La sociedad en su conjunto debe mostrar su solidaridad con las víctimas de violencia contra la mujer.
No basta con escuetas frases de las autoridades rechazando y mostrando solidaridad con las víctimas, aunque es importante el mensaje, se necesitan urgentemente acciones que protejan, e impidan que estas situaciones se sigan presentando.
Las actitudes machistas, los abusos de poder y la violencia contra las mujeres, que puede adoptar muy diversas formas, están presentes de manera transversal en toda la sociedad, y lastimosamente el departamento de Cundinamarca no es una excepción, no basta lacónicos comunicados y escritos lastimeros en las redes sociales como Twitter, X o Facebook, condenando a posteriori “cualquier abuso” y reafirmando su total repulsa ante dichos actos.
Las cifras no pueden ser más preocupantes, solo en Bogotá de enero a noviembre del 2023, se registraron 4.475 casos de violencia intrafamiliar y según Medicina Legal, la entidad registró 8.509 actos de violencia entre parejas. En el resto de Colombia, la cifra fue de 19.177 casos. Ahora bien, según la Procuraduría, en Colombia, en el 2023, se presentaron 410 feminicidios. Es decir, más de una mujer fue atacada diariamente en el país.
Todos tenemos que poner de nuestra parte para poner freno a esta lacra y es fundamental dejar bien claro que la violencia sexual y los abusos de poder contra la mujer no tienen cabida en el conjunto de la sociedad cundinamarquesa.
Una medida urgente para que no se sigan presentando estos vergonzosos casos que atentan contra las familias en su conjunto es implementar un eficaz y verdadero protocolo para prevenir y combatir cualquier posible caso de agresión y acoso sexual y/o de género.
Ninguna mujer debería ser puesta en una posición de peligro, de inferioridad o de menosprecio, y ninguna violencia debería quedar sin respuesta.
Por lo pronto, y a juzgar por la realidad, parece que la respuesta institucional, como mínimo, es insuficiente.