A propósito de un discurso

El país necesita, como lo dice el Presidente, gente preparada en ciencias básicas.

Por Francisco Cajiao

Al término de la segunda jornada de ‘Gobierno Escucha’ –versión actual de los consejos comunitarios de antaño– en Soacha, el señor Presidente en su discurso habló de crear una universidad pública en el municipio. Dijo así:

Ustedes se comprometen con un lote, incluso no es necesario que el lote tenga el 100 % de su titularidad. Hay una ley, creada no hace mucho, donde podemos usar, incluso, posesiones de lotes públicos para poder hacer la Universidad de Soacha. Ojalá el sitio sea el más propicio (…), la idea es que los cupos de la universidad puedan ser ocupados, en su mayor parte, por la juventud soachuna”.

A continuación, sugiere que se especialice en “programación seria de sistemas computacionales” porque, según él, esto no existe en el país. El Ministerio, sin embargo, reportó en 2021 que había más de 300 programas de formación en sistemas con cerca de 89.000 estudiantes. Seguramente algunos de estos, de buenas universidades públicas y privadas, son bastante serios y cuentan con profesores muy calificados. Lo que sí es cierto es que no hay suficientes profesionales en este campo y desde hace años las facultades de ingeniería vienen mostrando su preocupación por la escasa demanda de los jóvenes hacia esta disciplina.

El problema, entonces, no se resuelve abriendo una nueva universidad, sino mejorando sustancialmente la formación matemática y científica de los niños y las niñas desde la educación primaria. Eso significa no solo que obtengan buenos resultados, sino que aprendan a disfrutar las disciplinas intelectuales que requieren esfuerzo y rigor lógico, en vez de tenerles terror.

No hay suficientes profesionales en este campo y desde hace años las facultades de ingeniería vienen mostrando su preocupación por la escasa demanda de los jóvenes hacia esta disciplina.

Llama la atención, por lo menos para quienes conocen el sector educativo, que la clave para montar una universidad pública radique en la consecución de un lote, sin mencionar, en cambio, cuánto presupuesto se destinaría a este noble propósito, tanto para su puesta en marcha como para su sostenibilidad y desarrollo futuro.

Hacer más universidades públicas es una de las obsesiones del presidente Petro, lo cual es loable, como muchos otros de sus deseos. Sin embargo, la realidad suele ser aguafiestas, como lo hacía notar Moisés Wasserman en columna reciente. En el proceso de creación de una universidad nueva lo complicado no es conseguir un lote, sino diseñar y construir una institucionalidad sólida y creíble, saber qué programas tendrá, encontrar los profesores y contratarlos, establecer desde un comienzo condiciones de sostenibilidad y, claro, después de todo esto, saber si se necesita una o varias sedes y de qué características.

Pero lo más importante, como viene sucediendo, no es que haya cupos disponibles, sino que haya demanda de esos cupos. Hay muchas razones por las cuales los jóvenes no ingresan a la universidad y una de ellas es la carencia de recursos económicos, que se resuelve con políticas de subsidios bajo la modalidad de becas, créditos blandos o gratuidad de la matrícula. Pero lo que no se resuelve de forma tan sencilla es la calidad de la educación que se ofrece desde la infancia, que no solo implica buenos currículos y maestros idóneos, sino estrategias que estimulen el deseo de aprender y cultiven la disciplina que requiere el acceso al conocimiento en el mundo contemporáneo.

El país necesita, como lo dice el Presidente, gente preparada en ciencias informáticas, pero también en física, en química, en matemáticas avanzadas, en biotecnología, en genética… en todos esos campos de las ciencias básicas a los cuales no se puede acceder solamente con competencias blandas. Sin gente en estas disciplinas tendremos más youtubers, más influencers, más adivinos, más vendedores de sueños, pero no habrá estudiantes con quienes llenar las aulas universitarias, ni científicos que desarrollen la industria farmacéutica ni ingenieros que impulsen proyectos ambiciosos en sectores estratégicos.

fcajiao11@gmail.com

Fuente: El Tiempo