La entidad es una de las involucradas en este proceso, que busca beneficiar a aquellas familias que abandonaron sus terruños, a causa de la violencia.
Cerca de 60 personas de La Palma, San Luis de Gaceno y Yacopí, beneficiarias de la ‘Ley de Víctimas y Restitución de Tierras’, recibieron atención personalizada e integral del SENA y otras entidades estatales, como la Unidad para las Víctimas, la Defensoría del Pueblo y la Unidad de Restitución de Tierras.
“Hemos aunado esfuerzos para lograr el retorno de estas personas, desarraigadas por el conflicto. Hoy estamos con ellas, ofreciéndoles alternativas de desarrollo integral”, aseguró el director Regional del SENA en Cundinamarca, Gustavo Adolfo Araque.
El objetivo de estas actividades es generar un escenario de articulación entre las víctimas de la violencia y aquellas instituciones que avanzan en el cumplimiento de las sentencias emitidas por el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Cundinamarca.
Es el caso de Blanca Cecilia Cruz, una mujer de 73 años que hace 15 salió de la vereda El Salitre de La Palma con rumbo a Bogotá, donde debió rehacer su vida. Hoy guarda la esperanza de regresar a su terruño, libre de violencia, donde aspira a cultivar maíz, caña, plátano y ahuyama, con el apoyo de todas las entidades involucradas.
“Uno de los temas que más expectativas generan entre estas personas es la posibilidad de que sus hijos puedan acceder a educación técnica o superior. Lo que el SENA hace con las familias restituidas es muy importante, porque les brinda esta posibilidad de formación y, además, les apoya en la formulación y el desarrollo de sus proyectos productivos”, expresó el director Territorial de la Unidad de Restitución de Tierras para Boyacá y Cundinamarca, Fabián Enrique Oyaga.
De acuerdo con este organismo, hasta el momento han sido beneficiadas 125 familias, restituidas 254 hectáreas e invertidos más de 700 millones de pesos en el desarrollo de los proyectos productivos familiares, en los municipios de La Palma, San Juan de Rioseco y Yacopí.
Para Oyaga, el acompañamiento del SENA es fundamental, toda vez que la meta es garantizar la restitución de las tierras y ayudarles a estas personas en la ejecución de sus ideas de negocio, de tal forma que les sea posible asegurar su sostenibilidad y la de su núcleo familiar.
La entidad en que más confían los colombianos, en lo corrido de 2017, ha ofrecido formación titulada y complementaria a cerca de 5.000 desplazados por la violencia asentados en Cundinamarca, que se suman a los 30 mil atendidos en 2016. Entre los sectores cubiertos están el agropecuario, el de comercio, el de construcción, el educativo y el eléctrico.
Es así como las instituciones involucradas impulsan la generación de ingresos, a través del apoyo a la población económicamente activa, víctima del conflicto interno. Esto, a partir del aprovechamiento del potencial humano, los terrenos que han sido restituidos y un aporte en capital semilla que abrirá las puertas a este nuevo comienzo.