Primera Parte: “Duque y el Trumpismo” (Atisbos 281)

Por Humberto Vélez R.**

Cuando, por no haber  tenido nunca bajo su mando directo a más  de cinco personas, muchos esperaban que el presidente Duque apenas sentándose en el solio de Bolívar se exasperara como un novato en medio de la más espesa selva, casi todos lo han observado ahora como una persona  suelta y proactiva y expresiva y hasta benévolamente regañona por los excesos  y metidas de pata de  buena parte de su  corporativa burocracia  como si no estuviese sintiendo el pesado fardo que se ha echado sobre sus espaldas. Las razones de tan aparente frescura pueden ser muy variadas, pero casi todas convergen en resaltar  una muy rápida y hasta racional  división del trabajo que se ha operado en la gestión gubernamental  apenas a 8  semanas de iniciada. Ya son variadas la indicaciones que muestran la prefiguración de 3 Frentes distintos de Acción con un Presidente Duque, aparentemente, impartiendo discursos para cada uno de ellos. Anticipémoslos así:

  1. El Trumpismo”, que se me perdone tan fea palabra, ligado a la idea neo-imperial de ya sabemos quién, de “Estados Unidos Primero”;
  2. El Guerrerismo”, en esta coyuntura asociado a la posibilidad muy real de una reedición de la guerra interna inspirada en alguna  de las versiones que se mueven en el seno de la bancada del Centro Democrático  liderado por Uribe sobre el presente y el  futuro de los Acuerdos de Paz; y
  3. El Corporativismo”, entendido como el enfoque de gestionar lo público por la vía de la intervención directa de las grandes Corporaciones en el manejo del Estado  más bien  que mediante la acción inmediata de los partidos y movimientos políticos.

En resumen, en esta caso  la dirección de Estado  se ha venido entendiendo  como la capacidad operativa para coordinar lo que diga Trump con lo que diga Uribe, así como  con  lo que digan los profesionales técnicos que, autodenominándose como apolíticos no obstante su casi natural neoliberalismo, se identifican con una u otra de las Grandes Corporaciones. He ahí las tres razones centrales  que nos pueden explicar el por qué el, más bien tolerante, Presidente Duque, no obstante su inexperiencia y hasta exquisita ingenuidad,   ha podido mantener, y hasta logrará perpetuar, la frescura jovial y sonriente de su primera mañana de gobierno.

Apelando a un  sabroso término de sabor chileno, nos “tinca” ahora  que sólo un derechista orgánico e inteligente como Alvaro Uribe Vélez, muy cuidadoso en los últimos 60 días de dejarse  fotografiar a toda hora  al lado de su pupilo, pudo armar y prever un gobierno así: “tres dioses distintos pero dioses los tres” empujando el carro de un entre moderno y pre-moderno Estado al ritmo  de  aparentes directrices administrativas y de  muy efectistas rituales  de un joven y entusiasta  Coordinador Operativo.

Veamos entonces ahora en detalle el horizonte histórico concreto  en que se encuentra inscrito cada Frente, los objetivos específicos que persigue, así como algunas de las estrategias  de acción puestas en acción para alcanzarlos.

TRUMP DONALD

El Trumpismo “ha dicho”: que todos los gobernantes de América Latina, si quieren contar con sus favores y beneficios,  apelando a la opción más eficaz a su alcance , por ejemplo, a alguna versión de salida coercitiva,  deben contribuir   a sacar y a expulsar a Nicolás Maduro de la presidencia de Venezuela.

Pero, aunque lo continúe a veces  afirmando y otras  insinuando, es difícil que Trump impulse una intervención armada directa de Estados Unidos en Venezuela dados los apoyos robustos y abiertos con lo que este país cuenta provenientes de Rusia y China, sobre todo; sin embargo, las que Trump si miraría con buenos ojos serían o una confrontación armada entre Colombia y Venezuela o un golpe de Estado propiciado por militares bolivarianos o una ruptura de relaciones de los gobiernos latinoamericanos con el de Maduro o una radicalización del discurso de todos estos contra  esa presumible dictadura. En el primer caso, el presidente norteamericano, ahora sobre todo,  no dudaría en salir en defensa de Colombia entrando así a reposicionarse de cara a lo que realmente le interesa, “el petróleo venezolano para Estados Unidos Primero”.

