A veces nos da la impresión que los colombianos estamos signados por un halo de desgracia que hace que en el último momento todo se nos vuelva en tragedia.
Y parece que ese sino nos persigue desde el mismo momento en que para desgracia de muchos (dicen algunos), fuimos “descubiertos” por los españoles un 12 de octubre de 1492.
Es común escuchar como algunos reniegan y se quejan que fuimos conquistados por un pueblo que ni siquiera descubrió la aguja de coser y cuyos conquistadores eran convictos y aventureros en busca de tesoros y vida fácil y que eso, desafortunadamente quedó en nuestros genes gracias al mestizaje despiadado que fueron víctimas nuestros ancestros.
¿Por qué somos así? ¿Y, si no es un problema de genes, a qué razón se pueden atribuir los fracasos, femeninos y masculinos que Colombia ha tenido a través del tiempo en los diferentes escenarios internacionales? ¿O será que aún es válida en estos tiempos la tesis del profesor José Francisco Socarrás que aseguraba que todo se debía a que nuestra población estaba muy mal alimentada desde niños?
Qué nos pasa. ¿Por qué somos así? ¿A qué se debe aquello de que, casi en todos los campos en que hay de por medio una competencia, en últimas a los colombianos nos va como a los perros en misa? ¿Será el sino, la suerte o que simplemente tenemos complejo de inferioridad? ¿O será que somos realmente inferiores en relación a otros países por cuestión del mestizaje?
Unos opinan que no, pero… Veamos algunos ejemplos:
En el deporte ese sino trágico nos ha perseguido por mucho tiempo, popularmente siempre se ha escuchado “que nos falta cinco para el peso” y “que en las puertas del horno se quema el pan”.
En 1985 América de Cali disputaba en el estadio Defensores de Chaco de Asunción, Paraguay, el juego definitivo por la Copa Libertadores de ese año ante Argentinos Juniors. El partido terminó con un empate 1-1, marcador que obligó a ir a la serie de penaltis. Luego de que los primeros ocho cobros hubieran terminado en gol (4-4), le tocó lanzar a Anthony De Ávila, quien con un disparo ridículo “de tres pesos”no pudo vencer al arquero argentino y el cuadro “rojo” perdió el titulo 5-4. Fue la primera frustración del cuadro americano.
Dos años después la historia se repite, todos recordamos la final de la Copa Libertadores de América en 1987, cuando un gol agónico a escaso segundos de terminar el partido y cuando todo el mundo celebraba, América perdía el título ante el Peñarol del Uruguay.
Nuevamente dos años después el turno fue para Atlético Nacional cuando se enfrentó en Tokio (Japón) por la Copa Intercontinental al encopetado Milán F.C., quien era el “dream teen” de la época. A escasos segundos para irse a los penales y luego de 120 minutos donde Nacional prácticamente los bailó, un gol de tiro libre nos recordó ese terrible sino que nos acompaña a los colombianos.
En 1999 el Deportivo Cali disputaba el partido final ante Palmeiras en la ciudad de Sao Paulo con un estadio totalmente atiborrado de hinchas del equipo local. La serie quedó empatada en puntos y en goles lo que obligó a la definición por tiros penales. A pesar de estar en ventaja desde el primer cobro, Cali no pudo con la presión y terminó cayendo desde el punto blanco, pues Gerardo Bedoya y Martín Zapata erraron en sus respectivos cobros.
En la prueba de ruta del Mundial de Ciclismo de 2013 realizado en Florencia (Italia), cuando faltaban 9 kilómetros para el final, Rigoberto Urán se lanzó del grupo en busca de los punteros, la medalla era su meta, cuando alcanzó a los tres punteros y todos los colombianos hacían fuerza desde sus televisores vino la tragedia, Rigo cogió la curva muy abierto y se fue contra el muro: ahí quedaron las ilusiones de subir al podio.
En la Vuelta España 2014, cuando todo el mundo confiado espera el triunfo de Nairo Quintana, en la etapa 10, una prueba contrarreloj donde el colombiano era favorito, todos vieron horrorizados cuando Nairo se estrellaba contra una barrera y la lesión lo obligaba a retirarse en ambulancia.
Ese halo de tragedia y frustración nos persigue hasta ahora, en Rio de Janeiro durante la prueba de ruta todo era optimismo, todo parecía indicar que la ilusión colombiana se iba a consolidar por fin con Sergio Luis Henao. Desde el inicio de la prueba Jarlinson Pantano se había encargado de zarandear al pelotón y había liderado la primera parte de la carrera. Colombia tenía una buena estrategia y hasta el km 15, Sergio Luis Henao estaba en el podio, se venía un gran final. Níbali lideraba, Sergio Luis atrás, cuando, de un momento a otro, los dos se caen y con esa caída, se va la ilusión de un país que no entiende porque nos pasa esas cosas…..