Ni tan adorable ni tan angelito

En la política hay muchas formas de lucrarse, más allá de que los beneficios se reciban en metálico.

Por: Vladdo

Decir que Andrés Felipe Arias no se quedó con un solo centavo de Agro Ingreso Seguro podría ser técnicamente cierto, pero hay algunos detalles que muchos quieren omitir y me impiden verlo como un pobre angelito, perseguido y acosado injustamente. Pese al empeño de los defensores a ultranza del exministro –incluidos algunos opinadores despistados–, resulta muy difícil demostrar que la repartición de subsidios a manos llenas entre amigos, aliados y simpatizantes suyos y de su jefe político fuera completamente inocente y desinteresada.

Para empezar, el hecho de que decenas de beneficiarios de subsidios de AIS aparecieran en las listas de donantes de la campaña presidencial de 2002 de Álvaro Uribe y del fallido referendo reeleccionista deja un muy mal sabor. De acuerdo con un informe de La Silla Vacía, entre unos y otros, fueron 51 los aportantes a dichas causas políticas, quienes desembolsaron un total de 678 millones de pesos, suma que resulta insignificante al compararla con los “más de 34.000 millones de pesos obtenidos en subsidios y 10.000 millones en créditos blandos”, tal y como lo registró el mencionado portal.

En el mismo sentido, tampoco parece accidental la circunstancia de que varios ciudadanos ilustres favorecidos con la generosidad del entonces ministro de Agricultura hayan decidido luego apoyar financieramente las andanzas políticas de Andrés Felipe Arias, cuando este renunció a su cartera y se presentó como precandidato presidencial a nombre del Partido Conservador. Sin embargo, a pesar de todo este descomunal esfuerzo, Arias fue derrotado en marzo de 2010 en su carrera hacia la Casa de Nariño por Noemí Sanín, quien le ganó la candidatura azul por menos de 40.000 votos. ¡De la que nos salvamos!

Una cosa es la búsqueda de justicia y otra muy distinta abrirle la puerta a la retroactividad con el único objetivo de lanzarle un salvavidas a alguien con nombre propio

Pero la cosa no se queda en lo político, pues un tiempo después, Arias también resultó beneficiado en términos inmobiliarios, gracias a la filantropía de un caballero que le vendió un apartamento por una suma irrisoria. El asunto no pasaría de ser una obra caritativa como tantas otras que se ven en este mundo, excepto por el insignificante detalle de que dicho señor y su familia habían recibido –a través de diversas empresas relacionadas con el negocio de las flores– cientos de millones de pesos en desembolsos de… ¡Agro Ingreso Seguro!

Este curioso negocio fue denunciado en su momento por Daniel Coronell en Semana y, aunque en una carta dirigida al director de esa revista Arias trató de justificarse, lo cierto es que las dudas planteadas por el columnista quedaron sin resolverse.

De modo que seguir insistiendo en que Arias es un mártir de la democracia es una tesis más bien difícil de sustentar, pues es obvio que en el terreno de la política hay muchas maneras de resultar favorecido, más allá de que a un dirigente le entreguen plata en cajas de cartón o en bolsas de plástico. Y eso lo debía saber muy bien el pupilo predilecto de Uribe, cuyo coeficiente intelectual tantos han sacado a relucir estos días.

Por otra parte, y dejando a un lado la condena que la Corte Suprema de Justicia le impuso al exministro –que algunos creen excesiva–, yo considero que el tema de la doble instancia es un debate no solo necesario, sino muy interesante. Es difícil no ser partidario de este recurso jurídico para los aforados, es una medida lógica. Pero una cosa es la búsqueda de justicia y otra muy distinta, abrirle la puerta a la retroactividad con el único objetivo de lanzarle un salvavidas a alguien con nombre propio. Sería un absoluto despropósito, un error descomunal, tratar de sacar adelante una reforma apresurada y con una motivación inadecuada, pues los costos en términos institucionales pueden ser demasiado altos y el remedio, peor que la enfermedad.

puntoyaparte@vladdo.com

Fuente: Vladdo

Julio 18 de 2019