Por Henry Barbosa
Empieza el 2015, año de elecciones y desde ya varios personajes que viven de la política, junto con los que opinan y vaticinan en política, empiezan a dar sus opiniones sobre qué o quienes serán los nuevos mandatarios locales por los siguientes cuatro años.
Nombres vienen y nombres van, cábalas, vaticinios y adivinaciones son el pan de cada día y así como cada día aparece un nuevo precandidato, al mismo tiempo otros se van lentamente “quemando”, en una ciudad donde su clase dirigente tiene el estigma de la corrupción y la politiquería.
Algunos expresan su anhelo que aparezca un hombre que saque de la “olla” lo que queda del municipio, como no conocen a nadie que reúna esa características opinan por opinar simplemente, tal vez consientes que superhombres o superhéroes solo existen en los comics y o en las películas.
Otros juegan con cartas marcadas, desde ya han tomado partido por un candidato específico, y despotrican e insultan a quienes no comulgan con el modo de pensar y en especial la forma de actuar de sus candidatos, algunos de los cuales arrastran la fama de venales, corruptos, ineptos e inescrupulosos.
Como suele suceder algunos quieren pescar en río revuelto, y lanzan su precandidatura a sabiendas que a duras penas pueden contar con los votos de su familia y de alguno que otro incauto (que en Soacha abunda), para posesionarse y de paso aspirar a un puesto o un contrato.
Los columnistas de periódico escriben como oráculos sagrados, dan la impresión que tienen el don de la adivinación, algunos opinan con diplomacia, otros con rencor. Algunos son acertados, otros simplemente son pragmáticos, lo cierto es que opinan de la misma manera como lo hacen los periodistas de reinados, éste sí, éste no, éste tal vez, éste quien sabe. Generalmente y por desconfianza, el votante hace estrictamente lo contrario a lo que recomiendan estos señores.
También están los gurús, impolutos dirigentes comunales que arrastran una ideología contraria a todo lo que dicen defender en público. Cazan peleas y suelen menospreciar a todo aquel que critique sus conceptos.
Existen también algunos que ocasionalmente opinan o escriben en las redes sociales denuncias e insinuaciones de delitos o casos de corrupción sin mencionar nombres, hablan en abstracto, su cobardía, sus intereses o sus privilegios están por encima de cualquier obligación ciudadana. Mientras tanto posan de limpios, transparentes y éticos y es posible que lo sean, lo que no está bien es estar sembrando dudas y cizaña irresponsablemente.
Los jóvenes en Soacha empiezan a movilizar un número importante de opinión pública, mimetizados en partidos alternativos, sus análisis y comentarios generalmente expresan sin anestesia, el sentir y pensar del común de los habitantes de Soacha, sin embargo, su inocencia en política y su inexperiencia, contrasta con la realidad que en muchos casos, va de contravía con la razón y la justicia.
Las redes sociales han permitido conocer las expresiones y el sentir de los ciudadanos, sus esperanzas, sus alegrías, sus frustraciones y sus rencores, En ellas se mezcla la basura, la ética, el sentido común y la banalidad, donde lo simple, lo sencillo cohabita con lo inútil y lo bizarro.
Justos, equivocados, mal intencionados, inocentes, indiferentes, interesados, expertos, neófitos, raizales, recién llegados, apáticos, cada uno tiene una visión de la política y de las soluciones necesarias para el municipio de Soacha, sin embargo, sin excepción, ninguno menciona directamente que se necesita hoy para ser alcalde de nuestro municipio.
Como en Soacha no existe voto de opinión, y si lo hay es simplemente insignificante, gana el que logra conseguir y reunir la mayor cantidad de dinero, triste y doloroso reconocerlo, pero la política se hace es con plata, más en un municipio donde sus políticos no tienen ética mucho menos ideología, cambian de partido como de camisa sin ningún rubor y sin ningún escrúpulo, hoy son de un partido, mañana quien sabe.
Expertos en la calle opinan que gana el que consiga los mil millones que se dice vale la campaña, ese dinero que se podría llamar como “la mierda del diablo”, le asegura al candidato ganador que desde un comienzo pueda comprometer o comprar un número importante de aliados y de apoyos, el resto es pura carreta.
Febrero 3 de 2015