Ya han pasado cuatro años después de que la pandemia de COVID-19 provocara el cierre de la vida pública en países enteros, y los científicos aún se encuentran inmersos en la búsqueda de pruebas concluyentes para determinar con exactitud dónde los humanos se infectaron por primera vez con el virus SARS-CoV-2.
¿Es importante saber exactamente de dónde surgió el SARS-CoV-2?
Pero ahora que la vida ha vuelto a una especie de normalidad, ¿importa realmente dónde se originó el mencionado virus? ¿Cuál es la diferencia si este se filtró de un laboratorio o se desarrolló en la naturaleza?
Según varios investigadores este hecho sí importa, ya que de ahí se comprendería -y además sería posible determinar- cómo se originan las pandemias y cómo se podrían prevenir en el futuro. La respuesta, dicen, tendría un efecto duradero en la política sanitaria, la financiación científica, la opinión pública sobre la ciencia y las relaciones diplomáticas.
Existen varias teorías sobre el origen del virus SARS-CoV-2: la de laboratorio, la zoonótica, y las teorías conspirativas, entre otras. Sin embargo, hasta la fecha no se ha podido demostrar ninguna de ellas.
Teoría del laboratorio
Los argumentos a favor de la teoría de la supuesta fuga de un laboratorio se centran en el , instituto donde varios científicos estaban investigando justamente cepas de coronavirus cuando ocurrió el brote inicial en China.
Según Richard H. Ebright, profesor de Biología Química en la Universidad Rutgers de Estados Unidos, “la prueba más contundente proviene de la cronología de la investigación [que se remonta ] al año 2012. Los documentos publicados por el instituto muestran que los científicos podían construir coronavirus modificados”.
La investigación incluía alterar genéticamente los coronavirus para hacerlos más fuertes, por ejemplo, añadiéndoles proteínas de espiga y probando la capacidad de propagación de estos virus. Pero, según dijo Ebright, no se sabe realmente cuántos coronavirus estudió el instituto asiático. “Se negaron a colaborar desde el principio”, agregؚó.
Algunos expertos afirman que es posible que el laboratorio de Wuhan tuviera cepas progenitoras, antecesoras del SARS-CoV-2, pero el hecho de que China ocultó información acerca del origen del coronavirus hace que esto sea imposible de probar o refutar.
Teoría relacionada con la naturaleza
Muchos científicos se inclinan por la teoría zoonótica: esta señala que el virus evolucionó en la naturaleza a partir de una cepa de coronavirus ya existente y se propagó de los animales salvajes a los humanos en el mercado mayorista de mariscos de Huanan, también en Wuhan, China.
“Las pruebas apoyan un origen zoonótico”, afirma Angie Rasmussen, viróloga de la Universidad de Saskatchewan, en Canadá. La experta explicó que se trata de “estudios detallados del SARS-CoV-2 […] y su trayectoria evolutiva una vez [que estuvo en] la población humana”.
Sin embargo, los investigadores han estudiado muestras de animales salvajes en Wuhan en busca de signos del virus SARS-CoV-2 original. Pero no han logrado rastrear cómo se propagó este desde el mercado al entorno exterior. En caso de que fuera totalmente cierto.
Una encuesta reciente, realizada a expertos el pasado mes de febrero, reveló que la mayoría de los científicos (el 77 por ciento, cuatro de cada cinco de ellos), consideran que el virus que provocó la pandemia mundial surgió de la naturaleza. O sea, que la teoría natural o zoonótica parece ser la que más se acerca a la verdad en esa interminable búsqueda del origen del coronavirus.
Fuente: Deutsche Welle