La gira de Leopoldo López ha despertado todo tipo de comentarios. Este personaje, recibido con tanto fervor y reverencia por las élites colombianas y por los medios de comunicación, es el vocero de la extrema derecha venezolana y el heredero de una de las familias más ricas del país. Ha estado involucrado en actividades terroristas e intentos de golpe de Estado desde los inicios de la Revolución Bolivariana.
Pero no ha actuado solo. Para ello ha contado con el apoyo incondicional de la Casa Blanca, incrementado notoriamente durante el nefasto mandato de Donald Trump. Su trabajo conjunto con Marco Rubio y otras figuras de la extrema derecha de Estados Unidos y del continente, incluido Luis Almagro, ha sido bastante conocido. Sirvió para fortalecer las políticas fascistas en la región, en alianza con las mafias del narcotráfico.
Leopoldo López y su esposa Lilian Tintori han clamado desde hace tiempo porque Estados Unidos invada a Venezuela. El fracasado desembarco de mercenarios gringos en mayo de este año, conocido como Operación Gedeón, fue la culminación de una estrategia dirigida a desestabilizar a su gobierno, al igual que lo fue el golpe de Estado contra el gobierno de Bolivia en noviembre de 2019. Ambos contaron con el apoyo cómplice y demostrado del gobierno de Uribe/Duque y de sus amigos paramilitares de la frontera.
Por ello, no sorprende que López se reúna con el dueño del Ubérrimo y con su títere, quien lo llevó a su show diario de televisión. “La única forma de acabar con el sufrimiento del pueblo venezolano es poniéndole fin a la causa principal de ese sufrimiento”, concluyeron en la reunión con Uribe. Y tienen razón. El pueblo venezolano necesita acabar con la principal causa de sus problemas: el asedio y bloqueo de Estados Unidos y sus amigos incondicionales, lo que impide que el país ejerza su soberanía nacional.
Pero también hay que repudiar el apoyo que le dio la alcaldesa de Bogotá al prófugo de la justicia de su país. Como representante del centro, que dice ser, está en su derecho de criticar al gobierno de Venezuela. Sin embargo, lo que no puede hacer es avalar a su extrema derecha alineada con el uribismo, con el que ella misma ha tenido contradicciones importantes. Así no es, Claudia, no todo vale.
* Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son del autor y no de SOACHA ILUSTRADA.