Por Eduardo García, exclusivo para SOACHA ILUSTRADA.
Es previsible que aunque no ha llegado aún el día de las elecciones en Colombia desde ya se empiece a hacer cábalas y suposiciones sobre lo que se vendrá después de conocer los resultados.
Es previsible que Germán Vargas Lleras en el momento de morder el polvo de la derrota se una a las huestes de Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y su ficha Iván Duque.
Es previsible que Claudia López una vez que logró que su pareja Angélica Lozano consiguiera la curul en el Senado, anuncie que no apoyará a nadie en segunda vuelta dado su odio visceral a Gustavo Petro.
Es previsible que Humberto de la Calle anuncie su apoyo a Gustavo Petro para consolidad la democracia y salvar los Acuerdo de Paz, pero también que diga que no apoya a ningún candidato, después de una paliza electoral ¿A quién le quedan ganas?
Es previsible que el grueso de políticos del partido liberal se alinee a las fuerzas de la derecha y ultra derecha “uribista”.
Es previsible que más de un gomoso de Facebook, Twitter e instagran, decidan quedarse en casa jugando play en vez de salir a ejercer su derecho al voto.
Es previsible que Sergio Fajardo anuncie que deja en libertad a sus votantes y decida hacerse a un lado en el caso que haya segunda vuelta.
Es previsible que más de un desilusionado con los resultados electorales busque refugio en algún país de primer mundo.
Es previsible que desde ya se esté organizando la fiesta “uribista” para celebrar su triunfo en primera vuelta.
Es previsible que Juan Manuel Santos anuncie que nunca existió la posibilidad de fraude conociendo los resultados de la Guajira, Atlántico, Sincelejo, Santa Marta y Montería.
Es previsible que los dirigentes de las Farc empiecen a emigrar a los pocos campamentos de desmovilizados que aún quedan en las montañas de Colombia.
Es previsible que los que ganan el salario mínimo en Colombia, los que fueron damnificados de la ley 100, los que viven del rebusque, y los que la corrupción los ha mandado a vivir en inquilinatos y tugurios, salgan a celebrar el triunfo del candidato de Uribe Vélez.
Es previsible que los votantes de Cambio Radical, partido de la U y partido conservador, respiren profundo porque la bonanza de contratos y de mermelada, seguirá como hasta ahora.
Es previsible que más de un político salga una vez se conozcan los resultados electorales a felicitar al candidato ganador, pese a que nunca hicieron campaña por él.
Es previsible que si pasa Gustavo Petro a segunda vuelta más de uno diga que voto por él y que desde un principio sabia sobre su éxito electoral.
Es previsible que Andrés Pastrana y Alejandro Ordóñez salgan ahora muertos de risa a dar declaraciones por el triunfo “del que diga Uribe”.
Es previsible que los dueños de las encuestas empiecen a justificar sus desfases con una sarta de justificaciones algunas traídas de los cabellos, o a la inversa, a gritar a los cuatro vientos que acertaron en los resultados ¿A quién creerle?
Es previsible que los candidatos que pasen a la segunda vuelta salgan a rogarle a los que perdieron que los apoyen como si los votos en Colombia fueran endosables.
Es previsible como siempre pasa que al final el presidente de Colombia sea la peor opción entre toda la baraja de candidatos.
Es previsible que para segunda vuelta queden enfrentados dos bandos políticos, “los buenos” y “los malos” y que al final, “los malos” sean nuevamente ganadores como ha ocurrido en los 200 años de historia de nuestro país.
Mayo 25 de 2018