Estudios recientes descubren que sacar a pasear a tu perro y dar un mínimo de 3.800 pasos al día puede ser beneficioso para tu cerebro… y el de tu mascota. Caminar al ritmo de tu mejor amigo puede disminuir posibilidades incluso de desarrollar demencia.
Que la actividad física reduce el riesgo de disfunción cognitiva no es algo nuevo, pero la combinación de estudios humano-caninos ha ido un paso más allá. Uno o, mejor dicho, 3.800. Ese es el número que los expertos señalan como el mínimo de pasos que ambos tendrían que dar al día para combatir el envejecimiento mental.
¿La clave? Subir la intensidad. Una caminata potente, es decir, un ritmo más rápido en los pasos muestra beneficios en enfermedades cardíacas, cáncer o demencia. Y aquí es donde es donde tu perro puede ser útil.
Un estudio realizado en 2022 por investigadores de la Universidad de Sydney (Australia) y la Universidad del Sur de Dinamarca con personas adultas ha seguido la actividad de 78.430 británicos de entre 40 y 79 años durante casi siete años y ha descubierto que dar más pasos cada día se asocia con menor riesgo de demencia.
En paralelo, otro estudio publicado en la revista Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice monitoreó las actividades diarias de 15.019 perros. El resultado de ambos informes hermana especies: caminar combate el envejecimiento mental en humanos y sus mascotas. Y como añadido, el primero de ellos, publicado en la revista Jama Neurology, aclara: “Nuestros hallazgos sugieren que aproximadamente 9.800 pasos por día pueden ser óptimos para reducir el riesgo de demencia, pero caminar más rápido se asocia con beneficios adicionales”.
Si se camina 10.000 pasos, el riesgo de demencia se reduce en un 50 por ciento. Pero si los pasos se dan enérgicamente, la reducción es de hasta el 65 por ciento.
“El conteo de pasos es fácil de entender y el público lo usa para rastrear los niveles de actividad gracias a la creciente popularidad de las aplicaciones de seguimiento de actividad física, pero rara vez la gente piensa en el ritmo de sus pasos”, asegura el autor principal Emmanuel Stamatakis, profesor de actividad física, estilo de vida y salud de la población de la Universidad de Sydney.
“Para las personas menos activas, nuestro estudio también demuestra que tan solo 3.800 pasos al día pueden reducir el riesgo de demencia en un 25 por ciento”, añade el coautor Borja del Pozo Cruz, profesor asociado de la Universidad del Sur de Dinamarca e investigador principal en salud en la Universidad de Cádiz. Y concluye: “Si caminas unos 10.000 pasos, tu riesgo se reduce en un 50 por ciento. Pero si durante media hora los pasos se hacen enérgicamente, se puede lograr una reducción adicional del riesgo de entre el diez y el quince por ciento”.
¿Y quién te puede ayudar a subir el ritmo? Exacto: tu perro. Según el estudio sobre interacciones entre las personas y los perros dirigido por Carri Westgarth, profesora titular de la Universidad de Liverpool en Inglaterra, los dueños de perros tenían cuatro veces más probabilidades de cumplir con las pautas de ejercicio estándar de 150 minutos semanales de ejercicio moderado o, en términos prácticos, cinco caminatas semanales de 30 minutos a paso ligero. ¿Por qué? Porque paseaban a sus mascotas.
También los perros se benefician
Porque ya se sabe que ellos no están a salvo de la demencia. El estudio publicado en la revista Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, entre el 19 y el 35 por ciento de los perros mayores desarrollarán demencia canina o disfunción cognitiva con signos muy parecidos a los de los humanos.
“Perderse es uno de los síntomas más comunes”, explica Matt Kaeberlein, profesor de la Universidad de Washington en Seattle, codirector del Proyecto Dog Aging y coautor del estudio sobre la demencia, y sostiene que “Incluso se pierden dentro de sus propios hogares”. Mirar fijamente a una pared, no responder a órdenes simples, patrones de sueño ininterrumpidos, retraerse y perder su personalidad social son algunos signos más de esta enfermedad.
Investigaciones anteriores habían establecido que la edad es el principal factor de riesgo para el deterioro cognitivo en los perros, igual que ocurre con las personas, pero la mayoría de esos estudios eran muy pequeños y examinaban solo a unas pocas mascotas. En esta ocasión, miles de dueños de perros se ofrecieron voluntariamente para participar en el estudio de Kaeberlein, cuya principal conclusión es que los perros inactivos tenían 6,5 veces más probabilidades de tener demencia que los más activos.