El camino que está transitando el gobierno no es fácil, y muchas voces indican que no lo está haciendo bien.
Por: Javier Calderón Castillo / Celag
El presidente Juan Manuel Santos está gobernando a contrarreloj en la recta final de su mandato. En los próximos meses debe impulsar, junto a su coalición en el parlamento, todas las leyes necesarias para implementar los acuerdos de paz y habilitar las acciones de gestión para concretarlos.
Debe hacerlo pensando a su vez en la continuidad de un gobierno que garantice el desarrollo del programa de implementación de la reforma agraria, de la apertura democrática y el desmonte de todas las amenazas que se ciernen sobre la oposición de izquierdas en los territorios. En lo que va de 2017 ya son 23 los líderes de izquierda y defensores de derechos humanos asesinados.
El camino que está transitando el gobierno no es fácil, y muchas voces indican que no lo está haciendo bien. La coalición de gobierno compuesta por cuatro partidos – el Partido de la U, Cambio Radical, el Partido Conservador y el Partido Liberal- está totalmente fisurada por las aspiraciones presidenciales de sus líderes y por la polarización respecto a la paz. Todos quieren competir por los votos que apoyan la paz, pero también por aquellos que dijeron No al plebiscito.
El vicepresidente Germán Vargas Lleras (precandidato presidencial con el 9,8% de favorabilidad en las encuestas) ya comenzó a disparar dardos contra el presidente Santos buscando diferenciarse del gobierno, cuya imagen desfavorable trepa al 69%. Cada vez está más alejado de Santos, como lo demostró la discusión pública que sostuvo con la canciller Ángela Holguín por su agresión verbal a Venezuela. Sin embargo, el vicepresidente no renuncia a su investidura para dedicarse de lleno a la campaña porque buena parte de ella está armada sobre la base de las obras de gobierno en infraestructura y vivienda. Si Vargas Lleras opta por copar el campo electoral de las derechas, se acercará mucho al uribismo que tiene como candidatos a Oscar Zuluaga (7,8%) y a Iván Duque (0,6%); y podrían coincidir en posiciones anti-paz.
En ese escenario, la figura más importante del santismo es Humberto de la Calle Lombana, jefe negociador del gobierno en los diálogos de paz, y quien sostiene la tesis de consolidar un gobierno que garantice la paz. Aunque no cuenta con la maquinaria de los partidos de la Unidad Nacional, tiene el respaldo de una buena parte de los amigos de la paz y aparece en las encuestas con el 4,8% de intención de voto[1]. Muy por debajo del vicepresidente Vargas Lleras y de Juan Manuel Galán del Partido Liberal.
El Partido Conservador, sigue dividido entre el apoyo al gobierno y una alianza con el uribismo. Un sector mayoritario de su bancada parlamentaria, liderada por el senador Hernán Andrade, se mantiene en la coalición de gobierno, mientras que sus dos principales aspirantes a la presidencia, Martha Lucia Ramírez (4,6%) y Alejandro Ordoñez (2,7%) son abiertamente antisantistas. Ambos estuvieron en contra de la paz en el plebiscito y comparten la tesis del uribismo de no cumplir lo acordado entre el Estado y las Farc-Ep.
La izquierda por su parte está a la espera de las reformas al sistema electoral que deberán incluir un Estatuto de la Oposición y nuevas reglas de alianzas que le permitan pensar en un nuevo agrupamiento de fuerzas, así como obtener garantías de acceso a financiación pública y a los medios de comunicación[2]. De darse este escenario de reforma, el Polo Democrático confirmaría su ruptura, agrupándose con otras fuerzas políticas de izquierda y de centro-izquierda en al menos dos grandes bloques electorales[3]. Bloques que en la práctica ya se vienen configurando: el primero conformado por el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo (segundo en las encuestas con el 9,8% de intención de voto), el Partido Verde liderado por Claudia López (6,7% de apoyo electoral) y Jorge Robledo del Polo Democrático (2,4%). El otro bloque posible estaría liderado por la expresidenta del Polo Democrático Clara López Obregón, actual Ministra de Trabajo, el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro (quien ocupa el primer lugar en las encuestas con el 12,9%) y la exsenadora Piedad Córdoba (2,8) que representa sectores del Partido Liberal y de los Movimientos Sociales más influyentes del país.
En ese escenario, los ajustes de gobierno y las leyes de implementación de los acuerdos serán vitales para consolidar el escenario político. Se espera que la reforma al sistema electoral, que está siendo estudiada por un grupo de cinco intelectuales, contemple cambios profundos en la financiación de las campañas, el acceso a medios de comunicación y en la participación de la oposición en las instancias de control como la Contraloría, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo. El Ministro del Interior, Juan F. Cristo, anticipó que el gobierno pedirá la ampliación del periodo para presidente, gobernadores y alcaldes a 5 años, eliminar la figura del vicepresidente y bajar a 16 años la edad mínima para ejercer el derecho al voto[4].
Este es el contexto que marca la recta final del gobierno del presidente Santos y el comienzo de la batalla electoral por la presidencia en el pos-acuerdo de paz. Las alianzas entre partidos, la polarización política y las promesas de gobierno, dejan abierto el escenario de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias de mayo del 2018. Nada está dicho todavía, aunque el debate promete ser candente y trascendente para el país y la región.
Notas
[1] http://www.eltiempo.com/contenido/politica/partidos-politicos/ARCHIVO/ARCHIVO-16812577-0.pdf.
[2] http://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/los-acuerdos-de-la-habana-plantean-la-reforma-del-sistema-politico-colombiano-cristo/20170216/nota/3385321.aspx.
[3] http://www.semana.com/nacion/articulo/polo-democratico-define-la-candidatura-presidencial-de-jorge-robledo/515424.
[4] http://www.elespectador.com/noticias/politica/gobierno-propondra-ampliar-periodo-presidencial-y-eliminar-la-vicepresidencia-articulo-680073.