Soacha es la ciudad de todos, la de las oportunidades y la esperanza de miles de personas que añoran conseguir un trabajo, así sea informal. Pero, precisamente, esa informalidad, empujada por necesidades de subsistencia -que no se pueden ignorar-, como todo, tiene un límite. Ese que empieza cuando perjudica los derechos de los demás, como el de la libre movilidad, la seguridad, el bien común e, inclusive, la empresa formal.
Nos referimos a la defensa del espacio público, que en muchas zonas se ha vuelto propiedad privada y por el cual viene luchando la alcaldía municipal. Uno de los casos emblemáticos es el sector de la calle 30 de San Mateo, donde a comienzos de febrero de este año la Administración municipal junto con la Policía, recuperaron varios metros cuadrados de andenes.
Es un corredor vital para los más de 50.000 transeúntes que a diario circulan por allí. Durante años, carpas de informales obstaculizaron el tránsito, con todo lo que detrás de ello suele venir por causa de quienes aprovechan las congestiones y la menor visibilidad. Pues bien, desde hace varias semanas, aun se ven a algunos vendedores rondando, buscando desesperados un lugar donde ubicarse y llevar el sustento a sus familias, permanecen dispersos, temerosos y angustiados. Esa situación causa preocupación entre los vecinos y residentes.
El problema grave es que no se trata solo de personas que venden desprevenidamente, sino de víctimas, muchas de ellas de verdaderas mafias del espacio público que les venden el puesto -según denuncias- desde 120.000 hasta 4 millones de pesos mensuales. Y es a estos delincuentes, porque lo son, es a los que hay que perseguir. Los vendedores informales deben acogerse a los planes de reubicación que les pueda ofrecer la Administración Municipal, no hay más alternativas, aunque sabemos que la Alcaldía no ofreció concertación ni con el gremio de los vendedores, ni con los propietarios de los inmuebles del barrio San Mateo.
Son muchas zonas traumáticas por esta problemática, como la calle 13 en el centro de la ciudad o la calle 15 en el barrio Las Villas, por nombrar algunas. No se trata de actuar contra los que se rebuscan la vida, sino contra quienes los explotan.
Marzo 30 de 2019