Los hechos están en el pasado, reposan en la historia, mientras el presente los quiere borrar. Aunque intenta hacerlo, es imposible desaparecerlos del todo. La verdad le escupió la cara al país en el año 2008.
Conocimos a las madres de Soacha, un grupo de mujeres que perdieron a sus hijos de manera cruel. Ellas son el rostro de los mal llamados Falsos Positivos. Sin embargo, miles de familias sufrieron la atrocidad de las ejecuciones extrajudiciales alrededor del país. Las cifras no son claras, pero aproximadamente fueron más de diez mil casos. El Ejército, en complicidad con el Estado, asesinó a civiles inocentes y los hizo pasar por guerrilleros dados de baja en combate. El objetivo era mostrar resultados. Militares, generales y comandantes de la Fuerza Pública en alianza con paramilitares recibieron bonificaciones por matar a personas inocentes. Las ejecuciones extrajudiciales son crímenes de lesa humanidad. La JEP será la encargada de condenar a los culpables y contar la verdad, pero lo cierto es que la Corte Penal Internacional también está detrás de uno de los capítulos más oscuros de la historia de Colombia.
Los hechos están en el pasado, reposan en la historia, mientras el presente los quiere borrar. Aunque intenta hacerlo, es imposible desaparecerlos del todo. La verdad le escupió la cara al país en el año 2008. Aparecieron los cuerpos sin vida de diecisiete jóvenes de Soacha en Ocaña. En ese momento, el presidente Álvaro Uribe Vélez manifestó que lo sucedido era una campaña de desprestigio por parte de la guerrilla. También insinuó que los civiles asesinados eran delincuentes, cuando la realidad es que eran jóvenes humildes e inocentes.
El 29 de Octubre de 2008 destituyeron a veintisiete militares, diecisiete suboficiales, diez oficiales y tres generales. El gobierno de Uribe logró su objetivo: tapar el sol con un dedo. El expresidente aseguró no tener conocimiento de aquellas prácticas ejercidas por la Fuerza Pública. Las ejecuciones extrajudiciales se extendieron a lo largo del país. Más del 95 % de los casos están aún sin resolver.
Después de semejante pesadilla, de cometer diez mil crímenes de lesa humanidad, Colombia repite los hechos. El presidente Duque lleva tan sólo nueve meses en la presidencia y el New York Times reveló que la estrategia de los Falsos Positivos reaparece en varias regiones del país. La misma metodología de bonificaciones a cambio de resultados. Aunque el Gobierno negó los hechos, varias pruebas fueron reveladas por el prestigioso medio de comunicación. Al parecer, esta información también la conocían medios nacionales y no la publicaron.
El escándalo de los Falsos Positivos —en el Gobierno que parece ser la continuación de Uribe Vélez— vuelve a surgir. Corresponde investigar los hechos y condenar a quienes estén involucrados. La presunción de inocencia es un derecho, pero Nicacio Martínez, general que presuntamente está implicado, debe desistir de su ascenso a general full de la República, a menos mientras se aclara la situación.
Es inaudito que se repitan hechos tan atroces. Las ejecuciones extrajudiciales han ocurrido durante décadas en Colombia. En el gobierno del expresidente Uribe se intensificaron y reaparecen con el regreso de su partido al poder. ¿Es casualidad? ¿Es posible que el expresidente Uribe y el presidente Duque sean tan ingenuos y desconozcan estas prácticas? ¿Que un par de militares hayan logrado tal montaje con bonos y beneficios sin que presidentes de la República se den cuenta? Entonces, ¿son negligentes o cómplices? Son preguntas que deben responder.
@MariaMatusv – www.elheraldo.co
Junio 3 de 2019