Biopolítica colombiana, un paro al descubierto. en apuros e incompleto.
Por Mariano Sierra S.
Los estados con su accionar atómico cual basilisco o pequeño duque detractor ferviente y ávido para despojar a la sociedad de su libertad y derechos, también acude a los embrujados discursos engañosos, apacibles unos o incendiarios otros, llenos de prácticas atroces, propias de una personalidad cínica que representan la política de los dos cesares de la decadencia. A este país llega el fantasma de la indignación, país cargado de odios, de terquedades y caprichos, volviéndose un estado inviable y corrupto, donde solo la renuncia de sus dos títeres se convierte en el único fin de salvación o si no, mediante la fuerza vitalista de su pueblo los derroque.
El curso del vórtice de las revoluciones sociales y su influencia humana rompe las brechas de los conflictos y las gestiones de una gobernabilidad influenciada por las tormentosas injusticias, por el aceleramiento de las daciones políticas, los discursos retóricos llenos de emociones y calenturas de poder, de dadivas y de misericordias populares. Está demostrado que, para sucumbir los males sociales, bastan políticas públicas que generan trabajo con medidas que frenen las desigualdades. Y, los actos abusivos, las imposiciones de normas y la fuerza de una dictadura que siempre acude a los votos de los mismos idiotas útiles que se venden por un plato de lentejas.
Por ello, los aceleramientos que predican ciertas pedagogías de estado son una bomba de tiempo, al unísono de ciertas emociones rabiosas, de odios, de orgullo, de prepotencias, de caprichos, de conductas impositivas alejadas del dialogo y la escucha del otro, que terminan en meras discusiones sin resultado y si de una polarización política como mecanismo de defensa. El mundo avanza a ritmos acelerados donde se precisa una aceleración en las prácticas de gobierno haciendo difícil el discurrir en sus posturas y por ende llegando a afectaciones del conglomerado humano, hasta que se den las implosiones y explosiones de paros como mecanismo de defensa del pueblo.
Los cambios azarosos permiten unas maniobras defensivas contra la sociedad donde toda actitud por decisiones sin mesura lleva a que el colectivo padezca miedo, terror y muerte. El poder político y represivo incluye la opresión al otro, su antagonista y para los efectos acceden estrategias de engaño que afianzan conductas autoritarias. Esa fuerza motriz se impone bajo vectores dinámicos por ello la sociedad también debe evolucionar en sus luchas de contención. La acción veloz de los opresores está en concordancia con el sistema al que pertenecen, pero también el pueblo afina medios de defensa que están dentro de su haber de lucha con un ejército noble cuales etnias, afros, campesinos, estudiantes, mujeres, juventud, trabajadores y movimientos comunitarios, verdaderos ejecutores del paro, verdaderos representantes del colectivo social.
La rapidez dromológica capitaliza todo lo posible para modificar las estrategias políticas y por estas razones el pueblo está en expectativa para bloquear el ímpetu de los gobiernos que llegan cargados de falsas ilusiones. Todo retroceso social se convierte en base cero, por ello nunca se deben desconectar los planes, no puede dejar al vació espacios ni tiempos. Las oportunidades son señales de esperanza para detener la agresividad estatal. Los rápidos movimientos, los discursos ilusionistas llenos de emociones lleva a las elites a actuar con calentura política, dadivosa y misericordia populista. Y con entramados de la más calificada violencia genocida, gestora de ejercer la aniquilación de las protestas y las manifestaciones, derechos de un pueblo en contienda.
Pero el calor político se convierte en una bomba de tiempo imprimiendo un carácter que después hace que se tenga que recular en medio de terror y miedo. El acaloramiento político registra praxis de múltiples equivocaciones y mentiras que funden la democracia y la institucionalidad. El paro presenta disyuntivas complejas, No hay claridad de paro con agenda nacional, Paros diversos dejan entrever peticiones distintas. El comité de paro en Bogotá no es sólido en agendas, dicen que sus peticiones datan de 2019 y no se conocen, lo que, si lo es en las calles, con los estudiantes y otros movimientos sociales. Que este paro ojalá no sea un fiasco, y nos quedemos con los muertos, los destrozos de ciudades, heridos, desaparecidos, violaciones y otros efectos deplorables y sigamos con un gobierno nefasto, cobarde, que aparece cual fantasma, a quien acompañan unos órganos institucionales llenos de panegíricos sin fondo, avalando funcionarios corruptos.
El vertiginoso giro de la vida se enfrenta a una jauría de iconoclastas que quieren desconocer la legalidad de las normas justas. Pero el pensar critico de un pueblo no permite ceder, pues de hacerlo fracasa el ímpetu del movimiento social- El pueblo al decir de pensadores sociales es la fuerza motriz de la historia y ese auge conquistador acelera los principios de una renacer humanista. El pueblo estará alerta ante el vértigo de la violación de los derechos cortando la presencia de la opresión enfrentado toda causa, Junto a una juventud ardiente que no se deja manosear por un estado que perdió el año de la prevención y acción demostrando que el pueblo es superior a sus gobernantes.
