El loco anda suelto

Por: Aníbal Arévalo Rosero

Nada más desquiciado que un perverso y hambriento de poder busque la presidencia de su país para vengar la muerte de su padre en manos de fuerzas insurgentes. Armó ejércitos privados hasta más no poder, fue generoso con lo ajeno, buscó el dominio de una gran nación a través de dádivas y discursos con los que presumía ser el gran salvador de una generación de gente sin olfato y con vista a menos de dos metros. Grita y finge autoridad. A todos hace creer que lo que él hace es el fiel cumplimientos de lo divino, como un maná caído del cielo. Muchos lo elogian, y si alguien se atreve a controvertir lo declara castro-chavista.

Pero los gobernados ciegos algún día tendrían que abrir los ojos a la verdad de lo que se oculta detrás de un gran telón oscuro. Durante su gobierno, según las estadísticas del Cinep –un ente investigador muy serio-, se produjeron 1.178 ejecuciones extrajudiciales, de acuerdo a los términos empleados por las Naciones Unidas; crímenes en personas protegidas según el código penal, pero en términos castrenses ‘falsos positivos’.

Eran civiles de extracción popular reclutados por organismos de seguridad al servicio del Estado, que los engañaban con promesas de ofrecerles oportunidades de trabajo. Los trasladaban a la frontera con Venezuela, donde los ejecutaban sin un seguimiento sumarial. La justificación era que debían cumplir con resultados. Por lo tanto a los cadáveres les ponían uniformes de camuflado y armas. Ahora sí, que vengan a ver los medios de comunicación los resultados de los combates con la insurgencia.

Miles de madres aún siguen llorando la desaparición forzada de sus hijos que jamás estuvieron cerca del conflicto armado, pues fueron desaparecidos en zonas urbanas y rurales como Soacha, vecina de Bogotá, en Boyacá, Antioquia, el Meta, entre otros departamentos.

Pero no solo es falso positivo el crimen del Estado en el que acaba con la vida de miles de ciudadanos inermes, sino el que se comete con la supuesta desmovilización de todo un frente guerrillero, para mostrarse victorioso el comisionado para la paz. De igual manera se procedió a reclutar indigentes y jóvenes menesterosos para que digan que se desmovilizan porque están cansados de tanto maltrato en las filas.

Es truculento el proceder de unos diálogos que se llevan a cabo con aliados paramilitares sin que medie la negociación de reivindicaciones sociales sino sólo beneficios personales; garantías para que se desmovilicen o se transformen en bandas de otra índole, pero con el mismo propósito de delinquir en favor de varios fragmentos con los mismos métodos y con un inmenso poder económico.

Las escuchas ilegales a los congresistas, los periodistas, las Cortes, la oposición, la izquierda, son una secuencia de procedimientos que dan a entender que el país es gobernado por un gobierno que, a pesar de las elecciones, asume de facto.

La entrega de la soberanía a otros países con la firma de tratados inequitativos, muestra la soberbia de un hombre que mira por encima del hombro las necesidades básicas de la población que busca a toda costa defender sus ingresos por mecanismos lícitos.

Sus propios hijos terminan envueltos en la angurria de poder, es por ello que negocian a precio de gallina robada unos lotes, que a la madrugada siguiente centuplican su valor original. El propósito es despojar a miles de familias recicladoras del sustento diario de sus hijos a cambio de monopolizar sus utilidades. Es un claro ejemplo de que la basura no sólo es desperdicios.

Pero el loco, después de tanto desquicio anda rabioso porque no puede continuar con sus andanzas y se ve perdido porque la CPI le pueda decretar medidas de arresto por los crímenes de lesa humanidad. Ahora, de remate, le ha dado en llamar ‘aliados de los terroristas’ a los habitantes del departamento de Nariño por no encontrar favor en su intentona de obtener el poder.

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Junio 20 de 2019