Una mujer fue captura en el municipio de Soacha por unidades del Grupo Investigativo Contra los Delitos Sexuales y la Familia de la Policía Nacional, sindicada de pertenecer a una organización criminal de trata de personas, dedicada a la trata trasnacional de personas en la modalidad de explotación sexual.
La capturada, alias “La Paisa”, quien es familiar de la cabecilla de la organización y quien era la encargada de facilitar el dinero para la obtención de documentos, compra de pasajes aéreos o terrestres, así como de acoger a las víctimas en su lugar de residencia.
En el operativo se realizó un allanamiento donde fueron incautados 25 documentos entre facturas, agendas, pasaportes y otros más, referentes a trámites de viajes de las víctimas, un dispositivo de grabación de vídeo en formato digital de cámaras de seguridad, un teléfono inteligente y 17 cartuchos calibre 9 milímetros.
Simultáneamente en el barrio Robledo de la ciudad de Medellín, fue capturada alias “Camila”, quien es según la investigación era la encargada de la captación de víctimas en el área metropolitana de la capital de Antioquia.
Las dos mujeres presuntamente hacían parte de una red internacional de trata de personas, mediante la captación de víctimas con falsas promesas laborales para enviarlas a países asiáticos. Ambas mujeres fueron cobijadas con medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario.
De igual manera, con el fin de localizar y capturar en cualquier parte del mundo, también fue expedida una notificación azul de la Interpol en contra de la cabecilla de la organización, una mujer colombiana conocida con el alias de “Katherine” y quien se encuentra prófuga.
Modus operandi
Según la investigación, la organización criminal ubicaba mujeres en las ciudades de Medellín, Bogotá y Soacha, con el fin de ofrecerles trabajos con remuneraciones altas y estabilidad económica en algún país de Asia.
Una vez las jóvenes incautas tenían contacto con las mujeres, les facilitaban los documentos de identificación necesarios para los traslados de las mismas a la ciudad de Incheon en Corea del Sur, una vez allí, eran sometidas a diferentes vejámenes y obligadas a ejercer la prostitución en locales de lenocinio conocidos como Karaokes.
Las jóvenes no recibían ningún pago y por el contrario les eran impuestas multas por incumplir exigencias de los proxenetas al momento de realizar servicios sexuales, y si las víctimas se encontraban en estado de gestación eran obligadas a abortar.