Hasta su viaje a Estados Unidos, ya como presidente electo, Duque, aunque opositor declarado del régimen de Maduro al mismo tiempo que apesadumbrado doliente de la  emigración de miles de venezolanos, en reiteradas ocasiones había manifestado que la solución al problema político y humanitario del país hermano no podía ser otra que la acción multilateral  político-diplomático  del conjunto de países latinoamericanos coadyuvados  por los organismos y países del mundo entero y esto lo repetía no obstante que en su propio partido, El Centro Democrático, desde tiempo atrás se escuchaban voces, las de Uribe y Francisco Santos, sobre todo, hablando de que “todas las opciones y salidas  debían ser consideradas”.[1] Pero, cuando Duque en la semana del 26 de septiembre viajó a la Asamblea de las Naciones Unidas, de entrada sorprendió pues, antes de su intervención, sólo se reunió con los  funcionarios claves  del Equipo de Trump para hablar sobre el manejo que le estaba dando al problema de la droga, así como sobre la crisis humanitaria y “la dictadura de Maduro”: con la jefa de la CIA, el Jefe de la Oficina de Drogas, el Asesor de Seguridad Bolton y el Secretario de Estado Pompeo; nada de diálogos con el Secretario del Tesoro o de Comercio, o con alguien que no le hablara de Maduro o de la droga. Y lo más sintomático fue que durante su discurso en las Naciones Unidas en ningún momento se refirió a su ya tradicional postura antibelicista para abordar la situación venezolana y, mucho menos, a la que es  la opción  más democrática asociada a la idea de que sean los propios venezolanos los que, bajo la supervisión de las instancias internacionales de Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, construyan una solución a su crisis política.

duque en la ONU

En su discurso del 26 de septiembre en las Naciones Unidas[2], el Presidente de Colombia, sin referirse de modo expreso a opción alguna, contextualizó así la pertinencia  de todas las salidas presentando, al mismo tiempo, la crisis humanitaria como un mero subproducto de  la dictadura de Maduro.

Vamos a trabajar por lograr esa Colombia. Ése es nuestro reto y nuestra motivación. Por esa razón debo decirle al mundo que esos propósitos enfrentan un desafío enorme.
Ese desafío que nuestro país vive en la actualidad son miles de rostros temerosos, con frío en los huesos, hambre en el estómago y dolor de Patria.
Un reto que en este preciso momento camina a la intemperie y con incertidumbre por las carreteras colombianas. Son los hermanos venezolanos que huyen de la dictadura.
Los hemos recibido con afecto y siempre lo haremos a pesar de cualquier dificultad social y fiscal porque nos une la fraternidad.
Pero no podemos dejar de llamar las cosas por su nombre.
Estamos viviendo la crisis migratoria y humanitaria más indignante de la historia reciente de la región, por cuenta de una dictadura que aniquiló las libertades.
La libre determinación de los pueblos no puede ser manipulada para convertirse en la libre determinación de los opresores”. Entonces propuso,

  1. El mundo debe actuar y unirse para que este éxodo trágico llegue a su fin; Este es un reto global. El fin de la dictadura, el retorno a la democracia y la plena libertad es el único camino”;
  2. La comunidad internacional debe pedir de inmediato la libertad de los presos políticos e identificar rápidamente las mejores soluciones a esta crisis y evitar que esta desolación y desesperanza se incrementen”;
  3. Estas medidas deben ser acompañadas por la creación de un Fondo Multilateral para atender a la población migrante, víctima de la dictadura”; pero
  4. Igual de importante es que se ejerzan todos los mecanismos internacionales para denunciar, investigar y sancionar por parte de la Corte Penal Internacional a quienes han sembrado esa tragedia deleznable”.

