Cundinamarca, un departamento que se volvió inseguro

Por Omar Oróstegui**

Aunque la mayor parte de la atención mediática en temas de inseguridad la recibe Bogotá, el departamento de Cundinamarca registra valores preocupantes, según se evidencia en las estadísticas oficiales.

Al excluir Bogotá de los análisis, se observa que en tan solo 5 años aumentaron en 80 % los casos de hurto a personas en el departamento. Mientras que en 2018 se registraban 12.514 denuncias, en 2022 estas llegaron a 22.538 casos. El año pasado, el 37 % de los hurtos a personas ocurrieron en Soacha; en Mosquera, el 8 %; en Funza, el 7 %; en Chía, el 6 % y en Facatativá, el 5 %. En otras palabras, más de la mitad de los hurtos del departamento se concentra en 5 municipios, de los 116 analizados.

Lo que más preocupa es la tendencia al alza del delito en el 70 % de los municipios. En varios de estos llegó a duplicarse el número de casos: Soacha, Mosquera, Madrid, Cota, Sopó y El Rosal. Entre tanto, en otros hasta se triplicaron: Funza, Sasaima, Subachoque, Pasca y Albán.

Aunque en más de la mitad de los casos de hurto a personas el delincuente no utilizó ningún tipo de arma, la comisión de delitos con armas de fuego y elementos cortopunzantes viene creciendo en el departamento. En el primer caso, las denuncias crecieron 116 %, mientras que aquellas con arma blanca registran incrementos del 40 % para el periodo analizado.

Mención aparte merece el uso de escopolamina, una modalidad que se incrementó en un 36 % en este tipo de hurtos. Pero no solo el hurto a personas registra alzas en su indicador, también otros delitos como la extorsión, que aumentó 22 %; el hurto de automotores, 56 %, y el hurto de motocicletas, 106 %. No obstante, el hurto a residencias se redujo 23 % y el hurto a establecimientos comerciales, 35 %.

Calle 13 de la ciudad de Soacha, Cundinamarca.

Lo cierto es que el panorama no es alentador en relación con los delitos contra el patrimonio. Por lo tanto, hay que revisar con más detalle los fenómenos que pueden estar explicando el incremento de los hurtos y la extorsión en el departamento.
De allí que es necesario tener presente el impacto de la conurbación urbana y el crecimiento demográfico en varios municipios vecinos de Bogotá, pues el comportamiento del delito tiene connotaciones similares a lo que se observa en la capital. Y es posible que las bandas que operan acá tengan intereses en delitos de alta rentabilidad económica allá, por ende, sus acciones criminales tendrían vasos comunicantes con delincuentes con experiencia local.

Por tanto, la respuesta no puede ser la misma que para el resto de los municipios del departamento. La figura de región metropolitana puede ayudar bastante a coordinar esfuerzos en investigación e inteligencia criminal, pero también se requiere apoyo financiero de la gobernación para mejorar el sistema carcelario de la región metropolitana.

Es necesario actuar con celeridad y mejorar los mecanismos de denuncia y protección a las víctimas de hurto. Y, sobre todo, prestarle mucha atención al uso de armas de fuego en la comisión de varios delitos en el departamento, así como en la desarticulación de las bandas criminales que operan más allá de las fronteras de Bogotá.

**Director de Futuros Urbanos

Fuente: El Tiempo