“En ninguna civilización la vida ciudadana se ha desarrollado con independencia del comercio y la industria”. H Pirenne.
Por Ángel Humberto Tarquino, especial para Soacha Ilustrada.
El pasado sábado 02 de abril se realizó en el teatro SUA el Foro Municipal ¿Suacha ciudad de derechos o ciudad de mercado? sobre el impacto que ha tenido en el bienestar general de los habitantes el crecimiento y expansión urbana local, evento organizado por la Red Juvenil de Suacha, convergencia oportuna y necesaria de diferentes organizaciones sociales de jóvenes, no propiamente raizales, que sin hacer alarde de su origen o permanencia en el municipio, pero sí de su desinteresada preocupación, han asumido como propia la responsabilidad de realizar un valioso trabajo de diagnóstico sin antecedentes, del grave estado de deterioro del territorio rural y urbano como nunca lo hicieron las pasadas generaciones raizales ni mucho menos sus gobernantes, que tradicionalmente han usufructuado el poder local.
Siguiendo la lógica del proceso de producción capitalista, Suacha ha experimentado un acelerado y caótico crecimiento y explotación intensiva de su áreas rural y urbana durante los últimos años en función de la reproducción y acumulación capitalista, derivada de la renta y la venta de las mejores tierras locales de la zona suroccidental y noroccidental que en el reciente pasado tuvieron vocación agrícola y ganadera, para enfocarlas a nuevos usos, sobre todo el urbano, y las que no, es decir las tierras altas de la zona suroriental, de vocación agrícola, enfocadas a la producción minera, que agravaron el deterioro ambiental del territorio que se inició en la década de los 60 por la carencia y ausencia de procedimientos técnicos, la falta de regulación gubernamental y el reconocimiento de títulos y licencias en forma desaforada para la explotación minera como ocurrió en las veredas Panamá y Fusungá.
Esta situación dio lugar a que en su acción de devastación y depredación del territorio, los propietarios de títulos y licencias, explotaran de manera intensiva los interminables depósitos de materiales pétreos con la mano de obra del sector, anticipándose a la tercerización laboral por las condiciones anti técnicas en que laboraban sus trabajadores, las largas jornadas de trabajo, las duras condiciones del mismo, los bajos salarios, la inestabilidad laboral y la falta de seguridad social, abrieron el camino para que allí se desarrollaran industrias que aprovechando las materias primas como la arcilla para la producción de ladrillo y bloque, arena y piedra y hasta las aguas del río Suacha, en perjuicio de los habitantes de estos sectores y del municipio en general por la forma como avanzan en el presente en las veredas San Jorge, Hungría con el proyecto minero “El Caracolí” que amenaza seriamente con la eliminación de los ecosistemas del subpáramo y del páramo ante la actitud complaciente de todos los niveles de las autoridades ambientales, mineras y de planeación y ordenamiento del territorio.
Pero no solamente fueron los propietarios de tierras y los poseedores de los títulos mineros y las licencia de explotación los usufructuarios de las bondades de este territorio, mucho más diverso y rico que la misma y polémica reserva Van der Hammen, también se lucraron con exorbitantes utilidades los propietarios del capital financiero a través de las corporaciones de ahorro que concedieron a los cientos de miles de compradores de vivienda, largos y onerosos créditos hipotecarios que terminaron por arruinar y dejar a muchos de sus propietarios sin nada y en la calle en los proyectos de vivienda que dichas corporaciones desarrollaron en la comuna 5, en Portalegre, en Colmena II, San Carlos, o como el caso de Parques del Sol, que además de haber entregado sus cesantías vacaciones, primas y ahorros sus casas colapsaron por la pésima construcción y estudios de suelos para versen luego enfrentados a interminables pleitos con las entidades financieras que les otorgaron dichos créditos mientras quienes desde la administración municipal autorizaron esas construcciones disfrutan hoy en día de los sobornos y coimas recibidas a cambio de autorizaciones y licencias otorgadas a las compañías constructoras.
En síntesis el desarrollo y la expansión urbana del municipio antes que beneficiar a la población raizal y a quienes llegaron persiguiendo mejores oportunidades, bien pronto se vieron enfrentados a una realidad bien diferente, porque la creciente pobreza y falta de oportunidades incrementaron la informalidad y establecieron como norma la exclusión social mientras el comportamiento de la clase política y de la burocracia municipal tenían como denominador común la corrupción y el enriquecimiento ilícito profundizando con mayor fuerza los niveles de pobreza y desigualdad de la mayoría de sus habitantes.
Antes que favorecer y garantizar derechos, antes que promover una ciudad incluyente, antes que promover una ciudad más humana y con justicia social, esa expansión y desaforado crecimiento del municipio de Suacha, dieron pábulo a su sistemática violación e incumplimiento por parte de la clase política que ejerció el poder político como quienes ostentaron el poder económico para utilizarlo sin contemplación y sin vergüenza en provecho y beneficio propio.
angelhumbertotarquino@yahoo.es
Abril 6 de 2016