Solo dos días después que se conociera de un incendio forestal en el Páramo de Sumapaz, los bomberos y las autoridades del Distrito arribaron al área, la negligencia fue denunciada por los campesinos que de manera voluntaria lograron apagar el incendio.
Un grupo de valientes campesinos, residentes en San Juan de Sumapaz, tuvieron que encargarse de intentar apagar los diferentes focos de los incendios equipados solamente con palas, machetes y guadañas.
“La comunidad fue solo con sus ruanas y sus botas, porque no tenían instrumentos para apagar los incendios porque hace tres años retiraron de la comunidad las gafas y tapabocas que tenían, porque dijeron que no les hacía falta”, dijo una residente de la zona.
Los campesinos ante la pasividad de las autoridades distritales, subieron en sus caballos y recorrieron horas para llegar a los sitios de los incendios y no regresaron hasta cuando con sus manos quemadas y sus rostros llenos de tristeza lograron apagarlo.
Los valientes hombres que todavía no salen del asombro por la indolencia de los funcionarios del Distrito, recuerdan con tristeza el verde paisaje que los ha acompañado siempre totalmente quemado y destruido por el poder de las llamas.
Extensas colinas ahora estan marchitas por una mancha café, son miles de hectáreas consumidas por el fuego.
“Solo quedan cenizas, animales muertos”, dijo Harrison Castellanos uno de los 32 campesinos que a lomo de mula y durante 8 horas, atravesaron las extensas montañas del Paramo de Sumapaz hasta llegar a los puntos donde se concentraban las llamas que consumían todo a su paso.
“Nos toco amanecer allá, hacer grupos de trabajo, algunos nos tocó quedarnos a cocinar, eso de la una a las cinco de la mañana se baja el frio a menos dos grados, y tampoco habíamos llevado carpas, no habíamos llevado plásticos y nos tocó amanecer a la intemperie en el páramo a punto de tinto, y con algunos compañeros quemados, cansados y ampollados”.
El viento, el difícil terreno y el intenso calor, fueron los obstáculos que tuvieron que afrontar para sofocar las llamas.
“Más o menos el traslado de un foco a otro era de una hora a hora y media, pero aun así seguimos avanzando”.
“Sabíamos que no teníamos protocolos de seguridad, no teníamos guantes, solamente llevábamos tapabocas y la voluntad y el coraje de los campesinos”.
Desde el momento en que se supo de la emergencia la comunidad cercana nos reportó nos acercamos hacia la institucionalidad para pedir ayuda, pero esta se demoró más de dos días.
EL comandante operativo del Cuerpo de Bomberos de Bogotá aseguró que acudieron tan pronto los alertaron de la emergencia, sin embargo, la topografía del terreno y las condiciones climáticas estuvieron en su contra.
En la mañana del sábado el Ejercito, la Fuerza Aérea y el IDIGER terminaron las labores de apoyo para extinguir el fuego.
Luego de cinco días la emergencia se controló, pero la tragedia ambiental quedó, más de dos mil hectáreas de frailejones del páramo más grande del mundo quedaron destruidos y tardaran más de dos décadas para volver a florecer.
Febrero 10 de 2020