Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la Ciudad de México hallaron restos de un importante templo azteca dedicado a Ehécatl, el dios del viento en la Gran Tenochtitlan y una cancha ceremonial de pelota, dijeron el miércoles arqueólogos.
“Ahora por estos hallazgos vamos precisando ubicaciones, orientaciones, dimensiones de cada una de las estructuras que están relatadas en las crónicas”, dijo Diego Prieto, director del INAH.
A decir de la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda el gobierno de la República refrenda su compromiso en favor de la protección de todo el patrimonio arqueológico de México. “También se descubrió una plataforma de nueve metros de ancho, delimitada por el cabezal poniente de la cancha del juego de pelota”.
Los arqueólogos además detallaron una espectacular ofrenda de vértebras humanas de sexo masculino descubiertas en una pila justo al lado de la cancha. Estaba conformada por varios grupos de cervicales humanas que aún guardaban su posición anatómica, y correspondían a 30 individuos cuyas edades oscilaban desde infantiles hasta juveniles.
“Es una ofrenda asociada al juego de pelota, la parte externa, al pie de una escalinata, y se trata de 30 conjuntos de cervicales, de cuellos, que fueron seguramente sacrificados o decapitados”, dijo el arqueólogo Raúl Barrera.
El reconocido arqueólogo de la cultura azteca Eduardo Matos dijo que la parte superior del templo probablemente fue construida para parecerse a una serpiente enrollada, con los sacerdotes entrando a través de una puerta hecha para parecer una nariz de serpiente.
De acuerdo con Matos, conforme a la evidencia de tres etapas constructivas detectadas hasta ahora por el Programa de Arqueología Urbana (PAU), ambos edificios estuvieron en uso por lo menos desde el año 1481, durante el gobierno de Tízoc, y en los subsecuentes mandatos de Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, hasta el año 1519, coincidiendo con la llegada de los españoles.
Frente al adoratorio de Tláloc, deidad fecunda que residía en el Templo Mayor, estaba el Templo de Ehécatl, divinidad que con sus vientos benignos barría los cielos y atraía la lluvia, informó Barrera, del INAH, quien en 2010 halló estos vestigios de más de 500 años de antigüedad.
“Las fuentes históricas refieren que Hernán Cortés conoció el Recinto Sagrado de Tenochtitlan en compañía de Moctezuma, quien le dio un recorrido por sus principales edificios, e incluso se dice que tuvo la oportunidad de observar el desarrollo de un juego de pelota, cuyos restos ha ido verificando el PAU en distintos salvamentos arqueológicos”, añadió Barrera.
La sección del Templo de Ehécatl que se observa al fondo sólo corresponde a una cuarta parte de su totalidad. Los frailes Durán y Torquemada mencionan en sus crónicas el templo dedicado al dios del viento, como un edificio circular con acceso al oriente y techo cónico de paja y cuando los sacerdotes entraban en él emulaban internarse en las fauces de una serpiente porque su acceso y el templo en sí, eran la representación de este animal.
Desde hace 25 años, en el corazón de la Ciudad de México, el PAU rescata y protege lo que permanece de la fama y la gloria de la antigua México-Tenochtitlan, una ciudad que perduró dos siglos, entre 1325 y 1521. En los últimos años, este proyecto del Museo del Templo Mayor ha visto incrementar la cantidad de hallazgos.
Fuente: Cubadebate.cu