Por Eduardo García, especial para Soacha Ilustrada
Ha pasado bastante tiempo desde que entró en funcionamiento el sistema TransMilenio por la Troncal de la Autopista Sur, de la misma manera, se cumplieron 9 largos meses desde que hubo cambio en las administraciones de Soacha, Bogotá y Cundinamarca y a pesar de los anuncios, denuncias, protestas, reuniones y marchas, los trancones, el caos y la inseguridad de la denominada autopista del Sur siguen a la orden del día.
En los últimos años muchas personas perdieron la vida en esta tétrica avenida, muchas de esas muertes fueron ocasionadas por la falta de señalización, puentes peatonales, semaforización, agentes de tránsito, y en especial, conocimiento y capacidad de los funcionarios encargados de coordinar y ordenar el tránsito en la vía.
Obviamente son muchos los factores que influyen para que esta vía sea la entrada más caótica que tiene la capital de la Republica.
Una de ellas fue la famosa concesión Bogotá-Girardot entregada por el gobierno de Uribe Vélez a los nefastos hermanos Nule, posiblemente el acto de corrupción que cobró más vidas humanas en el país.
Y es que decenas de personas perdieron la vida intentado pasar la autopista en medio del desbarajuste y el caos, ocasionado por las obras de construcción de las vías del TransMilenio, obras que duraron una eternidad a pesar de lo corto del recorrido (desde la Despensa hasta San Mateo).
Las Administraciones de Soacha siempre se han escudado que la vía es del orden nacional y por eso no pueden intervenir, cosa que es verdad, pero que no tiene ninguna justificación en pleno siglo XXI. Da pena decirlo pero para este caso, “los funcionarios de Soacha son unos pintados en la pared.”
Para muestra un botón: a finales de diciembre de 2013 entró en funcionamiento el servicio de transporte TransMilenio en la denominada Troncal de Soacha. Para poder entrar en servicio un solo bus de Transmilenio se debió iniciar previamente la chatarrización de los buses y colectivos de transporte público de Soacha.
El Ministerio del Transporte y la Alcaldía de Soacha debieron realizar la chatarrización de los 2.200 buses de servicio público que se siguen movilizando actualmente por el corredor de la autopista Sur. Se rumora que este proceso de chatarrización que esta frenado desde el año 2007, no se ha iniciado porque simplemente el Ministerio hizo “conejo” con el dinero para hacerlo, y además por las presiones del poderoso gremio de los transportadores de Soacha y el lobby de uno que otro miembro de la administración municipal de Soacha.
Un ejemplo de cómo debe hacerse ese proceso, es la ciudad de Bogotá donde el proceso de chatarrización incluyó que por cada articulado de TransMilenio se chatarrizara 7,7 buses grandes, en Soacha se espera que como no existen buses grandes salgan de operación 16 colectivos obsoletos por cada articulado en servicio.
Para completar el panorama, similar procedimiento de chatarrización se debe realizar para la entrada en operación de los denominados buses alimentadores, aunque en el municipio de Soacha algunos interesados insisten que simplemente los viejos automotores de servicio público sean pintados de color.
El servicio de buses alimentadores para Soacha más que una necesidad es una obligación que deben cumplir los administradores del sistema, los Tribunales de justicia están en mora de pronunciarse al respecto, no es concebible semejante injusticia con los usuarios que viven en Soacha y que diariamente pagan un pasaje donde está incluido ese servicio.
Todavía están frescas las palabras de la gerente de TransMilenio, cuando dijo que no es posible el servicio de alimentadores para Soacha porque congestionaban aún más, las ya congestionadas estaciones de TransMilenio en Soacha. Transmilenio es un negocio millonario, más se demore la entrada de los alimentadores, más ganancias para los empresarios dueños de los buses.
Disculpas vienen, disculpas van, pero en realidad tras el trasfondo están los intereses de un grupo de empresarios del transporte que busca a como dé lugar quedarse con el servicio de alimentadores en Soacha, algo apenas justo, si se tiene en cuenta que llevan más de veinte años en el negocio del transporte en el municipio.
La situación se complica porque para la entrada en funcionamiento de los alimentadores, necesariamente se deben también iniciar desde ya las obras de reconstrucción de algunas vías internas del municipio, en especial vías de acceso a los sectores de Ciudadela Sucre, Altos de Cazucá, Altos de la Florida, Compartir y Los Olivos.
Mientras tanto tener fe de carbonero siquiera para ver iniciadas las obras de las fases II y III del TransMilenio de Soacha.