La llegada de Juan Carlos Saldarriaga Gaviria a su cuarta campaña electoral en línea por la alcaldía de Soacha después de un breve periplo burocrático en cargos del orden departamental y nacional durante los últimos cuatro años, deja entrever la obsesión que el hombre de las naranjas tiene por llegar al poder.
Su regreso a la ciudad a finales del año pasado luego de una larga ausencia y esporádicas visitas al municipio, estuvo precedido de numerosas y diversas actividades de verdadera campaña política disfrazada de “acciones sociales desprendidas de cualquier interés político”
Renunciar a los pocos días luego de ser nombrado en un alto cargo de orden nacional en la Contraloría General de la Republica para vigilar las regalías en el departamento de Sucre, donde fugazmente ejerció funciones de cruzado contra la corrupción, disfrutando a la vez de un jugoso salario, gracias al trabajo en la campaña de Iván Duque, no deja de generar suspicacia en todos los sectores políticos del municipio ante tan “generoso sacrificio por Soacha”
Pero al margen de estos hechos, que ya han pasado a un segundo plano con el correr de los días, SuperSaldarriaga “insiste” de nuevo, esta vez armado de una poderosa y pesada maleta de “ideas” adquiridas durante su gestión como gerente de la Corporación Social de Cundinamarca y a su efímero paso por el citado cargo en el ente del control fiscal nacional.
Sin mayor dificultad y con inusitada rapidez, SuperSaldarriaga recibió avales a granel de líderes de partidos y movimientos con la más variada y cuestionable reputación sobre la base de presuntos acuerdos programáticos, sin que tales hechos políticos suscitarán asombro entre los ciudadanos porque el apoyo incondicional recibido será recompensado con cargos burocráticos y contratos, que de paso le garantizaran la “gobernabilidad” y ausencia total de control político y oposición en caso de ganar la alcaldía.
Así las cosas, y con la maleta “llena de ideas” que ha venido aligerando su peso con el correr de los días para la entrega de coavales y listas al concejo, el hombre de “las naranjas para refrescar la política” tiene la convicción de que la cuarta vez será la vencida razón por la cual está dispuesto a jugar todo su capital político y económico a ganador. Sin embargo, el disparado optimismo que precedió la inscripción de su candidatura ha empezado a desvanecerse por la deserción de numerosos concejales de varias listas de partidos y movimientos que lo coavalaron ante el incumplimiento de los compromisos concertados
* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.