Siempre se ha hablado de dopaje en las grandes competencias de Word Tour e incluso de sospechas de mecanismos tecnológicos en las bicicletas, sospechas que se agrandan con presentaciones casi infrahumanas de algunos monstruos en determinadas etapas que para cualquier mortal prácticamente son imposibles.
Pues bien, después de las confesiones y posterior sanción de Lance Armstrong, quedaron las dudas sobre algunos ganadores de las tres competencias de ciclismo más importantes del mundo, dudas que en su momento ni fueron descartadas, ni tampoco comprobadas, y hoy después de su retiro, estos ‘héroes’ del ciclismo mundial forman parte del olimpo de los grandes atletas del siglo XX.
El ciclismo desde siempre convive con sus sospechas, por tanto, no le queda otra que luchar por ser vanguardia de limpieza y transparencia en el deporte.
El Tour de Francia 2023 es ejemplo de juego limpio, los continuos controles van más allá de las pruebas anti doping a los ciclistas, también invierte en tecnología y realiza control a las bicicletas tras cada etapa para evitar así la presunta trampa tecnológica.
El dopaje tecnológico de mecanismos en las bicicletas es un fantasma que ha rodeado a las grandes competencias, sin embargo, jamás se probado su existencia, aunque más vale prevenir y no quedar en ridículo como ocurrió en el caso de Armstrong.
Todos los días, la UCI (Unión Ciclista Internacional) revisa por protocolo al menos ocho bicicletas del pelotón, incluida siempre la del líder de la carrera. Lo hace tras cada etapa, con un escáner de rayos X de última generación. Los análisis suelen coincidir con los corredores que ese día pasan el control antidopaje.
Las bicicletas se cuelgan, se pesan, se etiquetan y se pasan por el escáner. Se buscan imanes, motores ocultos, cualquier cosa sospechosa. Si sobre una bicicleta persiste la duda y se detecta “alta densidad material” de una posible trampa mecánica, los equipos de la UCI activan la fase 2: “El desmontaje de la bicicleta”.
“Estamos en contacto con varias universidades para asegurar que no haya nuevas tecnologías. También hablamos con otros deportes, como la Fórmula 1 y los sistemas de almacenamiento de energía que son demasiado pesados para los coches y por tanto para las bicicletas”, afirma Michael Rogers, exciclista profesional y responsable de los departamentos Road, Innovation y Esports de la UCI, organismo internacional encargado de realizar las inspecciones a las bicicletas.
En un comunicado previo al Tour de Francia 2023, la UCI explicó que la tecnología móvil de rayos X proporciona una imagen de alta resolución de una bicicleta completa en solo cinco minutos. Mientras tanto, la tecnología de retrodispersión y transmisión proporciona imágenes instantáneas de alta resolución del interior de las secciones examinadas que pueden transmitirse, de forma remota, directamente a los Comisarios de la UCI.