Contraflujo o contra la vida

Desde que la Dirección de Policía de Tránsito de Cundinamarca tomó la determinación de improvisar en las vías del departamento el sistema de contraflujo para mostrar resultados en la movilidad durante la operación retorno, las consecuencias trágicas no se han hecho esperar.

tarquino-2-214x300Por Ángel Humberto Tarquino

Aunque al momento de escribir estas líneas no disponemos de cifras y estadísticas y mucho menos oficiales, se puede afirmar sin temor a equivocaciones que en varios lugares del departamento el número de muertos y heridos a consecuencia de tan nefasta medida siguen creciendo en forma alarmante.

El día primero de enero la víctima fue el joven Jefferson Ospina Castrillón, residente en la urbanización COLMENA II y de aproximadamente 25 años de edad quien al disponerse a cruzar la autopista “de la muerte” en el municipio de Soacha, fue arroyado por un vehículo que se desplazaba a gran velocidad por el carril de contraflujo, provocándole graves fracturas en el cráneo y afectándolo severamente en otros órganos vitales según el parte médico.

De este lamentable hecho, así como de otros que han ocurrido en la misma vía durante los últimos meses, se concluye que la regulación de la movilidad a todo lo largo de la autopista “de la muerte” se caracteriza por un alto grado de improvisación e irresponsabilidad de las autoridades y que se pueden resumir en los siguientes aspectos:

1.- La señalización de la vía de contraflujo es pésima por no decir que inexistente. Se ubican conos a casi cada 100 metros uno de otro a lo largo de la vía, los cuales no son fácilmente visibles por el gran número de peatones que cruzan la vía sobre todo en los sitios críticos de la misma.

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2.- Nunca se han colocado señales móviles o permanentes de velocidad máxima, lo que  ha permitido que muchos vehículos se desplacen a altas velocidades con el consiguiente riesgo para los peatones, en especial en diferentes puntos de la vía donde no existen pasos peatonales como puentes, cebras o incluso semáforos.

3.- Se observa la ausencia total de la Policía de Tránsito en los pasos peatonales de la vía, ni que realicen controles de velocidad a los vehículos que transitan por el corredor vial e inclusive que presten apoyo a la comunidad que debe obligatoriamente cruzar por esos sectores.

4.- No se han realizado jamás acciones pedagógicas ni a conductores, ni a peatones, para que estos aprendan a tomar precauciones básicas en especial en los pasos y cruces críticos de la vía.

5.- Ni el Ministerio del ramo, ni la ANI, ni la Dirección de Tránsito del departamento y mucho menos las autoridades locales de movilidad, han tomado en serio la vida e integridad de los peatones al no establecer un sistema de señalización de velocidad, reductores en los pasos críticos de peatones y acompañamiento de la Policía en una vía totalmente urbana y sobre todo de alto tránsito peatonal.

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6.- Durante la operación retorno, y aun en los días normales, se observa que la Policía de Tránsito se ubica en grupos numerosos en ciertos lugares de la vía, dando la impresión que su única preocupación se concentra en levantar partes e infracciones a los conductores, dejando de lado la seguridad e integridad de los peatones cuya única opción es pasar a riesgo de su propia vida.

7.- Si se tuviera una estadística real de las muertes por accidentes de tránsito en la vía “de la muerte”, las cifras serian escandalosas porque quienes viven a lo largo de ella pueden afirmar que han sido cientos y tal vez miles las personas que han fallecido a consecuencia de la alta velocidad de los vehículos, por el consumo de bebidas embriagantes de los conductores o la impericia de los mismos.

Los ciudadanos esperan el pronunciamiento de las autoridades de tránsito y del primer mandatario de la ciudad, frente a tan preocupantes hechos que deben llamar a la reflexión, atención y responsabilidad, para que tomen las medidas apropiadas y oportunas antes de que las cifras por accidentes de tránsito continúen engrosando las estadísticas de mortalidad, sobre todo aumentando el número de familias que quedan en la indefensión y el dolor por la pérdida de sus seres queridos.

angelhumbertotarquino@yahoo.es

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