Presentación del libro «Curas y obispos belicistas»

Édgar Bastidas Urresty
Édgar Bastidas Urresty

Este libro, de tema histórico, del escritor y académico, Édgar Bastidas Urresty, reúne ensayos sobre la Inquisición, y sobre siete curas y obispos herederos de esa institución fundada en el siglo XV por Roma, a instancias de los reyes de España, para perseguir herejes. Torquemada, religioso español, fue el primer inquisidor, produjo más de dos mil víctimas, y su nombre, sinónimo de crueldad, pasó a la historia como un personaje siniestro.

El obispo español, Salvador Jiménez de Enciso, que ejerció el ministerio en Popayán, encabeza la lista. Enemigo de las ideas republicanas, de la Independencia, contra las que luchó con la cruz y el fusil, se desarma y se reconcilia ante el triunfo de Bolívar, que le perdona su intolerancia y los abusos que cometió.

Sigue el padre Francisco de la Villota y la guerra de los conventos o de Los Supremos, a partir de 1839, en la que el religioso fue en principio el gran protagonista, porque levantó al pueblo de Pasto contra el gobierno central, por el cierre de los conventos, que provocó una guerra civil, la primera de la historia colombiana, entre 1839 y 1842.

Luego figura Canuto Restrepo, obispo guerrerista, que organiza una oposición armada desde Antioquia al gobierno liberal, y que como obispo de Pasto, en 1972 realiza una Comuna popular que opone a la Comuna de París, por su carácter comunista.

Aparece en escena Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, español, belicista, que interviene en la Guerra de los Mil Días, a favor del gobierno conservador, contra el liberalismo, al que reiteradamente califica de enemigo de la religión, y de pecaminoso.

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Sigue el obispo alemán Pedro Schumacher, que por su intransigencia, y su oposición al gobierno liberal de Eloy Alfaro, huye del Ecuador, y se refugia en Samaniego, al sur de Colombia, donde se alía al obispo Moreno Días, y organiza un batallón de soldados católicos, en apoyo del gobierno del presidente Caro, empresa bélica en la que resultan vencedores.

Luego interviene el cura y antiguo guerrillero español carlista Santa Cruz y Loydi, que llega a Pasto a fines del siglo XIX, donde no participa directamente en la Guerra de los Mil Días, como se esperaba, sino que asesora militarmente a las tropas conservadoras triunfadoras.

El cura Álvarez, actúa en la segunda mitad del siglo XX, en la que reencarna en Pasto a Torquemada, declara una guerra religiosa, una cruzada contra los izquierdistas, los ateos, los amancebados, hace escándalo público de la vida privada. Acumula riquezas, trafica con las cosas sagradas, censura los libros, el cine que considera pornográfico, hace matrimonios de conveniencia, interviene en la política a favor de candidatos al Congreso, afines a su doctrina, persigue a los sacerdotes independientes, en fin, aplica con severidad la Mónita secreta.

El escritor Enrique Santos Molano, en el prólogo del libro, Sotanas con fusil, hace la distinción entre religiones y religiosos, señala “cómo el interés por el poder económico, político y social, movió en el siglo XIX las acciones de curas y obispos católicos hacia la promoción de distintas y sangrientas guerras”, y afirma que el libro no es “sectario ni antirreligioso”.

Los curas y obispos incluidos en el libro ejercieron el ministerio religioso en Pasto durante el siglo XIX, y tomaron parte en algunas de las guerras civiles en el sur de Colombia, como opositores a la Independencia, a las ideas republicanas, en alianza con el partido conservador, y en defensa de sus privilegios y de sus inmensos bienes materiales.

La iglesia católica sale muy cuestionada por haber franqueado los límites entre los poderes terrenal y celestial.

No sería aventurado afirmar que estos personajes, por su protagonismo religioso, y militar, por la oposición y persecución a los liberales, al libre pensamiento, configuran una nueva especie de inquisidores, de inquisidores redivivos.

El libro fue publicado por editorial de la Fundación Universitaria Los libertadores, en su colección Debates, en 2015, y fue presentado por el autor en la Academia Colombiana de Historia.

Reseña por: Gustavo Altamar / Miembro Correspondiente Academia Colombiana de Historia.

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