En la vereda Puente de Piedra del municipio de Ventaquemada del departamento de Boyacá, se hizo un descubrimiento inesperado, una variedad de papa que se estaba buscando desde el año 1970.
Se trata de la variedad ‘tocana rosada’, un tipo de papa mediana, que puede pesar entre 50 y 150 gramos, con visos de color rosa y blanco, y que suele abrirse o desleírse fácilmente en cocción. Este alimento crece sobre todo en surcos ubicados entre los 2.700 y los 3.000 metros sobre el nivel de mar.
El hallazgo lo hizo Pedro Briceño, conocido en Colombia como “El man de las papas”, y quien ya cumple 15 años liderando un proyecto para rescatar las papas nativas que crecen en diferentes regiones del país.
La variedad de ‘tocana rosada’ era cultivada por Paulino Niampira, un campesino de la región que por años cultivó papa para el consumo familiar y vecinal, sin caer en cuenta de que en su parcela crecía esta variedad de papa.
Briceño contactó a don Paulino, y pudo evidenciar la existencia de esa variedad del tubérculo, muy cerca de donde reside, y en mayor proporción de lo que se hubiera imaginado.
Según el investigador, la ‘tocana rosada’ fue víctima de una estigmatización o mala fama, que por la protuberancia de los ojos de la misma y en la modalidad de pelado que debía aplicarse para consumirla, una imagen que la fue retirando de los platos de las familias campesinas, y que hoy, después de cinco décadas, vuelve al escenario gastronómico regional y con proyección para empezar a usarse en las cocinas del país.
Luego de encontrar esta variedad, ‘el man de las papas’, ya capturó la semilla y ahora se dispone a trabajar en equipo con otras familias campesinas de la región para así lograr una mayor producción del tubérculo.