Mediante una intervención así concebida y practicada,  Duque tuvo notorias  coincidencias con las posturas de Trump quien, ni corto ni perezoso, le prometió que en diciembre lo visitaría en Bogotá, pasando enseguida a  felicitarlo aparentemente por la forma como estaba abordando la lucha contra la coca[3] en Colombia, lo que no fue sino una manera  indirecta y disimulada de manifestarle la satisfacción que le había producido el tercer componente de su Discurso en la ONU sobre el flujo migratorio  venezolano y la dictadura de Maduro. De acuerdo con Alfonso Ortiz, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Zulia- Venezuela, con el discurso de Duque “quedó claro que el mandatario colombiano está alineado con la posición de Trump, al declarar  que en Venezuela se vive una dictadura, la cual soporta a los grupos terroristas[4] Por eso Trump llegó con “los duros“ de su gabinete a una reunión con Duque después de la intervención de este en las Naciones Unidas, “Usted  ha sido un gran amigo  de Estados Unidos , le manifestó Trump,  y estamos deseosos de seguir trabajando con Usted”[5]. Fue así como durante su estadía en las Naciones Unidas, Duque  inscribió  la crisis venezolana, la humanitaria y la política,  como un  componente central  de la Agenda Bilateral colombo-estadounidense.

Por mucho que un importante sector de la opinión pública colombiana e internacional lo haya aplaudido, la irrupción de Duque es comprometedora y delicada pues, excepción hecha del alegato medio bélico entre Argentina e Inglaterra por las Islas Malvinas, jamás en su historia América Latina ha sido ni el motivo ni  el espacio geopolítico de una posible confrontación internacional.  Como lo ha escrito el Grupo Editorial El Satélite,

“Bueno ese es el escenario que nos están disponiendo Trump y Putín – ‘en el momento de una agresión estaremos con Colombia’ (Trump) y ‘el futuro de Venezuela deben decidirlo los venezolanos’ (   Putín), ése es el escenario, “auspiciado, irresponsablemente por Duque que, a poco más de meses de gobierno, se viene destacando por ‘tirar la piedra y esconder la mano’ y de Maduro ni hablemos : a un presidente con los problemas internos y externos que está confrontando en los actuales momentos, la internacionalización de una guerra le vendría como anillo al dedo[6]

Al hablar de Trupismo y Duque, otros tres asuntos ameritan una mayor y mejor precisión: primero, ¿de dónde ha resultado una tan gigantesca estigmatización de Venezuela?; segundo, ¿cuál es el efectivo potencial militar del Estado Venezolano? y tercero, ¿cuántos han sido los venezolanos que han llegado a Colombia y que se han quedado aquí, pero no en general, sino, más bien, digamos, en los últimos cinco años?

  1. La estigmatización de Venezuela.

CHAVEZ HUGO 2

Como señalamos en el Atisbos Analíticos 173[7], digamos ahora que la estigmatización de Venezuela  fue un asunto que  se inició desde 1999 cuando Hugo Chávez  empezó a  zafarse de los espacios de poder y de los centros de decisión norteamericanos buscando echar  las bases de un nuevo modelo social-económico-cultural, que no socialista, de desarrollo humanista  de Venezuela con el pueblo trabajador como protagonista central; y para esos efectos, empezó a reorientar el uso social de la elevada renta petrolera hasta ese momento, en alta proporción, acaparada  por unas vigorosas y consumistas clases medias. Desde esa época hasta ahora, el ideario chavista y Chávez y los chavistas  y sus sucesores han sido objeto de todo tipo de distorsiones  y estigmatizaciones y acosos tanto por parte de los distintos gobiernos norteamericanos  como de una oposición venezolana que, al no poderlos derrotar en las normales periódicas elecciones, ha apelado,  con una u otra  de sus fracciones,  a la vía insurreccional. La respuesta del gobierno ha sido la normal, la muy liberal de movilizar las bases chavistas, ya muchas de ellas conformadas  por  “civiles armados pertenecientes a las Fuerzas Armadas”, así como de judicializar a los insurrectos que, cada vez con mayor frecuencia, han acudido  al expediente  de “llamar dictadura” al conjunto de un actuar político que, por cierto, ha resultado problemático no en todas pero sí en algunas de sus dimensiones.  Quizá Maduro, con muchos e irresolutos y acumulados problemas encima, sea el eslabón más débil de la cadena, pero la oposición nunca ha podido consensuar una estrategia común para enfrentarlo y como robustas bases chavistas lo continúan apoyando así como el grueso de los militares, prosigue ganándoles las elecciones. Pero, un panorama así, no puede obscurecer el hecho de que ha sido la burguesía comercial venezolana  la más grande y permanente acaparadora  de las mercancías básicas de la canasta familiar; finalmente, el cerco económico tendido sobre Venezuela por los Estados Unidos secundados por sectores de su cuerda ideológica, ha contribuido a agravar una difícil y compleja y hasta angustiante situación económico social de la que Maduro no es el único responsable siendo esto lo que en Colombia ni Uribe ni Duque ni un amplio sector de la opinión nacional  no digamos no han alcanzado sino que  no han querido comprender.