El avezado mundo social y político no descansa en su afán de producir noticas falsas y falsos positivos, prototipo de ciertos regímenes para destruir las realidades. A esto se le suma el vertiginoso envío de prácticas disuasivas apuntando a descalificar ideas sociales emancipadoras haciéndolas ver como un leviatán que asola vertientes de ideologías de cambio. El manejo veloz comunicacional se encamina a suprimir distancias para visualizar estados de emergencia. Lo acelerado sociopolítico se vuelve un sino de una dictadura fascista propios de gobiernos débiles, incapaces y medrosos. Si no, observemos las opiniones presidenciales llenas de rabia, imponiendo solo lo que es su percepción. Este devenir histórico en casos de conflictos, son los mismos, pues al final solo queda un gobierno incumpliendo toda promesa con burlona osadía y sin confianza.
La política en estos tiempos hay que ubicarla en el tiempo y el espacio. El crono político basada en la implementación dromológica, se expresa como la política que se convierte en un juego de tronos como herramienta de poder., juego en donde sobresalen juegos de palabras donde es un círculo vicioso como todo el componente gaseoso del régimen haciendo alusión de lo que ha hecho, pero sin ninguna conclusión. Por eso se ha perdido la confianza, mucha retórica y nada concreto. El capitalismo avanza absorbiendo la economía para atraer más riqueza sin control social o equidad.
El estado siempre está imponiendo un tono y ritmo de guerra, resaltando que se gira sobre la democracia, mientras los hechos son devastadores al ritmo de una crueldad policiva y militar. Una administración pública no está para estar pidiendo disculpas o aceptando equivocaciones, se trata de ejercer liderazgo que es sinónimo de gobernar con humildad, amor y buenos propósitos. El país vive en vilo ante un gobierno en la ilegalidad y la ilegitimidad. Donde impera la vulneración de los derechos, la carencia de gestión pública acompañada de una sentida estigmatización.
Asombra que, cuando se viven grandes conflictos de emergencia, el gestor público acude airoso anunciando que el país está pasando por momentos económicos positivos, y hace ver índices muy sólidos de reactivación, pero que son gran engaño según las circunstanciales reales. Estos agiles cambios son maniobras de las tácticas de guerra de un imperio en decadencia. A propósito, dromo logia o la velocidad política para generar respuestas, la historia señala como hemos pasado del esclavismo al feudalismo, al fascismo, luego al capitalismo al cual le devienen incursiones como el neoliberalismo y la globalización. No olvidemos que entre estos procesos sociales han sido invitados clásicos ingredientes de gobierno como el fascismo, que hoy son las banderas de opresión que van al unísono de dictaduras y autoritarismos salvajes con todo su arsenal destructor.
Pero el ritmo social ardiente no se detiene al ser la expresión popular con sus actos legales que incursionan en las calles de las ciudades para rechazar la afrenta de la dictadura. El arte social político también se transforma con la rebeldía del pueblo que hace vida en las huestes de la revolución popular. A La sociedad le acompañan practicas anti políticas de rebeldía, revolución, resistencia. Desobediencia civil y objeción de conciencia cuyas claridades legales apuntan contra una corrupción galopante, exitoso poder del estado, como ser este el mayor generador de violencia.
Y esa generación de violencia data de hace más de 250 años afianzándose en un capitalismo de estado que domina todos los entornos del país y como siempre maneja los hilos de tal manera, bajo la consigna del divide y reinaras, y en esta treta caen todos quienes salen a relucir como adalides sociales, representados por los mismos con las mismas, mediante comités de paro, dejando por fuera movimientos vitales como la juventud, las etnias, los afros, los campesinos, los transportistas, entre otros. El pueblo se expresa en las calles, para manifestarse como cuerpo de poder, por violación de sus derechos y otros injustos sociales, provenientes de los efectos de la ingobernabilidad y por quienes actúan detrás, aun en medio del desenfreno policivo.
Considerando el manejo del país, los despropósitos de la política, los distintos cuestionamientos sobre la ingobernabilidad, la carencia de gestión pública, el desastre de las instituciones y los órganos de gobierno, no hay duda que el gobierno, gobierna para sí, menos para el pueblo, gobierna para los poderes económicos al vaivén de una violencia que justifica la carencia de gobierno.
Y dentro de estos pensamientos que tal los shows mediáticos del gran circo donde gobierno, partidos políticos, expresidentes, congreso, gremios, elites de los empresarios. Se unen en función especial para los actos circenses. Al unísono del desarrollo del acto, es deprimente los resultados pues el balance es de muerte, centenares de heridos, desaparecidos, violaciones y un trato a los gobernados como simples instrumentos que se usan y se descartan por la máquina de guerra estatal al mando del duque basilisco que se mueve en la noche cual cobarde mercenario.
