Se espera que en América Latina, para el 2021, 39 millones de wearables sean vendidos, tan solo en 2016 se comercializaron cerca de 12.6 millones en toda la región.
Nos encontramos en un panorama donde la transformación digital está afectando diferentes aspectos del día a día de las personas. El futuro pertenece tanto a las empresas como a los individuos que logren estar conectados entre sí; para el sector de la salud, concretamente, esto no es una excepción. El envejecimiento de las poblaciones y los estilos de vida cada vez más sedentarios han puesto los costos de la salud en un camino insostenible.
A raíz de esta problemática nace el sistema de salud conectada. Un servicio de salud completamente reinventado, es decir, personalizado, proactivo y participativo. Según el último informe de megatendencias realizado por EY, 119.7 millones de personas en América Latina y el Caribe serán mayores de 60 años en el 2030; el doble frente al 2010. Los avances que mejoran los resultados de salud y la prestación de atención generarán enormes beneficios, no solo para los pacientes, sino también para los gobiernos y las empresas.
Una salud conectada busca abordar tres 3 aspectos principales: generar mayor acceso para las personas, proveer costos más bajos y ofrecer mejores resultados para los pacientes. De manera complementaria, busca conectar, a través de un flujo efectivo de información, enfocándose así en audiencias principales como lo son los pacientes, proveedores, organizaciones y el gobierno. El punto de partida para que esta conexión tenga éxito es el paciente, y los productos que utiliza para monitorear su salud. Se espera que en América Latina, para el 2021, 39 millones de productos con esta función –wearables- sean vendidos, tan solo en 2016 se comercializaron cerca de 12.6 millones en toda la región.
Algunos países ya están replicando modelos existentes de salud conectada; Nueva York, logró el intercambio de información de salud conectando todos los hospitales, las consultas médicas y sistemas de asistencia social. Toda la información está en un portal unificado en todo el Estado; Con eso, los pacientes pueden acceder a su propia información o a la de sus familias. Por otra parte, Chile ha realizado avances en la implementación de fichas clínicas, pero todavía se enfrenta al reto de conectar esta información entre los diferentes actores.
Este nuevo horizonte trae consigo desafíos para los diferentes actores involucrados. A pesar de que el futuro apunta hacia una conexión total en la salud, surgen múltiples desafíos a nivel global y local. ¿Cómo lograr que los actores del sector se conecten y logren cumplir con el flujo de información?, ¿cuál es la única fuente de datos? ¿la del prestador? ¿la del asegurador?, ¿quién es el que controla los datos?, ¿quién asume los costos de implementar la plataforma?
«Con todos estos interrogantes, se encuentra el sector realizando múltiples esfuerzos para administrar la información de manera fragmentada. De igual forma, existen casos de éxito a seguir en Colombia como: Compensar, Sura, Audifarma entre otros que -con esquemas colaborativos- han logrado contar con un ecosistema conectado entre prestadores, aseguradores y pacientes. Ahora el reto del sector es que esto se replique a todas las entidades, con estándares de colaboración, de seguridad de la información y de reportes que permitan realizar una atención centrada en el paciente«, aseguró Adriana Tavera, Associate Partner de EY Colombia para el sector salud.
Ciertamente el sector salud debe de reinventarse. Con las proyecciones a futuro es necesario trabajar en conjunto entre los diferentes actores para generar un sistema interconectado y de calidad, entendiendo así los diferentes factores relevantes para el sector como lo son la salud digital, el envejecimiento de la población y los estilos de vida generados por el crecimiento de mercados emergentes.
Junio 27 de 2019