En la Soacha de Saldarriaga, sus nuevos directivos de siempre están escondiendo las vulnerabilidades sociales en las gavetas de sus oficinas. Gobiernan y administran suspendiendo / ocultando / negando el acceso a los derechos, con un enfoque con miedo a los asuntos públicos, persiguiendo la ciudadanía pobre, indignada y la negación al derecho parece su mejor política pública.
A pesar de que las autoridades en la Soacha de Saldarriaga no lo quieran aceptar, lo que sucede aquí debe ser de importancia global. En nombre de una imagen falsa de seguridad están dispuestos a apagar los derechos ciudadanos. No a la protesta, no a la inconformidad, no al reclamo, no a la oposición es lo que deciden Saldarriaga y el secretario de Gobierno Danny Caicedo. Ellos dicen que el cuentico de la oposición les tiene sin cuidado.
Y es que no hay nada al azar. Primero un constante aumento de activos de la fuerza pública en Soacha, y después aumento desmesurados del impuesto predial, desalojos abruptos y con criminalidad, persecución a vendedores en espacio público, desatención a la masacre ocurrida en el CAI de San Mateo o el silencio ante las solicitudes de la ciudadanía en sus barrios, mientras la repartición de cargos directivos y contratos sucede como siempre en la alcaldía.
Sus directivos, sus contratistas, están listos para frenar todo intento de manifestación ciudadana ante impuestos regresivos, o ante cualquier reclamo, como bien lo muestra Saldarriaga al retirarse de los recintos, voltear la espalda o quitar los micrófonos a las y los líderes que le confrontan en público. Saldarriaga y Danny Caicedo insisten que en este Gobierno no les interesa escuchar esa oposición mamerta.
La trampa del gobierno de titulares de Saldarriaga fue sencilla:
1.- Se inventó un problema: Sin gerencia, con los mismos, se ha gobernado a Soacha y por eso no cambia, por eso no avanza, no se tiene dinero, no se ha hecho nada en 20 años.
2.- Asustó a las comunidades: con la amenaza de que esos mismos podían volver a gobernar. Betty Zorro, Alejandro López, Luis Eduardo Chávez, John González, Hernán Castellanos, Mario Ballén, los mismos de Nemocón, de Eleazar, de Martínez, de los Ramírez, de Cabra, Nora Evelia Escobar.
3.- Entonces prometió mentiras: “el otro”, “el diferente”, “el super gerente”, el gobierno del gerente que avanza hacia el cambio para no gobernar con los mismos y las mismas.
El problema es que cuando Saldarriaga actúa queda en evidencia y le toca reprimir a la ciudadanía que no cae en la trampa. No demoró mucho en mostrar la mentira, ya que desde el día 1º gobierna con los mismos (Luis Eduardo Chávez, Alejandro López, John González, Hernán Castellanos, Nora Evelia, Dany Caicedo, los de Nemocón, Eleazar, Martínez, Cabra, Ramírez, Mariño).
En la Soacha de Saldarriaga, sus nuevos directivos de siempre están escondiendo las vulnerabilidades sociales en las gavetas de sus oficinas. Gobiernan y administran suspendiendo / ocultando / negando el acceso a los derechos, con un enfoque con miedo a los asuntos públicos, persiguiendo la ciudadanía pobre, indignada y la negación al derecho parece su mejor política pública.
Con estos elementos: la suspensión / eliminación / negación de los derechos humanos a la ciudadanía, escondiendo las problemáticas sociales, con sus nuevos directivos de todos los gobiernos que se han consumido este territorio, y calculando trampas a la ciudadanía, parece que Saldarriaga y Danny Caicedo, buscan abrirle espacio a un movimiento político de ultraderecha, con candidatos propios a Cámara de Representantes de Cundinamarca, como es el caso de Mario Ballén o John González, tomándose partidos políticos que van ganando fuerza a nivel nacional, como el caso del Partido Alianza Verde y dibujando un camino de fantasía para que Saldarriaga, como se dice en los pasillos de su alcaldía, pueda llegar a ser el super presidente del partido de ultraderecha que Colombia necesita, otra vez.
No ha pasado un año y medio de este nuevo Gobierno de los mismos, del cambio radical del super gerente del cambio, pero ya es claro que las mismas prácticas políticas de los nuevos son una constante. Todavía ahí quienes presumen de estas relaciones políticas, que buscan hacer sus candidaturas con el mismo discurso del cambio, del rescate de Soacha, porque ya es más que claro, ellos mismos gobiernan, colapsan a Soacha, para después hacernos elegir a quienes sacarán a Soacha del colapso, pero otra vez, esos son los mismos que llegan a gobernar para mantener el colapso, de otra forma, ¿Qué pueden ofrecer?, entonces su problema, es que no saben hacer nada más y Soacha les debe pagar por eso.
* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.