El movimiento comunal es, quizás, una de las expresiones de participación y organización ciudadana con más trayectoria en el país y se oficializó oficialmente en la vereda Saucío del municipio de Chocontá, donde hace más 60 años surgió la idea de organizar a sus habitantes para trabajar en unos proyectos de beneficio común, a lo que se le dio el nombre de Acción Comunal.
Allí, en esa pequeña vereda de minifundistas, los vecinos decidieron organizarse, aunar esfuerzos y construir una escuela comunal, que hoy es un monumento nacional, porque fue el laboratorio donde se determinaron algunas de las primeras reglas en lo concerniente a la conformación de Juntas de Acción Comunal.
Este grupo de personas, que inicialmente se hizo llamar “Junta de vecinos”, mediante convites y mingas recaudaron dinero para suplir las necesidades principales de la comunidad. La remodelación de la escuela fue la excusa perfecta para realizar cada domingo una actividad diferente, lo que permitió que las personas de la vereda se integraran, después de asistir a misa.
El nombre de Acción Comunal llegó gracias al sociólogo e investigador Orlando Fals Borda, quien llegó a Saucío y reconoció el trabajo y esfuerzo de su comunidad. Fals Borda empezó a entrevistar a las personas que habían fomentado este movimiento, basándose en las actividades que desarrollaban diariamente.
Según cifras del Ministerio del Interior existen cerca de 50.000 Juntas de Acción Comunal en todo el país, de las cuales 4.300 JAC y Juntas de Vivienda Comunitarias están en Cundinamarca; 127 Asociaciones de Juntas de Acción Comunal; 91 minijuntas y cerca de 67.000 comunales que trabajan activamente en beneficio del departamento.
Noviembre 27 de 2018