Viviendas construidas sobre el filo de un barranco en los alrededores del cerro Las Dos Tetas en la vereda Panamá en el municipio de Soacha están a punto de colapsar.
Con miedo y con zozobra permanente viven algunas familias cuyas viviendas están a centímetros de un peligroso desfiladero de más de 50 metros de altura y que amenaza con caer en cualquier momento.
Las viviendas de invasión que carecen por completo de servicios públicos (acueducto, luz y alcantarillado), fueron construidas con material reciclado de latas, maderas y plásticos. Sus moradores de escasos recursos han optado como única solución dormir en un costado de la vivienda en previsión de un derrumbe.
Los habitantes de este peligroso sector, son conscientes del riesgo que se cierne sobre ellos al habitar esa zona de alto riesgo donde con la llegada de la época de lluvias en cualquier momento el terreno podría ceder.
Sin embargo, y pese a que en algunas viviendas habitan menores de edad, se niegan a abandonar las casas hasta cuando la Administración de Soacha no las reubique o les construya viviendas en otro sector.
Peligro constante
Algunos habitantes han señalado otro peligro a que se enfrentan y es que para construir las viviendas han venido utilizando las rocas de la montaña lo que ha ocasionado la desestabilidad del terreno, peligro al que se une la carencia de alcantarillado por lo que las aguas negras ruedan por incluso debajo de las viviendas, el olor nauseabundo es permanente en lugares donde corre a desnivel el agua.
Una mafia de “tierreros” viene no solo loteando y vendiendo los escarpados terrenos, llenos de barrancos, carcavamientos y hundimientos. La zona totalmente erosionada fue explotada hace varios años de manera irregular e intensiva por los propietarios de las canteras que, con el removimiento de tierras con dinamita, desestabilizaron aún más el suelo. En algunos sitios se encuentran brechas en el piso de más de 50 metros que así lo demuestran.
La erosión permanente del cerro Las Dos Tetas y la explotación indiscriminada de las rocas para la construcción de las bases de las viviendas, ha dejado al descubierto grandes rocas que según algunos habitantes, amenazan con caer sobre las viviendas de la parte baja de la gigantesca montaña.
Las autoridades no tienen absolutamente ningún control sobre las organizaciones que urbanizan estos terrenos, ni tampoco ejercen ningún tipo de vigilancia para evitar el poblamiento en estos desfiladeros, la entrada y venta de todo tipo de materiales de construcción a la zona es paralela con la aparición de la prestación de transporte ilegal.
Existe una corregiduría nombrada por el Alcalde municipal, pero sus funcionarios no denuncian, ni ejercen ningún tipo de vigilancia sobre estos lugares.
Postes de energía fantasmas
En algunos lugares empiezan a aparecer viviendas en ladrillo de uno, dos y hasta tres pisos, no hay zonas verdes y las calles son unos rastrojos irregulares en medio de desniveles, piedras y basuras.
Las “calles” son demarcadas por postes de concreto que se han instalado sin ningún control y avanzan al mismo ritmo como aparecen nuevas viviendas. Nadie da razón quienes son los propietarios de estos postes, que empresa los fabrica, ni mucho menos quienes autorizaron su instalación.
Los mismos habitantes denuncian que la instalación de estos postes de energía ha ocasionado filtración de agua, agravando más el problema en estos terrenos inestables.
En la zona que hace parte del denominado Corregimiento Uno no existe ningún plan a mediano y largo plazo para la dotación de servicios públicos domiciliarios, mucho menos la construcción de puestos de salud, escuelas o colegios.
Destrucción de patrimonio arqueológico
En la cara norte del cerro Las Dos Tetas existía un expecie de entrada natural la cual contenía algunas pinturas rupestres y aunque nunca se realizó una prospección arqueológica, vestigios de guaquería en el piso indicaba que posiblemente existiera en el lugar un enterramiento prehispánico. El ICANH y la dirección de Cultura de Soacha nunca se preocuparon por realizar una visita al lugar, el cual por la urbanización ilegal descontrolada desapareció o fue destruido.
Marzo 4 de 2018
GALERIA:
Peligro inminente para los habitantes de las viviendas ubicadas al filo del abismo.
Trochas en medio del pasto y los barrancos hacen las veces de calles y carreras.
Las calles son unos rastrojos irregulares en medio de desniveles, piedras y basuras.