El Instituto Humboldt presentó una nueva edición del Atlas de la Biodiversidad de Colombia. Este informe trae una completa investigación sobre las especies de lagartijas que habitan en América.
En esta oportunidad, los Anolis son los protagonistas, un grupo de lagartijas arborícolas muy carismático. Se sabe que tuvieron un origen y diversificación durante la época geológica del Paleoceno y Eoceno, es decir, hace aproximadamente 66 a 56 millones de años.
Las Anolis se distinguen de otras especies por presentar unas laminillas extendidas en la superficie ventral de los dedos que cumple una función locomotora, facilitando su adhesión a diversas superficies de los árboles, y por la presencia generalmente en los machos y en algunas hembras de un pliegue de piel extensible y colorida en la garganta la cual usan para comunicarse.
Según los investigadores, cada especie se ha adaptado a las condiciones particulares de los hábitats donde se encuentran, lo cual se refleja en una variedad de formas y comportamientos. Las Anolis tienen su mayor diversidad en los bosques húmedos tropicales y subandinos, aunque son mayoritariamente arborícolas algunas de ellas pueden tener hábitos terrestres o semiacuáticos.
Nuestro país tiene un lugar privilegiado en la historia evolutiva de los anolinos continentales porque hace parte del área donde han ocurrido eventos biogeográficos importantes para su diversificación. Actualmente se pueden encontrar en casi todos los ecosistemas del país desde el nivel del mar hasta la alta montaña.
En Colombia los investigadores identificaron cerca de 78 especies, las cuales se agrupan en 10 tipos de especies con características corporales y ecológicas similares, también llamados “ecomorfos”. El alto número de especies de anolinos en nuestro territorio representa el 40% de la diversidad continental de este grupo y alrededor del 18% de diversidad conocida globalmente. Las áreas con mayor número potencial de especies se encuentran en las regiones Pacífica, valle medio del río Magdalena y Amazónica.
Para el científico, Rafael Moreno, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del programa de Ciencias Básicas y autor del Atlas, “Este número puede ser superado porque aún desconocemos bastante sobre la taxonomía del grupo, pero también porque muchas regiones del país aún no han sido exploradas en cuanto a la diversidad de estas lagartijas”, explica.
Las lagartijas vienen siendo afectadas por la deforestación y la transformación de su habitad natural, factor que incrementa los riesgos de extinción para las poblaciones de anolinos. Otro fenómeno que se convierte en amenaza es el cambio climático, en especial las que habitan en la alta montaña, ya que al poseer habilidades de termorregulación ajustadas a regímenes de bajas temperaturas, se ven afectadas con el incremento en la temperatura ambiental.
De acuerdo con Moreno, el atlas busca fomentar el interés en estas lagartijas proporcionando información clave como la distribución geográfica y del hábitat para 58 de 73 especies continentales. También permite identificar aquellas zonas del país con alta riqueza de anolinos, áreas con vacíos en el conocimiento y especies susceptibles de acciones de conservación prioritarias dado que su área de distribución es muy pequeña o es susceptible a disminuir o desaparecer debido a actividades humanas que transforman el hábitat.
Fuente: Instituto Humboldt