Pasan los años y pasan los gobernantes, la ultraderecha norteamericana ciega ante la realidad por el dolor que produce sigue imponiendo el embargo al pueblo cubano, pese al repudio de la mayoría de países del mundo.
¿Cuándo entenderá Estados Unidos que las sanciones económicas solo afectan al pueblo y no a los gobernantes? Un ejemplo es Venezuela, bastó una orden del imperio para que la mayoría de gobiernos latinoamericanos, en su mayoría corruptos y déspotas, le cerraran las puertas al régimen de Nicolas Maduro, y produjeran la mayor hambruna en la población venezolana que no tuvo otra que realizar un exilio voluntario para sobrevivir.
Los famosos embargos del gobierno estadounidense solo afectan a los más pobres, y nunca han tenido el efecto deseado. La historia no miente. Cuba estoicamente soporta el más infame bloqueo, sin embargo, el pueblo cuando más se ensañan con su economía, más ideológicamente se radicaliza.
Prácticamente todos los gobiernos del planeta votaron en contra del bloqueo que desde hace años mantiene sobre Cuba. A pesar de la insistencia de la ONU para que se pare ese bloqueo criminal, todavía se sigue imponiendo la voluntad del más fuerte.
El bloqueo radicaliza al régimen cubano que como defensa no permite que haya elecciones libres y se respete a la oposición, que por lo más está dirigida sin remordimiento desde Miami.
Los demócratas del mundo insisten en que cada país tiene derecho a tener la forma de gobierno que desea. El embargo o bloqueo comercial es una medida que no funciona. Cuba tiene muchos problemas, aunque no se sabe si es por la incapacidad de sus dirigentes o por el embargo.
En pleno siglo XXI el gran reto de Latinoamérica es formar una sociedad con mayor equidad y democracia. Ese gran sueño esta hoy además amenazado por la crisis económica postpandemia, la crisis llegó, ya está aquí, todos la estamos viviendo.