Los nervios, la sangre y el cerebro de una persona juegan todos un papel en la función eréctil. Desarrollar y mantener una erección requiere un amplio equilibrio, un balance único, entre el sistema nervioso y el sistema vascular.
La disfunción eréctil es la incapacidad de lograr o mantener una erección y afecta a la mayoría de hombres en el mundo. A menudo, la afección se debe a la falta de suficiente flujo de sangre dentro del pene. Ocurre con mayor frecuencia entre los hombres mayores de 40 años, y cuanto más edad tengan los hombres, más probabilidades hay de que la padezcan.
La disfunción eréctil está estrechamente relacionada con otras condiciones de salud, particularmente aquellas que son más frecuentes entre los hombres mayores. Por ejemplo, los hombres con diabetes tienen tres veces más probabilidades de experimentar disfunción eréctil, según los CDC. El trastorno también puede ser resultado de la hipertensión y se considera un predictor de enfermedad cardiovascular; en algunos hombres, puede ser el primer indicio de enfermedad cardiovascular o diabetes.
Otras posibles causas de la disfunción eréctil incluyen el tratamiento del cáncer, fumar, el consumo de alcohol y los trastornos del sueño. La condición también puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos, incluidos antidepresivos y medicamentos para la alergia, y algunas investigaciones sugieren que podría estar relacionada con el consumo de cannabis, aunque esa conexión aún se está estudiando.
También hay un componente psicológico: la ansiedad por el rendimiento en torno al sexo puede dificultar el logro o el mantenimiento de una erección. Las hormonas también juegan un papel importante, ya que los niveles bajos de testosterona están relacionados con la disfunción eréctil.
La gravedad de la disfunción eréctil puede depender de la frecuencia con la que un hombre la experimente, hay pacientes que pueden tener una erección el 80 por ciento de las veces, pero a veces necesitan ayuda, eso se consideraría leve, pero si no han tenido una erección en años, entonces eso es más grave. Además, los casos leves pueden empeorar con el tiempo lo que se podría llamar como una condición crónica progresiva.
Tratamiento están disponibles
Casi todos los medicamentos para la disfunción eréctil están diseñados para aumentar el flujo sanguíneo que va hacia el pene. El Viagra contiene sildenafilo, el cual relaja las arterias y suaviza los músculos, y otras opciones de medicamentos orales pertenecen al mismo tipo de fármaco. Pero, si la disfunción eréctil empeora con el tiempo, es posible que los medicamentos orales dejen de ser tan eficaces para el paciente.
Hay inyecciones que se pueden administrar de manera directa al pene, así como intervenciones quirúrgicas de implantes de pene. Para algunos pacientes también pueden ser de utilidad los dispositivos de vacío y el supositorio intrauretral.
De todas formas, es importante tener en cuenta que en ocasiones ni siquiera los medicamentos para los que se requiere receta resuelven el problema del flujo sanguíneo, sino que solo lo enmascaran, por eso la recomendación es acudir ante un especialista de la medicina.