En las pasadas elecciones del 27 de octubre quedó definida la suerte del país en la medida que las viejas maquinarias lograron consolidarse en el poder, a pesar de su desprestigio por su ineficiencia, mediocridad, corrupción y en algunos casos comportamientos mafiosos y criminales de baja estola, sin embargo, hubo zonas, principalmente urbanas, donde fuerzas progresistas y democráticas ganaron contra todo pronóstico.
En el municipio de Soacha, por ejemplo, logró alcanzar una curul el joven dirigente de la Colombia Humana, Heiner Gaitán.
Gaitán fue elegido con un discurso fuerte, frentero, sin componendas, sin recursos y sin apoyos dudosos, logró liderar un gran sector de jóvenes que ven en la clase política los culpables de la caótica y miserable situación en la que se encuentra el municipio de Soacha.
Sin embargo, “una golondrina no hace verano”, las viejas maquinarias que sumieron en la corrupción y el clientelismo a la ciudad lograron hacerse al control del Concejo Municipal al lograr nuevamente la mayoría de los escaños. Hoy las fuerzas políticas tradicionales respiran profundo, todo volvió a la normalidad, el clientelismo hace su agosto y todos quieren y exigen con hambre parte del pastel. Gaitán pese a su juventud tiene un gran reto y es el de llenar las expectativas de la población y ser su vocero, pero para ello necesita el apoyo fuerte y decidido de la ciudadanía.
Otros casos de despertar de la ciudadanía soachuna es la elección de ediles no “contaminados” por la politiquería. A las Juntas Administradores Locales llegaron personas honestas, trabajadoras, preparadas, y con un sentido de pertenencia con la ciudad y sus habitantes, algo que da garantía que no todo está perdido en Soacha.
Hasta el momento las JAL han sido un completo fracaso, la ignorancia, mediocridad y la politiquería las convirtieron en un “convidado de piedra” a la hora de plantear y exigir obras y programas que en verdad beneficien a la comunidad. Con tristeza los vimos en viajes, en convites como comité de aplausos y recientemente en campaña política con personajes de dudosa efectividad a la hora de administrar la ciudad.
Por suerte, la comunidad en las elecciones de octubre seleccionó en algunas comunas, no todas, un gran equipo de ediles que tendrán retos muy grandes, tal vez el principal, acabar la lagartería y ejercer verdadera veeduría y control político a los tradicionales “paños de agua tibia” a que nos tienen acostumbrados los supuestos estadistas de nuestra ciudad.
Ángel Humberto Tarquino González, Cristian Sneyder Rodríguez Aguilar, Ángel Humberto Vásquez Caucalí, Luz Marina Erazo Martínez, José Alcides Alba Laverde, Samuel David Roberto Moya, Fransiner Ricardo Ibáñez Peña, Diana Yulieth Páez Ráquira, Jairo Alberto Barriga Chía, Daniel Felipe Rodríguez Amaya, Jorge Eduardo Clavijo Guaquetá, y Julián Fernando Ortiz Ortiz, tienen una importante tarea y una bonita oportunidad para rescatar del desprestigio que en mala hora la politiquería embadurnó a las JAL de Soacha.
Dependiendo de como les vaya en estos cuatro años, sabremos el futuro de las fuerzas progresistas en Soacha.
15 de enero de 2020