  1. El Potencial Militar de Venezuela.

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Examinados en su conjunto nacional, Colombia y Venezuela poseen un potencial militar más o menos similar y por eso en las tipologías  internacionales militares que se han formulado sobre la base de 50 factores mientras Colombia aparece ocupando en América Latina el sexto  lugar, Venezuela la sigue  en el séptimo[8]. Sin embargo, en mantenimiento de sus equipos, en inversión actualizada al día y, sobre todo,  en materia de núcleos militares estratégicamente situados, por ejemplo, los de las regiones fronterizas con Colombia, las ventajas son para el país hermano. Aunque en aviones de combate Colombia podría superar a Venezuela (59-39), en cazas la cosa es a otro precio (25-39). Desde 1985 Colombia tiene los mismos aviones adquiridos por el gobierno de Barco en medio de una crisis  con Venezuela por la soberanía sobre el Golfo de Maracaibo. Ahora los suecos están promocionando el GRIPEN,  un caza de 40 millones de dólares[9] y los militares colombianos sueñan con lograr una tajada del 17% sobre un presupuesto de 259 billones  para el 2019 para poder comprar, por lo menos, unos cuantos; de todas maneras, el Gobierno de Duque, deseoso sin duda de  los 3 billones que costarían los aviones suecos, tendrá que ajustarse al 1.1 billones contemplado en el presupuesto del 2019 para fortalecer el sistema antiaéreo[10]. Se ha hablado mucho, por otra parte,  de que Venezuela  posee “la reserva más grande conocida en América Latina” de misiles IGLA-S, conocidos también como MANPADS, que son dispositivos personales que se lanzan desde tierra para atacar una aeronave, que se pueden cargar al hombro y que, por su facilidad de operación, su uso se ha tornado muy frecuente. De acuerdo  con el colombiano Néstor Rosanía[11], experto en Seguridad y Defensa, en los últimos años Venezuela ha invertido más de 6 mil millones de dólares en el reforzamiento de su capacidad militar, dinero obtenido mediante créditos con Rusia y China, que paga con envíos de petróleo; además, de acuerdo con el mismo Rosanía, en febrero de este 2018 adquirió 24 aviones SUKHOI, que inicialmente no pudo usar por carecer de tripulaciones preparadas y a ello habría que agregar que, de modo alocado, adquirió también una serie de tanques de guerra que casi no pudo movilizar,  pues su peso era superior al que soportaban los puentes. Problemas estos que ya ha podido superar.

Aunque los expertos consultados  resaltan que en el nivel nacional las potencialidades militares son más o menos similares, con ventajas relativas de uno u otro país en uno u otro aspecto, sin embargo, en lo que sí están de acuerdo es en que, sobre todo en las Zonas de Frontera, Venezuela posee unas Fuerzas Armadas bastante  preparadas. Decimos esto no para asustar a nadie, pues,

  1. es casi seguro, por las razones ya insinuadas, que Estados Unidos no va a ocupar militarmente a Venezuela;
  2. es muy altamente probable que no va a haber una confrontación armada entre Venezuela y Colombia; y
  3. en el caso muy poco probable de que los dos países se confronten, el potencial militar de cada uno pasará a un segundo plano, pues la que primará será la capacidad armada de Estados Unidos apoyando a Colombia, de un lado, y de Rusia y China apoyando a Venezuela, del otro.
  4. ¿En los últimos 5 años cuántos venezolanos han llegado a Colombia y cuántos se han quedado?

