Por: Jesús David Gómez
“No me rendiré. Seguiré buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato porque ese es el camino para dejarles un mejor país a nuestros hijos”, aseguró el Presidente Juan Manuel Santos el pasado 2 de octubre tras conocer los resultados del plebiscito.
Y fiel a su promesa, el Jefe del Estado se puso en la tarea. Pocas horas después de la citada jornada electoral, comenzó innumerables reuniones en las que escuchó las consideraciones de representantes del No y de distintos sectores de la sociedad colombiana.
Escuchar fue el verbo más practicado por el Presidente Santos en estos cerca de dos meses. Fueron jornadas agotadoras, pero provechosas.
Y este jueves, 53 días después, finalmente todo ese paciente esfuerzo rindió sus frutos. Se logró la suscripción de un acuerdo definitivo con las Farc. Un acuerdo que pone fin a más de cinco décadas de conflicto con ese grupo.
La jornada de hoy se auguraba histórica. De traje gris oscuro y corbata azul celeste, el Presidente Santos arribó al Palacio de San Carlos, antigua residencia presidencial y actual sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, a media mañana.
A las 11:23 de la mañana, el Jefe del Estado abandonó la Cancillería rumbo al Teatro Colón, escenario escogido para el solemne y discreto acto.
El Presidente fue recibido con aplausos por cerca de mil asistentes. El escenario no podía ser mejor, pues fue inaugurado tres años antes de la finalización de la Guerra de los Mil Días. Pocas veces la majestuosa edificación lució tan hermosa.
Las notas del Himno Nacional, interpretadas por Cecilia Silva Caraballo, fueron las encargadas de poner en marcha el histórico evento.
Acto seguido, el Presidente Santos se ubicó en el escenario con Humberto de la Calle a su derecha y Sergio Jaramillo a su izquierda.
Y llegó el gran momento. Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las Farc, y el Presidente Santos suscribieron el nuevo acuerdo, el Acuerdo del Teatro Colón.
El primero en plasmar su rúbrica fue Londoño Echeverri. Luego fue el turno del Jefe del Estado colombiano. Con su mano izquierda y con el simbólico balígrafo, firmó el documento que cambiará la historia de las futuras generaciones del país.
Luego estrechó la mano de su otrora enemigo, con el que en adelante se enfrentará exclusivamente en la arena política.
“¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”, gritaban de pie y a todo pulmón los asistentes, mientras las lágrimas recorrieron las mejillas de varios de ellos.
Tras escuchar las palabras de Londoño Echeverri, el Jefe del Estado colombiano comenzó su intervención a las 11:44 de la mañana.
Durante 19 minutos, el Mandatario expuso las bondades del Acuerdo y sus implicaciones para las generaciones venideras. Convocó a un pacto nacional para implementar lo acordado y aseguró que toda guerra es una derrota.
Cuando terminó de pronunciar su discurso, fue objeto de una nueva ovación. Por más de un minuto, los aplausos retumbaron en la acústica del soberbio recinto.
En ese instante el grupo Tambor del Cabildo se tomó el escenario. Con trajes típicos y de impecable color blanco, interpretaron ‘Violencia’, obra del maestro José Barros.
Nunca cobró tanta vigencia el tema del maestro nacido en El Banco, Magdalena. “Maldita violencia”, cantaba Cecilia Silva Caraballo, como rechazando lo acontecido en el último medio siglo en el país.
Y con ello se cerró el acto.
Una vez terminado, se escuchó en grito sentido y emotivo: “¡Viva Colombia!”
Y es así: Que viva Colombia, que viva Colombia sin guerra. Que viva Colombia en paz.