Entrará en funcionamiento en el año 2022 y podrá movilizar un millón de personas diariamente.

El Presidente Juan Manuel Santos y el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, anunciaron que la primera línea del metro será completamente elevada, su construcción se iniciará en el 2018 y su primera fase entrará en funcionamiento en el 2022. Tendrá un recorrido total de 30,58 kilómetros e irá desde el Portal de las Américas hasta la calle 127 con Autopista Norte.

La construcción de la obra se desarrollará en tres fases: la primera va desde el portal de Las Américas hasta la Caracas, a lo largo de la Avenida Primero de Mayo. La segunda fase irá hasta la calle 72 por la Avenida Caracas, para completar una extensión de 25,29 kilómetros con un total de 15 estaciones. La tercera fase de la construcción comprende el metro hasta la calle 127.

Su inversión será de 13,8 billones de pesos, se espera que en tres semanas se suscriba el documento Conpes que asegura los recursos para la construcción de la obra, sin embargo, el Gobierno Nacional anunció que ya tiene listos $9,65 billones de pesos.

“Con la firma de ese documento CONPES quedará abierto el camino para iniciar la contratación del metro, es el paso definitivo y le estamos hoy diciendo si al metro de Bogotá”, indicó el presidente Santos.

El metro de Bogotá viajará a una velocidad de 40,1 kilómetros por hora y será más rápido que el de Medellín.

El sistema podrá movilizar a diario un millón de pasajeros. Durante la administración de Enrique Peñalosa se dejarán contratadas las obras hasta la calle 72 y los diseños hasta la 127.

La Administración de Peñalosa manifestó que con la construcción del metro elevado se movilizarían 500.000 pasajeros más de lo que movería el metro si fuera subterráneo, aunque no es claro la razón porque se incrementan los usuarios.

El Alcalde Peñalosa señaló que con la revisión de los diseños se logró un ahorro equivalente a 4 billones de pesos. “Con las variaciones en la tasa de cambio del dólar, el costo del metro subterráneo solo habría permitido llegar hasta la calle 53, con los recursos disponibles”.

Según el Alcalde Mayor, para el año 2030, el 80 por ciento de los bogotanos tendrá una línea de transporte masivo, metro o troncales a menos de 1 kilómetro de distancia. Este sistema complementado con más de 600 km de ciclo-rutas consolidará a Bogotá como una de las ciudades más sostenibles y eficientes en términos de consumo energético.

Peñalosa advirtió que “Para que una línea de metro beneficie a la mayor cantidad de personas posibles debe estar complementada con rutas alimentadoras. Si eso no ocurre, el metro solo podrá ser usado por las personas que viven o trabajan cerca de las estaciones”.

En total, el 75% de los recursos destinados al plan de transporte masivo para Bogotá se destinarán al metro y el 25 por ciento restante a troncales alimentadoras.

Peñalosa manifestó que se espera firmar el contrato de construcción en el segundo semestre de 2017, e iniciar obras en el 2018, antes de finalizar el mandato del presidente Santos. Las dos primeras fases estarían en el 2022. Con la línea elevada es posible reducir en cerca de 26 meses los tiempos de construcción.

Durante la rueda de prensa se anunciaron las estaciones que tendrá el sistema Metro: Portal de las Américas, Carrera 80, Calle 42 sur, Kennedy, Avenida Boyacá, Avenida 68, Carrera 50, NQS, Nariño, Calle 1, Calle 10, Calle 26, Calle 45, Calle 63 y Calle 72. Diez de ellas tendrán integración con TransMilenio.

Las troncales alimentadoras permitirán que los habitantes de Soacha, Bosa y Fontibón puedan accesar fácilmente a la línea del Metro, esto permitirá que los abordajes al Metro asciendan a 650.000 pasajeros al día.

Justificación del Metro elevado

Según un estudio realizado por la firma internacional Systra, contratada para realizar un nuevo estudio del metro, diferente al de Gustavo Petro, es más barato construir la línea elevada del metro, que hacerlo subterráneo, en razón que con el mismo dinero que se construye un kilómetro por debajo de la tierra alcanza para construir kilómetro y medio elevado.

Otra de las razones que según la Administración de Peñalosa arrojó el estudio es que con el metro elevado, además de mantener un diseño urbanístico adecuado con la capital de la república, genera menores impactos al ecosistema que un metro subterráneo.

El estudio mostró los siguientes aspectos positivos del metro elevado para Bogotá:

-. Moviliza el mayor número de pasajeros.

-. Permite un mayor ahorro en costos y tiempos, alrededor de un 28 por ciento de ahorro.

-. Facilita la integralidad del sistema de transporte público.

-. Se demora menos tiempo en ser construido que uno subterráneo, aproximadamente 2 años menos.

Además considera que, frente al metro subterráneo, es más fácil el manejo de emergencias tales como incendios, accidentes o trenes varados, sumando que la obra del metro elevado presenta menores riesgos, pues los del subterráneo se relacionan con la excavación por debajo de cuerpos de agua y la desecación del suelo, que en Bogotá produciría asentamientos en las edificaciones hasta a varias cuadras de distancia.

“Bogotá puede estar en camino a hacer una de las ciudades más sostenibles del mundo porque en Nueva York se gasta más energía, que es lo que genera calentamiento global, en calefacción y en aire acondicionado para el metro”, argumentó el alcalde Peñalosa.

Para el Presidente Juan Manuel Santos las razones para escoger el Metro elevado son suficientes “Hay mayor eficiencia del metro elevado sobre el metro subterráneo, en materia del número de pasajeros, en materia de integración, en materia de tiempos, de recorridos entre un punto y otro”, indicó.