No ha expropiado a nadie, no ha cerrado ningún medio de comunicación; sin embargo, permite que lo insulten, denigren y calumnien. No toma venganza, pero llama a cada cosa por su nombre, y tiene la valentía de denunciar y exigir que se investigue hasta lo último a los enemigos de la patria.
Petro no es comunista. Es un capitalista con sentido social, inclusivo y ecológico.
Como todos los colombianos, rodeado de ladrones, pero los va depurando.
No lo odien porque sí, estúdienlo. No le teman, compréndalo.
Muy diferente a Maduro, Castro o Pinochet. Muy distinto a Trump y a Ortega. Pero sí muy parecido a Lula y a Mojica: Buena gente, pero serio, austero, estudioso y comprometido. Cuando abraza y sonríe, lo hace con sinceridad.
Es compasivo y admira los empresarios honestos, pero detesta (le fastidian) los codiciosos, los egoístas y los ricos quejumbrosos que creen que los va a arruinar; los racistas, los que segregan y ridiculizan, los ladrones, los esclavistas y los delincuentes de cuello blanco; también los que quieren apoderarse de las instituciones públicas para hacer negocio y hacernos creer que es para beneficio de la comunidad.
No ha expropiado a nadie, no ha cerrado ningún medio de comunicación; sin embargo, permite que lo insulten, denigren y calumnien. No toma venganza, pero llama a cada cosa por su nombre, y tiene la valentía de denunciar y exigir que se investigue hasta lo último a los enemigos de la patria, a quienes la han lastimado: los despojadores, los estafadores y los asesinos.
A Petro le duele el país, le duelen los pobres, los marginados, los ancianos desprotegidos, las madres cabeza de hogar que madrugan y trabajan de sol a sol sin esperanzas de una pensión ni de un descanso.
A Gustavo Petro le duelen el campesino y el obrero al que cada año se le recatea el salario para dejarlo con el mínimo; le duele el muchacho sin prestaciones sociales que sin conocer a su patrón se mata en una moto o en una bicicleta para pagarle el arriendo a su mamá.
Al presidente le duele la universidad pública que pretenden privatizar, le duele el enfermo que tiene que apelar a una tutela para que lo operen o le den los medicamentos, sabiendo que al lado de la farmacia esta la clínica privada construida con dineros públicos.
También le duele la indiferencia a la tragedia que vive el campesino, víctima de la guerra y el despojo, le duelen la selva, el cielo y los ríos.
Gustavo Petro es un patriota, no tiene un peso… y es honesto.
Y es nuestro presidente.
Convenzamos a sus enemigos gratuitos de que no es el delincuente que creen, y les dicen que es.
Si lo fuera, ¡Colombia ya estaría perdida!
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Juan Fernando Uribe Duque (Medellín, 1953) es médico, músico, poeta y narrador. En su calidad de tanguero y rockero integral conformó bandas y ensambles con los que recorrió diversos escenarios del país, ensalzando la música de The Beatles y cantando los tangos de Carlos Gardel, a quien rinde en su segunda obra un sentido homenaje. Su primer libro, “La tentación” (Editorial La Banda, 2018), es una recopilación de cuentos y relatos en los que ficciona experiencias de la niñez y anécdotas familiares. Otros trabajos suyos han sido publicados en revistas virtuales y en periódicos como “Universo Centro”. Así mismo, en los últimos años ha publicado poemas y artículos de carácter político en “Momento Médico”, medio de difusión de la Asociación Médica Sindical Colombiana (Asmedas), y en “El Pregonero del Darién” de Apartadó, Antioquia. Participante activo en grupos de estudio y tertulias literarias, tiene varias novelas inéditas y una obra poética siempre en construcción.