La capital colombiana celebró una nueva edición de Rock al Parque, el festival de música gratuito más grande de Latinoamérica
Existe un código de vestimenta. Los chicos suelen uniformarse todos de negro, o con unos jeans rotos acompañados con chaquetas de cuero, sin olvidar las botas. Los punketos se atreven a lucir crestas de colores en sus cabelleras. Las chicas también van uniformadas con colores oscuros, llevan vestidos o faldas cortas, en muchas ocasiones de cuadros, combinadas con medias panty caladas, sin olvidar las uñas y la sombra de ojos negra.
La mayoría vive en Bogotá, pero algunos viajan de varias regiones de Colombia o de otros países, para vivir la experiencia de tres días de un festival que les ofrece la posibilidad de escuchar las mejores bandas e intérpretes del rock local e internacional. Preparados, eso sí, a soportar las inclemencias de tiempo -el clima en Bogotá es bipolar, así como sale el sol, a los cinco minutos llueve-, el hambre y el cansancio físico.
Este año Rock al Parque fue especial. Cumplió 25 años. El festival ha cambiado, y también su público. Algunos recordaron con nostalgia sus primeros Rock al parque cuando escuchaban a sus bandas en casetes o vinilos, esa época de su adolescencia o los años de la universidad.
Hoy aquellos jóvenes que hoy rondan los cuarenta años, van con sus hijos a disfrutar de un evento musical gratuito y al aire libre, donde el público se comporta con mucho respeto y sanamente, no sólo por el valor de pertenecía que siente el bogotano, y por ende el colombiano, por este evento, así como por las estrictas medidas de seguridad que impiden la entrada de alcohol, drogas, cualquier tipo de armas y correas.
Con respecto a este último siempre se escucharán comentarios como: ¿A dónde van todas las correas que quitan en Rock al Parque? ¿Al mundo de las correas?
Rompiendo récord de asistencia este año, con más de 340 mil asistentes, Rock al Parque representa un ejemplo de que se puede hacer un espectáculo masivo, en el que la paz es posible en una nación que ha sido condenada a más de cincuenta años de guerra. Donde no importa si eres metalero, punketo o roquero fresa. Tranquilamente, todos los fanáticos de Rita Indiana, Cristina Rosenvinge, Fito Páez, Amigos Invisibles, Gustavo Santaolalla, Babasónicos, por mencionar algunos de los invitados, convivieron en ese país llamado música.
Roqueros a los pies de Juanes
Si bien fueron muchos los artistas que tocaron en Rock al Parque, indiscutiblemente, Juan Esteban Aristizábal Vásquez, mejor conocido como Juanes, se llevó todos los méritos en un espectáculo impecable.
Mucho se criticó su participación, y Juanes estaba consciente de ello:
“Me siento muy feliz, con la música, con la vida. Las cosas pasan en su momento. Hoy estoy preparado para tocar en Rock al parque. Antes no hubiera podido, no tenía la preparación mental para ello. Desde los trece años amo el rock, así que celebro que este festival cumpla 25 años y espero que en sus próximas ediciones se abran a otros géneros. Sencillamente, el arte es el único lugar donde nos podemos encontrar todos”, dijo antes de salir al escenario.
Además de tocar sus conocidos hits “La camisa negra”, “A Dios le pido”, “Mala gente”, o “Fotografía”, entre otros, el artista invitó al escenario a Zeta Bossio para interpretar el clásico de Soda Stereo “Cuando pase el temblor”, rindiéndole homenaje a la agrupación y a su vocalista Gustavo Cerati, fallecido hace cinco años.
El cantante paisa también recordó su época con Ekhymosis interpretando algunos temas, entre ellos “Mi tierra”, junto a Fonseca y Andrés Cepeda, sosteniendo así su postura de la inclusión en la música.
Durante todo el concierto, Juanes mostró su humildad, aceptó su nerviosismo y confesó que se le olvidaron las letras de las canciones y algunos acordes mientras tocaba su guitarra. Finalizó su actuación con “See and Destroy”, cover de la agrupación Metallica, recibiendo una ovación inmensa del público.
Luego de su show, fue el turno de Fito Páez, quien le pidió al cantante colombiano subir al escenario para tocar “Ciudad de pobres corazones”.
Sin dudas, esta fue la noche más importante en la carrera musical de Juanes y más de trescientas mil almas fueron testigo de ello.
Final sinfónico
Rock al Parque cerró con altura, con la presentación de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que ofreció un show especial con las canciones emblemáticas de estos 25 años.
El trabajo de la selección musical duró un año. De una lista de 40 temas, finalmente fueron elegidos diez: “¿Comprendes Mendes?”, de Control Machete; “Muévete”, de Estados Alterados; “El puñal y el corazón”, de Café Tacvba; “Maligno”, de Aterciopelados; “Tu amor”, en la voz de Pedro Aznar; “Vestido de cristal”, de Kraken, interpretada por Roxana Restrepo; “Penélope”, de Draco Rosa; “Mentiras”, de Los Amigos Invisibles y “Ay, qué dolor”, de La Derecha.
La actuación de la Filarmónica finalizó con “Florecita rockera”, momento en que Andrea, de Aterciopelados, cantó e invitó a todos sus compañeros al escenario y aprovecharon para tomarse la foto del festival: una selfie junto al público.
A la una de la madrugada del martes 2 de julio, los asistentes fueron abandonando lentamente las instalaciones del Parque Simón Bolívar. Olvidando un poco el frío, los zapatos llenos de barro y la ropa mojada por la lluvia, buscando algo de comer entre los vendedores ambulantes de los alrededores y pidiéndole al Divino Niño conseguir un taxi pronto que los llevara de vuelta a casa, tarareaban:
“Florecita rockera/ Tú te lo buscaste por despertar mi pasión/ Encendiste mi hoguera no tienes perdón/ Te pondré en una matera…”
Por: Dulce María Ramos / Fotos: Juan Santacruz y Juan David Vásquez
Fuente: Diario El Universal
Julio 9 de 2019