Llegaron los Mariners a Colombia, país de políticos psicópatas

 

Por Eduardo García, especial para Soacha Ilustrada.

La noticia del momento que los medios de comunicación nacionales abyectos al régimen han mantenido con bajo perfil es la llegada de varios aviones de inteligencia de Estados Unidos a Colombia. El hecho viene a confirmar lo que nos hizo saber muy indirectamente en un descuido John Bolton, asesor de seguridad del presidente Donald Trump, el déspota que fiel al estilo de su Gobierno, considera la posibilidad de traer 5.000 mariners a Colombia para enfrentar desde aquí la supuesta amenaza que representa Venezuela.

Mientras tanto, Álvaro Uribe Vélez, el amo en la sombra de una secta de psicópatas que considera legal y patriótica semejante gesta, guarda silencio y muy pocos entienden realmente lo que se nos vino encima.

De acuerdo a las leyes y tratados vigentes, las tropas gringas ya no tienen que pedirle permiso a nadie, el asunto ya no es constitucional, como logró acomodarlo Miguel Antonio Caro a fines del siglo 19 para impedir el tránsito de tropas por el istmo de Panamá, cuando ese país era todavía una provincia colombiana.

Desde que Álvaro Uribe tal vez a cambio de impunidad firmó un tratado con Estados Unidos permitiendo el montaje de seis bases aéreas en territorio colombiano, la diligencia de pedir concepto al Consejo de Estado para entrar tropas extranjeras ya no tiene vigencia práctica, el tratado permite la llegada de soldados o mariners desde el mismo día en que Uribe lo firmó.

Caín de América” nos llamaron cuando la guerra de los argentinos con los ingleses, en tiempos de Julio Cesar Turbay Ayala, el mismo que disfrutaba cuando le narraban como a las detenidas acusadas de ser guerrilleras del M-19 le introducían palos por el ano, (hoy un colegio oficial de Soacha lleva el nombre de semejante psicópata). La historia se repite, y estamos ad portas de volver a desempeñar el papel de “caínes” gracias a otro psicópata, esta vez de las tierras del Ubérrimo y Guacharacas.  

A algunos demócratas le repugna prestar el territorio nacional para imponer un cambio de régimen en un país hermano, pero son tiempos de políticos psicópatas, así nos duela a quienes hemos creído y defendido la libertad de los pueblos de escoger y sostener a sus gobernantes y, sobre todo, de respetar para poder ser respetados.

En realidad Colombia hace mucho rato perdió la independencia frente a los Estados Unidos, los gringos no son bobos, a cambio de sostener su hegemonía política en el continente dejaron que sus muchachos fueran envenenados con cargamentos de cocaína, dejaron que aquí en el país del “sagrado corazón” unos políticos psicópatas por la mañana despacharan desde los despachos oficiales, que en la tarde se cambiaran el traje por vulgares narcotraficantes y que en la noche salieran a asesinar, despellejar, violar y cortar cabezas, incluidas las de niños inocentes para jugar fútbol y de paso quedarse con sus tierras.

Nada es gratis en la vida, los colombianos primero dejaron que ellos hicieran justicia, aún siguen extraditando narcos y juzgando corruptos, luego que financiaran al ejército, a la policía, que los entrenaran y los dotaran de armamento y tecnología, y que aceptaran como un orgullo, casi como un requisito de identidad la visa gringa, y ahora nos quejamos y nos rasgamos las vestiduras al estilo característico de nuestro destino, ser un “país banana”.

Con la llegada de 5.000 mariners gringos a algunos se les despertará el nacionalismo y por qué no decirlo un sentimiento tardío de patriotismo, Colombia vivirá un estado permanente de guerra, el que hable, critique o proteste estará inmediatamente en la picota publica, será un traidor terrorista, jugada maestra del presidente eterno, esta vez para volver de por vida al sillón presidencial, tal como siempre lo soñó y nunca nos dimos cuenta.

Febrero 2 de 2019