Grafiteros destruyen en Soacha pintura rupestre de más de 8.000 mil años de antigüedad

En un acto criminal un grupo de grafiteros destruyeron una importante pictografía de más de 8.000 mil años de antigüedad en el municipio de Soacha.

Fotografía: Arnold Ramírez

La pictografía que había sobrevivido del accionar de los vándalos, apareció misteriosamente intervenida por un grupo de grafiteros este fin de semana.

La pictografía conocida como “Piedra No. 18 o Bochica”, que hacía parte del patrimonio cultural de los colombianos estaba ubicada en la zona arqueológica del barrio San Mateo en la Comuna Cinco de Soacha.

La piedra afectada se encuentra a pocos metros de las viviendas de la urbanización Santa Rita.

La pintura rupestre fue atacada con pintura sintética que destruyó completamente el mural. Hasta el momento ninguna autoridad se ha acercado al lugar para establecer la magnitud de los daños, y si otros murales han sido afectados.

El mural de arte rupestre era uno de los más hermosos del país.

La obra de arte que había sobrevivido al paso del tiempo, al accionar de los vándalos, canteros y guaqueros, era uno de los pocos murales que se encontraba en perfecto estado y  aunque la roca que lo contenía presentaba en un costado un graffiti, la pictografía era una de las mejor conservadas del municipio de Soacha y aun presentaba su hermosura, brillantez y color.

La roca era conocida como Piedra No. 18 o Bochica, porque aunque se desconocía su significado, algunos moradores aseguraban haber identificado la figura de un hombre montado sobre una llama o caballo, por lo que la llamaron “Bochica”, con relación al mito de Bochica llegando a la Sabana de Bogotá montado sobre una llama.

La imagen fue utilizada en el pasado por varios grupos juveniles como logotipo e inclusive circularon camisetas y folletos con la imagen pintada. Hace alrededor de 20 años la zona arqueológica de San Mateo fue utilizada como aula máxima por colegios del municipio donde estudiantes de grados noveno, décimo y once, tanto de colegios públicos como privados, tuvieron su primer acercamiento con el arte rupestre de Cundinamarca.

Algunos moradores aseguraban haber identificado la figura de un hombre montado sobre una llama o caballo, por lo que la llamaron “Bochica”, con relación al mito de Bochica llegando a la Sabana de Bogotá montado sobre una llama.

Enigma

No existe certeza sobre quiénes fueron los autores de estas obras, pero las hipótesis apuntan a señalarlas como elaboraciones de grupos humanos nómadas (cazadores recolectores) que no conocían la agricultura, en una época aún no precisada pero que bien puede estar entre los 6.000 y 12.000 años a.p. (antes del presente). Así como se desconoce completamente quienes las hicieron, el significado de las pinturas es todo un enigma, de igual manera el motivo porque fueron hechas y se descarta que tengan alguna relación con la civilización muisca que habitó en esa zona.

La zona arqueológica ha permanecido completamente abandonada, y sin ningún tipo de protección, a pesar de ser consientes las autoridades municipales y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) de que allí se encuentra uno de los conjuntos pictóricos más importantes del país, por la gran cantidad de dibujos distribuidos en varios murales pintados sobre varias piedras que aún se encuentran diseminadas por la falda de la montaña.

Piedra No. 18 o Bochica con el mural en su costado.

Hace más de veinte años se levantó un detallado inventario del número de rocas que existía en el lugar, cada uno de los murales fue codificado y en un lugar específico y sin alterar las pictografías le fue colocado un número, llegando a la suma de 25 rocas con pinturas rupestres. El inventario con planos, fotografías y calcos fue botado a la basura por los responsables del Centro Cultural de pasadas administraciones y no quedó evidencia para establecer cuales rocas con pictografías han sido destruidas hasta la fecha por los canteros de la zona.

El área de San Mateo es la zona arqueológica más cercana que tiene la ciudad de Bogotá, ya que se encuentra a pocas cuadras de la Capital, sin embargo, a pesar de su importancia arqueológica no ha sido nunca utilizada como referente cultural o turístico, las Administraciones municipales se han preocuparon más por otro tipo de actividades culturales como la recreación y el manejo del tiempo libre por lo que la zona ha permanecido abandonada y desprotegida, lo que ha permitido daños irreparables a los murales por causa del vandalismo indiscriminado.

VER TAMBIÉN: https://soachailustrada.com/2013/02/369/

Mayo 6 de 2019