto Mirador de San Ignacio en el barrio San Mateo, la razón, en el pasado fue protagonista seguido de noticias a causa de las constantes inundaciones que tuvieron que padecer por causa del invierno.

Posiblemente cuando la Asamblea de copropietarios dio la autorización de instalar en el conjunto una gigantesca antena de telecomunicaciones, no previeron o no se enteraron de las innumerables quejas que estos aparatos despiertan en los lugares donde han sido instalados.

En la esquina del conjunto, y sobresaliendo por sobre los techos de los edificios, se puede observar la antena metálica, sus vecinos recelosos temen las consecuencias que pueden sufrir por la cercanía de este aparato de comunicaciones. Igualmente, aseguran que sus apartamentos, que con todo esfuerzo lograron comprar, nadie los quiere comprar por la presencia de esta antena de telefonía móvil.

La autorización para instalar esta antena de telecomunicaciones en un colegio público, se le une a la serie de escándalos protagonizados por la Secretaría de Educación.
La autorización para instalar esta antena de telecomunicaciones en un colegio público, se le une a la serie de escándalos protagonizados por la Secretaría de Educación.

Otro escándalo de la Secretaría de Educación de Soacha

Que el vecino por ganarse unos pesos acepte que le instalen en su predio una antena de estas características, y que además haga caso omiso de las protestas de sus vecinos es entendible, pero que la misma Secretaría de Educación de Soacha, permita que esta antena se instale y funcione en medio de un colegio público no tiene ninguna presentación.

Este es el caso del colegio Francisco de Paula Santander Sede San Mateo, en donde en sus instalaciones, permanece instalada una gigantesca antena de telecomunicaciones, sin que las autoridades den una explicación por que permiten que funcione allí.

El hecho no solo preocupa a los padres de familia, que miran con horror como sus pequeños hijos, en muchos casos por necesidad, deben permanecer varios horas en un lugar donde funciona una antena repetidora de las que desde hace mucho tiempo se conocen denuncias de las serias implicaciones para la salud que ocasionan.

El sector donde se hiergue esta gigantesca antena está constituido por casitas de estrato 1, casas de interés social construidas prácticamente desde el inicio del mismo barrio San Mateo, con recelo sus moradores soportan estoicamente la presencia de esta estructura de la que sospechan sus ondas pueden producir algún tipo de enfermedad.

“No tiene ninguna explicación como les permiten instalar estas antenas en un sector residencial y que además sea en un colegio público”, señaló José del Carmen Bustos, residente del lugar.

El Porvenir no tiene derechos

Pero si en San Mateo llueve, en otros lugares de Soacha no escampa, este es el caso de la antena construida en el barrio El Porvenir, donde inexplicablemente y a pesar de la férrea oposición de sus moradores, las autoridades de la Alcaldía municipal permitieron levantar la gigantesca antena.

Gloria, damnificada de esta antena, asegura que la gran mayoría de vecinos, incluidos los niños, presentan dolencias físicas producidas por la cercanía de este artefacto.

Igualmente, los vecinos aseguran que en innumerables veces han radicado peticiones, pero que ninguna autoridad municipal, se ha percatado de las quejas o se ha dignado contestar y que igualmente, el propietario del predio no solo los mira con sorna, sino que hace alarde del poder de los dueños de la antena.

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A la estigmatización que por mucho tiempo sufrió el barrio El Porvenir, se le une ahora el silencio de las autoridades a las quejas por las instalaciones de ésta antena de telecomunicaciones.

Opinión de los operarios

A opinión de los técnicos, la telefonía celular requiere de muchas antenas y entre más existan, menor es la radiación electromagnética que producen, pues menores potencias requieren. Quitarlas es suspender la telefonía celular. La cantidad de estaciones de telecomunicaciones que existen en la ciudad es producto de la competencia entre los diferentes operadores que no se han puesto de acuerdo para colocar sus antenas en un solo mástil o torre, entonces cada empresa coloca sus antenas aparte, creando un caos que al final afecta la estética de la ciudad.

Para Tomás Castro, técnico de una de estas empresas, las torres metálicas que utilizan son bien feas y las colocan así porque les resulta más barato en lugar de un mástil. En cuando a la radiación de la telefonía celular es la misma que la que produce un horno micro ondas pero con menor intensidad, además la mayoría de estas antenas de telecomunicaciones tienen los permisos requeridos.

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Las estaciones de telecomunicaciones, permanecen cerradas y alambradas con concertinas.

La ciencia y la imaginería popular

En los medios de comunicación desde hace mucho tiempo se vienen publicando las discusiones y descubrimientos realizados, especialmente en la academia, sobre los riesgos de electro polución al tener en las proximidades antenas de telefonía móvil. Por otra parte, las autoridades ambientales se han limitado a indicar que estas radiaciones no superan los límites legales establecidos. La duda persiste de si estas radiaciones son, o no, la causa de los problemas de salud que se les achacan.

La vida moderna obliga a todo el mundo a desarrollar actividades cotidianas rodeadas de electrodomésticos y de aparatos eléctricos, permaneciendo gran parte del día bajo la influencia de los innumerables campos de radiación que estos aparatos producen. La gama de campos electromagnéticos, van desde los de alta frecuencia como antenas de radio y televisión, radar, microondas, telefonía celular, hasta los de muy baja frecuencia como las líneas de alta tensión, pantallas de computadores, redes eléctricas, etc.

Ocurre pues que todos estamos rodeados permanentemente de campos magnéticos. Durante los últimos treinta años la densidad electromagnética del ambiente se ha multiplicado generando un nuevo tipo de polución, intangible e inmaterial, denominada “contaminación electromagnética”. La acumulación de estas emisiones genera un fenómeno que se ha dado en llamar “electrosmog”.

Algunos investigadores afirman que por arriba de un determinado umbral y por efecto acumulativo, las radiaciones pueden desencadenar enfermedades auto inmunes como alergias, fatiga crónica, anemias, trastornos del sistema nervioso y hasta distintos tipos de cáncer. Los riegos hacia la salud que se supone afectado por la electropolución se concentran en cáncer de cerebro, leucemia infantil, cáncer de mama, cáncer de testículos y patologías neurológicas.

Situaciones como estas hacen que haya personas a las que no les importa este riesgo, porque ni lo comprenden ni lo conocen, y otros que se muestran extremadamente interesados por el tema y que, por lo general aumentan y magnifican los riesgos reales.

Colofón

Desde el caos y el polvo de la autopista del Sur, se observan estas estructuras que como molinos de viento modernos se elevan al cielo sobre los desvencijados e irregulares techos de las viviendas de una ciudad que como Soacha, fue construida a pedazos y al vaivén de las decisiones de las autoridades de turno que nunca tuvieron en cuenta las normas de urbanismo que rigen en Colombia.

GALERIA:

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Los habitantes de Soacha paulatinamente se vienen acostumbrando a ver en el panorama de por sí contaminado, un nuevo elemento, las antenas de telecomunicaciones.

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