Por: Daniel Olarte
Una vez más el monstruo anda suelto, olisqueando potenciales cadáveres, henchido de veneno, porque ese es y ha sido su combustible.
El monstruo avanza para dar la nueva dentellada y a su paso se sigue llevando líderes sociales o a cualquier persona que levante la voz en contra de todos los atropellos que se cometen en el día a día: obstáculos para devolución de tierras a sus legítimos dueños; silenciar a la fuerza a líderes del sector salud que claman por sus justas reivindicaciones; mordazas para los maestros que disienten de las políticas educativas que se pretenden imponer para empoderar a los cínicos y a quienes pretenden seguir ostentando el poder sin argumentos; balas de fusil contra los comunicadores que se preocupan por mostrar las verdades que nos quieren ocultar acerca de los grandes escándalos de corrupción que todos los días salpican a las cúpulas del poder mezquino.
Gracias a las redes sociales se revelan muchas verdades que los medios de información monopolizados por sectores poderosos se niegan a hacerlo, o las tapan, o las tergiversan de acuerdo a sus intereses. Por eso la cruel verdad a manera de información masificada que se muestra sobre muchos aspectos, tan solo se limita al maquillaje, a mostrar una economía naranja boyante, a pesar de resultar evidente un país en crisis manejado por un voraz expresidente tras bambalinas aferrado al poder como un niño terco.
El péndulo de la historia nos está enseñando severas lecciones que no pueden producir una reacción distinta al asco, un asco que se cimenta y evidencia en el sentimiento de impotencia: otra vez los débiles e independientes que se rebelan contra el imperio reciben el letal castigo de la muerte. María del Pilar Hurtado es tan solo una muestra de esa ignominiosa y desproporcional lucha de los sectores vulnerables de nuestra población.
Junio 26 de 2019