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No es fácil fijar la cifra pues, al respecto, no hay registros migratorios ni datos oficiales formales para determinar la cuantía; la única manera de aproximarse al asunto ha sido a través de miradas indirectas  o mediante  la aplicación de  Encuestas de Opinión, que también han sido objeto de numerosas críticas; en este caso, las preguntas se le hacen a alguien que continúa viviendo en Venezuela quien es el informante que nos reporta lo que sabe los que se han ido. Entre el 17 de noviembre y el 4 de  diciembre del 2017, por ejemplo,  la firma Consultores 21 S.A[12] aplicó una Encuesta con 2 mil  entrevistados en medios tanto urbanos como rurales según la cual  habían emigrado  1.97 miembros del Grupo familiar (casi 2) pero, por desgracia, no señalaron las fechas límites de la emigración. Entonces, según  estimativo del Instituto Nacional de Estadística, como en Venezuela había 7.2 millones de hogares, de allí habrían emigrado, sin precisar las fechas límites, por lo menos, 4 millones de venezolanos. Aunque  para muchos otros estudios esta estimación es exagerada, sin embargo, en otra dimensión  arrojó  importantes indicaciones: que el 63%  de los 2 mil  encuestados también querían irse del país; que la situación económica de Venezuela” era la principal razón de las emigraciones aunque para  los adultos mayores  “la situación política” también pesaba y un 7% de jóvenes, sobre todo, querían irse para “aprovechar las oportunidades”. Muy importante fue también la cifra que señaló  que el 55% de los que querían marcharse  pertenecían, a las clases altas y a las medias, sobre todo, siendo éstas las que, en nuestra opinión, en realidad de verdad ante todo se han marchado.  Pero, otro estudio más interdisciplinario y académico conformado por un Grupo de Investigadores de la Universidad Simón Bolívar, de la  Universidad Central de Venezuela  y de la Universidad Católica Andrés Bello[13], utilizando una metodología similar a la de Consultores 21 S.A y  precisando exactas fechas límites, arrojó resultados diferentes entre los que importa destacar:

  1. que entre 2012 y 2017 un 8% de  los Hogares Venezolanos reportaba  3 emigrante por hogar de manera que entre esas fechas habían emigrado de Venezuela 815.000 personas;
  2. que ese dato combinado con los reportados por la ONU permitía estimar que para el 2017 la emigración venezolana  alcanzaba un millón 421 ciudadanos;
  3. que la anterior cifra coincidía con otro estudio que señalaba que casi el 80%  de la emigración reciente  desde Venezuela  básicamente se había producido  durante los años 2016 y 2017.

Pues bien, de acuerdo con La Organización Internacional para las Migraciones, OIM, hasta el 2018, 1 millón 500 mil venezolanos  habían emigrado del país[14] encontrándose  distribuida para esa fecha así: 885mil (Sudamérica correspondiéndole a Colombia 600 mil), 308 mil (Estados Unidos), 78mil (Centro América) y 208 mil (España).

