Cedro, roble, sauco y chicalá son algunas de las especies nativas de gran riqueza ancestral que pasan desapercibidas en este parque arqueológico ubicado en Facatativá (Cundinamarca).
Las Piedras del Tunjo, comúnmente conocido como “las piedras de Tunja”, se ha hecho conocido por ser un espacio de recreación y arte rupestre que se manifiesta en las formaciones rocosas. Sin embargo también cuenta con una gran riqueza forestal que ha pasado inadvertida tanto para los investigadores como para los visitantes.
Motivado por el desconocimiento forestal del parque, William Díaz, magíster en Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), analizó todos los árboles que tuvieran un diámetro mayor a 10 centímetros y les calculó el área proyectada por la copa, con el fin de conocer la cantidad y la cobertura de cada especie en el parque.
En el conteo halló 2.592 individuos vegetales, 1.368 de los cuales son árboles y 1.206 arbustos, pertenecientes a 34 familias botánicas y 53 especies.
De estas, más del 70 % son especies exóticas, es decir que los arbustos o los árboles fueron traídos de otros países, como el eucalipto, las acacias, el jazmín, el ciprés, el pino y la araucaria.
Así mismo encontró que las principales especies nativas son el chicalá, con una representatividad del 17,36 %, el corono con 13,97 %, el sauco con 9,81 %, el alcaparro con 7,78 % y drago con el 6,67 %.
Cabe resaltar que este sería el primer conteo forestal que se realiza en el parque arqueológico, pues los estudios y las investigaciones siempre se habían centrado en los pictogramas que datan de antes de los pueblos muiscas, y se había dejado de lado el arbolado que también compone el campo.
El ingeniero Díaz señala que “con este conteo se pretende resaltar las especies nativas que tienen un gran valor ancestral, pero que hasta ahora pasan desapercibidas por el desconocimiento de la riqueza forestal que posee el parque”.
Riqueza para aprovechar
Aunque la misión del parque Las Piedras del Tunjo es conservar el arte rupestre, por haberse convertido en escenario de recreación y preservación del ecosistema, su paisaje debe responder y actuar como eje articulador de la multifuncionalidad de este escenario, para posibilitar su conservación y preservación.
Para esto es necesario implementar un sistema de información geográfico que contenga un inventario forestal más detallado y que permita hacer una mejor planeación, pues algunas especies deben ser taladas, trasladadas o podadas para evitar riegos para los visitantes, los pictogramas y los mismos árboles. Por otro lado, es importante señalizar las especies vegetales para que los visitantes sepan de su valor cultural, precisa el ingeniero William Díaz.
Esta investigación abre las puertas para que el parque arqueológico fortalezca su valor, mejore su preservación y les ofrezca a los ciudadanos una alternativa de recreación con una puesta de enriquecimiento cultural.
Fotos: William Díaz
Fuente: Agencia de Noticias UN
Octubre 23 de 2017