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La cara de los falsos positivos en Silencio en el Paraíso
Una película que toca las fibras más íntimas no solamente de los habitantes de Soacha, sino de toda la sociedad colombiana en su conjunto, es Silencio en el Paraíso.
En el 2011 tuvo su estrenó en la ciudad de Nueva York la película colombiana Silencio en el Paraíso del director caleño Colbert García, film en la que se trata la temática de los “Falsos Positivos” en Colombia, y que fue filmada en el sector de “Tres Esquinas”, en el límite de Ciudad Bolívar y Soacha al sur de Bogotá, dentro de los mismos barrios donde reclutaron a algunos de los civiles asesinados por militares para presentarlos como guerrilleros dados de baja en combate.
En la cinta se tratan temas polémicos como el alto índice de desempleo, los embarazos en adolescentes, el bajo nivel educativo, la falta de horizontes, las familias desestructuradas, problemas que afectan a varios sectores de la sociedad colombiana.
De un lado estaban los militares, buena parte de ellos procedentes de esas mismas barriadas sin esperanza, dispuestos a matar inocentes sólo para cumplir objetivos bélicos y ganar reconocimiento y permisos; de otro, unos chicos sin recursos que querían una oportunidad laboral.
“No pretendo hacer una cinta política sino reflejar un drama humano. Es una historia sencilla de amor entre una chica con sueños y un muchacho que sólo pretendía aceptar una oferta de trabajo para ahorrar dinero. En lugar de futuro, le engañaron y encontró la muerte de una forma inaudita”, dijo el director Colbert García.
La cinta revive a través de una historia de amor el abominable caso conocido bajo el aún peor título de los “falsos positivos”, nombre hipócrita como se le conoce a la serie de homicidios indiscriminados contra jóvenes que fueron reclutados en sus barrios marginales, desaparecidos y asesinados de la noche a la mañana y reportados finalmente como guerrilleros muertos en combate.
La bomba de este vejamen explotó en 2008, pero desde tiempo atrás se venía denunciando esta práctica criminal dentro del ejército colombiano, en un país en conflicto, donde el horror de la guerra desbordó los límites de la cordura. Más de 3000 casos de jóvenes se dieron a conocer, una cifra escalofriante que revela como la plata sostiene la guerra y comprueba como este es un negocio que atrae mucho dinero. Finalmente por recompensas y bonificaciones en dinero era que los protectores de la patria acribillaban a jóvenes marginados, ignorantes, con faltas de oportunidades o inocentes como el protagonista de esta historia.
Ronald, es un jovencito de 20 años que vela por toda su familia. Ante la falta de oportunidades se autoemplea creando un negocio en donde ofrece, montado en una bicicleta acondicionada con todas las de la ley, publicidad a los locales comerciales de su barrio El Paraíso, un enclave marginal que sirve de frontera entre Altos de Cazucá en Soacha y los extramuros del sur de Bogotá, y que a pesar de la miseria, la inseguridad y la lucha, ofrece una hermosa vista de la capital colombiana.
A través de su historia de vida, de su digna lucha por sobrevivir a diario, conocemos el panorama de una realidad y a sus habitantes que salen adelante en medio de los conflictos del crimen urbano, de las pandillas y de la degradación de la guerra, y en este caso, de un teniente perverso que monta su propio local donde recluta hombres a quienes da de baja para lograr ascensos y jugosas recompensas.
Con un tono muy acertado, pausado y sobrio, casi a modo documental, nos vamos inmiscuyendo con este protagonista, con sus alegrías, con sus esfuerzos por trabajar y conquistar el amor, nos divertimos con su creatividad al crear las campañas publicitarias, pero también sufrimos y nos compadecemos por todas sus angustias. El actor detrás de Ronald, Francisco Bolívar, le aporta mucha simpatía a este personaje y trasmite todo ese vaivén de sentimientos por los que puede pasar un joven que vive en condiciones difíciles. Muy importante y destacable actuación la que logra Bolívar en este film y a quien ya habíamos visto trabajar en cine con la película Sin tetas no hay paraíso. De buena fotografía y acompañamiento musical, el resto de las actuaciones, en la que se valieron de algunos extras, son también acertadas.
Colbert García construye una película cuidada, de buen manejo de cámara, de buenas tomas pero en especial, respetuosa con las víctimas, sin amarillismos, ni excesos. La historia agridulce, nostálgica de Ronald, encierra por si misma la ternura que produce este personaje y la indignación por su destino y el de sus compañeros. Rabia, enojo y estupor, porque sigue habiendo Silencio en El Paraíso, sobre todo eso, SILENCIO.
Basada en hechos reales vemos entonces al final algunos testimonios de las madres que perdieron a sus hijos. No importa si eran hijos enfermos o rebeldes, eran hijos de un país y reflejo de una sociedad desigual.
Silencio en el paraíso es un film bueno y oportuno que conmueve y no se olvida.
***Esta película se estrenó en Colombia en el 2011.
Ficha Técnica
Director: Colbert García
Género: Drama
Guión: Colbert García, Mauricio Cuervo
Duración: 1hr 33min
Reparto: Francisco Bolívar, Linda Baldrich, Esmeralda Pinzón
Director de fotografía: René Castellanos
Montaje: Andrés Porras
Dirección de arte: Vilma Rivera
Sonido directo: José Jairo Flórez
Música: David Pinzón, Andrés Quintero
País: Colombia
Año: 2011
SINOPSIS
«Para acabar con un sueño, sólo hace falta un engaño»
La realidad de la miseria y de la guerra se cierne sobre los muchachos de un barrio popular de Soacha y Bogotá.
Ronald tiene 20 años, es el propietario de una bicicleta “engallada” con la que recorre, haciendo publicidad a fuerza de voz y megáfono, las polvorientas calles del barrio el Paraíso; un enclave de miseria con una vista privilegiada sobre la ciudad de Bogotá.
Está enamorado de Lady, una chica del barrio, con la que vivirá una historia de amor que se verá truncada por el absurdo, cuando un teniente ambicioso y un sargento sin escrúpulos y su amante, montan una fábrica de bajas en combate para lograr ascensos y recompensas.
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