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No se puede, entonces, buscar  sobrestimar ahora en Colombia, por razones asociadas a las expectativas de llegada de dineros frescos internacionales, el volumen de venezolanos que, de modo regularizado o ilegal, se han quedado en el país y que investigaciones serias, como las de las Universidades venezolanas, para este 2018 estiman en unos 600 mil y que quizás, para cubrir errores, podrían ser  unos cien mil más. Esta cifra, aunque sí la magnitud del drama, no  puede estimarse desde las calles de Cúcuta a donde todos los días llegan, en procura de aprovisionamientos, entre 20 y 25 mil venezolanos hermanos. Claro que 700 mil  en sí es ya un número apreciable que configura una muy importante y compleja y dolorosa crisis humanitaria. Pero, aunque los venezolanos emigrados no tienen la culpa de ello, debemos recordar  que, de acuerdo con el Informe anual  de “Tendencias Globales” presentado por  La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR[15]) en el 2017 Colombia  presentó 7.7 millones de personas internamente desplazadas. Se desprende entonces una pregunta obvia, ¿para  un colombiano no podrá ser tan  dolido  y tan  consecuencialmente sufrido tener que desplazarse desde un pequeño y conflictivo pueblo donde siempre ha vivido para irse a sufrir a un barrio- tugurio de Bogotá  o Cali o Medellín como para un venezolano venirse desde Caracas hasta a alguna ciudad colombiana? Decimos esto no por los venezolanos, con los que ahora habrá que compartir  las grandes miserias del país, así como lo poquito bueno  que se está haciendo frente a ellas, sino por el gobierno colombiano que en las reuniones internacionales debería haberle dicho al mundo: con los 7.7 millones de desplazados internos que, para este 2018,  hay en  Colombiaestamos viviendo  la crisis migratoria  y humanitaria más indignante de la historia” del país.  

[1] . Ruiz Parra, Catalina, “¿Intervención militar en Venezuela? Tema que divide a Uribe y Duque, www.elnuevoherald.com/, 18 septiembre 2018.

[2] . Discurso del  Presidente Duque en las Naciones Unidas , www.portafolio.com/, 26 septiembre 2018

[3] . Revista Semana, “Duque en la ONU, de la mano de  Donald Trump”, www.semana.com/ .

[4] . www.elcolombiano.com/ , 01 octubre 2018

[5] . “‘Usted ha sido  un gran amigo de  Estados Unidos’: Trump a Duque”,  www.eltiempo.com/ ,  26 septiembre de 2018.

[6] . Grupo Editorial El Satélite, “Colombia no está sola: está con Trump”,  14 octubre 2018; Rodríguez, Ronal, ¿Intervención miñitar en Venezuela? : un dolor de cabeza para Duque”, , www.razonpublica.com/.

[7] . Vélez Ramírez, Humberto, “Anotaciones sobre la Revolución Bolivariana y la construcción de la paz en Colombia”, Atisbos Analíticos No 173, www.fundacionecopais2000.blogspot.com/.

[8] . “Los 7 Ejércitos más potentes de América Latina”: 1. Brasil (puesto global 22); 2. México (31); 3. Chile (52):; 4. Argentina (47); 5. Perú (51); 6. Colombia (52); 7. Venezuela (62), www.actualidad.art..com/, 25 septiembre 2018.

[9] .Gallo, Iván ”Los suecos listos a venderle sus aviones a la Fuerza Aérea colombiana ”, www.las2orillas.co/ , 2 octubre 2018

[10] .”El cara a cara en el poder militar  entre Colombia y Venezuela”,  www.elespectador.com/ , 7 octubre 2018. www.elcolombianoindignado.com/, 24 septiembre 2018.

[11] . Rosanía, Néstor, ¿Qué tan fuerte es la capacidad militar de Venezuela?  Entrevista  de Caracol, www.caracol.com/, 23 febrero 2018.

[12] .Consultores 21.S.A.        www.consultores21.com/.

[13] . Reyes, Luz Melly, “Venezuela a la fuga: análisis de la crisis migratoria”, www.eltiempo.com/ , 7 marzo 2018.

[14] . “La migración venezolana  a América Latina  subió  900% en los últimos dos años”,  www.larepublica.co/ , 7 julio 2018

[15] . Informe  Mundial sobre Desplazamiento Interno 2017”, www.acnur.org.co/.

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Humberto Vélez R** “Duque y el Trumpismo”, Atisbos Analíticos No 281, octubre 2018, humbertovelezr@gmail.com, Profesor honorario de la Universidad del Valle.

www.atisbosanaliticos2002.blogspot.com,