En resumen, el circo en Colombia se vive con aconteceres políticos con prácticas criminales, donde esos aconteceres fluyen al unísono de discursos rabiosos propios de un estado enemigo del pueblo con licencia para matar por medio de escuadrones de la dictadura a la vista de los órganos de control. El vivir de la política ha decrecido en las creencias sociales, pues ya no existen derechas, izquierdas ni otra alternativa que brinde nuevos cambios pues todos los partidos se encuentran intoxicados con mentiras, engaños y falsos ideales programáticos. Líderes políticos no existen. Los políticos están imbuidos en su idiosincrasia cuales dioses de barro, como lo son los jueces de mármol, donde los unos y los otros se les olvido el cumplimiento de la verdad y la justicia.
El exceso vertiginoso y los afanes de los políticos y gobernantes por sostenerse acuñan todo tipo de artimañas para sepultar el humanismo social donde cunden senderos de vida muerta que destruye la civilización ante el cercenamiento de la dignidad ya sin conciencia pues le han profanado sus ideales. América toda esta urgida de una unidad social. Hay un pueblo que lucha al tenor de su capacidad de lucha y resistencia. La problemática del país no se resuelve con negociaciones amañadas y sin sentido social, llenas de agendas y acuerdos que no se cumplen, o firmando acuerdos a escondidas cual farsante que sabe no va a cumplir un paro que está en el vacío.
El país ante los múltiples problemas que en diferentes frentes presenta necesita un comité nacional permanente integrado por todos los sectores, sin exclusión, este comité asesor- veedor suplirá Los comités de viejos poderes que siempre han existido, hasta el de hoy, que no han sido comités pluralistas, sino populistas que solo agrupan políticos o sociales oportunistas. Y que decir que, por los despropósitos de gobernanza, se acude a nombrar comisiones o reuniones de solución de conflictos, o consejos de seguridad, de sentido burocrático, cuyos resultados casi siempre son inanes, sin profundidad de los hechos, carentes de criterio, y de principios humanistas, utilizando los mismos discursos ya institucionalizados y las mismas medidas de ofrecer recompensas al estilo del antiguo oeste, pues la fiscalía y otros órganos de investigación no ejercen sus funciones.
Los nuevos tiempos han empezado a ver lo humano y lo social en la gente del común y sus luchas sociales. Cuando el estado se torna incapaz en medio de una sociedad apática surgen los divisionismos, estado precario para el cambio. Hoy es fundamental asumir situaciones de cambio y de gobierno con la participación de la comunidad, de espíritu recio, sereno y firme para decidir. No hay tiempo para la espera, hay que asumir el nuevo rol de la revolución molecular que permite dar giros para desbloquear los poderes anquilosados y represivos e indecisos, con prácticas emancipadoras que encadenen los sistemas que entorpecen, que polarizan y estigmatizan.
Colombia. El mundo debe volver sus ojos a la Republica y la Política de los griegos, con sus discursos, con sus tertulias, con sus diálogos y como dicen nuestros hermanos mayores a la conversa, y en ese devenir histórico construir una nueva democracia para allegarnos entre todos a un nuevo contrato social que converja con el bien común. La movilidad se abre en distintas direcciones para comprender las variadas realidades y en esos campos se levanta una masa común, resistente, al frente de fuerzas activistas con su espíritu militante, como también creencias religiosas que hoy parecieran estar en la medida de humanizar a los dioses ficcionarios de la fe que han perdido el camino del evangelio.
El renacer humanista es una respuesta a la arremetida del fascismo, donde solo evolucionan los atropellos, las violaciones de derechos contra una sociedad histórica que viene luchando por su liberación social y política, por la inocencia del niño, por la grandeza de la mujer para que no se convierta en juguete de violaciones de su cuerpo y de su alma, por la juventud que estropeamos su conciencia con el hedonismo, con el consumismo, con la drogadicción y un emprendimiento que profanamos con mentiras, manipulando sus anhelos por senderos tóxicos, sin horizontes. Y por una sociedad integral que solo ha conocido las desigualdades, la violencia, viviendo cual siervos sin tierra, con el cristo de espaldas cual, condenados de la tierra, al margen de la rebelión de las ratas y de la granja, en medio de las tierras roturadas que les fueron arrebatadas con ilegalidad, que hoy ensangrentadas y llorosas claman que sus dueños campesinos las curen con sus manos callosas.
Corolario. Estas agrietadas reflexiones vienen del devenir de la realidad histórica que invita a comprender tiempos y espacios en movimiento para alcanzar soluciones pacíficas. Y es que la esencia de la gobernabilidad se fundamenta en que sociedad y estado deben allegar a sus gestiones públicas y privadas, el amor social y político que están por encima de democracias, del contrato social y la constitucionalidad. El amor vive en la familia, en la sociedad y en las emociones políticas para estabilizar el estado, para ejercer vinculo social y aplicar justicia con libertad como bases para el bien común. Un alto en el camino nos dice afianzarnos en la hegemonía del amor socia y el amor político, Contra la hegemonía del poder violento y del odio que nos está dejando ilíquidos de ética de moral, de humanismo, de principios y valores.
* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.