En la década de 1970, los médicos en Bogotá, fueron pioneros en un nuevo método de «atención madre canguro» por necesidad.
Al carecer de instalaciones hospitalarias adecuadas y preocupados por el riesgo de infección, comenzaron a enviar bebés prematuros a casa y a recetar un régimen estricto de leche materna y mucho contacto piel a piel con uno de los padres.
Las tasas de supervivencia se dispararon y, en una década, los hospitales comenzaron a incorporar el enfoque. Ahora la mayoría de los hospitales del mundo están involucrando a los padres en las conversaciones médicas y en la toma de decisiones.
El cambio también significa ayudar a los padres con la lactancia materna, así como suficiente tiempo para que el bebé, incluso con todos sus tubos y cables, descanse contra el pecho desnudo del cuidador.
El programa madre canguro demostró que el contacto humano puede ser una medicina poderosa.