Pretextando obtener recursos para “la cultura y el deporte”, los concejales Carlos Alberto Ospina, Juan Rivera Tapiero, Joel de los Ríos, Néstor Rozo Escobar, Wilson Rodríguez, Gloria Uribe, Yolanda Ariza, Hernán Soto, Jaime Sepúlveda, Terry Bogotá, Juan Carlos Arias, Edgar Cárdenas, Jonatán Vela y Alberto Plazas Balaguera, impusieron por abrumadora mayoría un nuevo impuesto a la casi totalidad de los ciudadanos de Soacha en el servicio a la telefonía móvil y fija.
La imposición de este nuevo tributo cierra el segundo semestre de sesiones ordinarias del primer periodo constitucional de una corporación que se caracterizó por su total e incondicional entrega a las iniciativas y caprichos del mandatario municipal, pues que se sepa, ni uno solo de los concejales de la coalición de Gobierno presentaron proyecto de acuerdo de iniciativa propia a lo largo de su controvertida y pobre gestión, y sin excepción se limitaron a aprobar proyectos que no favorecieron en modo alguno el maltrecho bienestar de los ciudadanos.
No faltara que en los próximos días el alcalde convoque a sesiones extraordinarias para cerrar con “broche de oro” un año de satisfacciones individuales para los miembros de la coalición de gobierno de la corporación y de mucha frustración para los ciudadanos, sobre todo por los que ingenuamente dieron su voto por quienes hoy los clavan con nuevas obligaciones tributarias sin consideración alguna.
El frustrado intento de creación de la empresa de servicios públicos, la creación de la empresa mixta para la realización de la actualización catastral de la ciudad, el impuesto a la telefonía fija y móvil, la aprobación de facultades al mandatario para contraer un empréstito de 300 mil millones para financiar un PMD desfinanciado, la campaña para que los propietarios de vehículos de Soacha o Bogotá se matricularan aquí a fin de captar recursos, perfilan al actual mandatario como un verdadero mercader al frente de la administración pública municipal.
Por su parte, el Concejo Municipal guardó silencio complaciente frente a la nueva tarifa de aseo impuesta discrecional y arbitrariamente por la empresa Urbaser, los errores de procedimiento para la elección del personero municipal, la “jugadita” del concejal Juan Rivera para usurpar el derecho a la primera vicepresidencia de la corporación a la oposición al inicio de año y la pobreza del control político sobre el desempeño de los secretarios del despacho y la salida en falso del presidente de la corporación Carlos Alberto Ospina en los medios de comunicación locales y nacionales con ocasión de los hechos en los que murieron diez jóvenes retenidos en el CAI de San Mateo y sin responsables a la vista, resumen a grandes rasgos la indigente gestión de los integrantes del Concejo Municipal de Soacha.
* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.