Estos animales están más predispuestos a sufrir enfermedades, lesiones y problemas de comportamiento.
¿Has oído alguna vez hablar de los perros “cup of tea”? Una tendencia que triunfa en las redes sociales, y, como su propio nombre indica, se refiere a canes de tamaño extremadamente pequeños. En muchos casos, aparecen imágenes y vídeos forzados, usando cachorros e imágenes forzadas para exagerar su pequeñez.
Lo que llama la atención de estos canes es que su tamaño minúsculo no corresponde con frecuencia al estándar de su raza y el concepto “cup of tea” (taza de té), en realidad no existe, aunque los haya esforzándose por criar ejemplares por debajo del peso que indica su raza o por vender ejemplares pequeños, pero dentro del estándar con este reclamo.
Pero, ¿por qué seleccionar individuos pequeños y crear individuos cada vez más diminutos? La realidad es que la población de perros pequeños está aumentando en todo el mundo. Mientras que antes era común verlos en países como Japón, Filipinas o Brasil, ahora su población se ha extendido por todo el globo.
La veterinaria Jamie L. Freyer en un artículo publicado por Royal Canin, explica que esta tendencia de perros pequeños puede deberse “al hecho de que tener perros pequeños conlleva menos inconvenientes ya que supone un menor coste de mantenimiento y una mejor adaptación a la vida urbana”.
“También se pueden preferir razas pequeñas por otros motivos; por ejemplo, se transportan más fácilmente, generalmente viven más años y, por supuesto, ofrecen una excelente compañía”, añade Freyer.
Una tendencia negativa para la salud
Independientemente de los motivos que lleven a la población a preferir razas pequeñas, la búsqueda de esta reducción extrema de tamaño puede conllevar peligros para los nuevos individuos.
“La tendencia hacia la miniaturización conlleva problemas asociados”, expresa la veterinaria. “En primer lugar, hay personas irresponsables que se sienten atraídas por la idea de conseguir dinero fácil y que pueden aprovechar la oportunidad de ofrecer lo que está de moda, como es el caso de la miniaturización, mediante malas prácticas, lo que puede repercutir negativamente en la salud de los cachorros”.
Por otro lado, Freyer menciona la posible mezcla de enfermedades o patologías comunes en perros pequeños, como la salud dental o problemas en el esqueleto o en las articulaciones, poco frecuentes en perros de razas más grandes y que pueden extenderse si no se controlan debidamente.
“Se ha observado mayor predisposición a presentar reacciones adversas tras la vacunación en los perros pequeños”.
“Otra preocupación de los veterinarios está relacionada con la posibilidad de reacciones adversas al realizar procedimientos clínicos habituales. En veterinaria la mayoría de las dosis de fármacos, tanto orales como inyectables, dependen del tamaño del animal; y en los perros pequeños se ha observado una mayor predisposición a presentar reacciones adversas tras la vacunación”, explica la experta.
Además, cuando hablamos de las variedades de perro más pequeñas, las razas tipo “cup of tea”, presentan problemas mucho más magnificados ya que sus huesos minúsculos y frágiles no soportan pequeñas caídas o saltos. “También pueden estar predispuestos a enfermedades como la persistencia de las fontanelas abiertas y la hidrocefalia”, añade Freyer.
Problemas de comportamiento
La veterinaria también explica que los perros pequeños tienden a manifestar más alteraciones del comportamiento que los perros grandes, aunque el principal problema que hay con ellos es que la gente no lo trata de forma seria, manifiesta Sonia Losada, profesora en activo del curso profesional de Educación canina y Adiestramiento de l’Escola d’oficis de Catalunya y conocida como Xila’s Training.
“A los perros pequeños nadie los toma en serio cuando gruñen o ladran porque no imponen ningún tipo de miedo y eso puede reforzar conductas negativas en el animal, promoviendo a que lo sigan haciendo y, además, que el animal pierda seguridad en sí mismo y viva asustado y estresado”, indica Losada.
La educadora canina resaltaba el comportamiento de los dueños de este tipo de razas, quienes no dejan socializar a sus mascotas con otros perros por miedo a que les pase algo y que, en muchos casos, los hacen vivir en bolsos o carritos de pasear, impidiéndoles realizar cualquier tipo de actividad física.
“Si piensas en cómo actúa el dueño de un chihuahua, por ejemplo, cuando un perro más grande se acerca a él, tirando de la correa, dejando colgando al animal para después cogerlo y que no le deje ni siquiera intentar socializar, por miedo a que le ocurra algo, es una conducta totalmente incorrecta”, sentenciaba.